La prioridad de un gobierno se observa en la forma de estructurar su gasto. Y de los gastos más sensibles para el conjunto de la sociedad se cuentan tres: salud, educación y servicios básicos (agua y electricidad). En el caso de la educación, el 92 por ciento del gasto se dedica a nóminas y porcentajes irrisorios a las actividades que tienen que ver con la calidad y el logro educativo. Ahora resulta que tampoco las nóminas se ajustan. Zacatecas años ha tenido con el problema crónico de un déficit de más de 2 mil millones de pesos al año que equivale a todo el recurso propio que logra captar el gobierno del estado.
Ahora no sólo los burócratas tienen el ‘Jesús mío’ en la boca, sino los profesores, que no reciben su pago de prestaciones de ley. La norma considera la falta de pago un delito que no sólo se puede tipificar como administrativo, sino puede llegar a ser penal. Así de grave es el asunto. El gobierno como patrón debe cumplir con su obligación: es su deber buscar y encontrar la estrategia para cumplir con sus compromisos contractuales. Puede recurrir a préstamos-puente, reconducción de gasto o adelanto de participaciones, pero es inaceptable la respuesta simple de ‘no pago porque no tengo’. Inaceptable.
Desde antes de asumir un gobierno se hace un diagnóstico de la situación en la que se encuentra, sobre todo en el tema financiero, y se establecen las estrategias para afrontar las dificultades de tal manera que las obligaciones queden cubiertas. Todo, menos dejar a los trabajadores sin quincena o prestaciones. Lo cual también protege al comercio zacatecano que, en estas fechas, se reactiva la economía por la dinamización del circulante. Por esta razón, es importante que la eficacia y eficiencia del gobierno se ponga de manifiesto. Y para los ciudadanos el criterio para evaluar a un gobierno es uno y absoluto: los resultados. Dentro de los resultados está la pregunta: ¿se cumple con las obligaciones contractuales?
El desempeño de un gobierno se mide por su grado de eficacia para cumplir con sus compromisos, no sólo electorales, sino (obre todo) constitucionales. No tenemos noticia en la historia moderna del estado que un gobierno haya llegado incumpliendo de forma tan escandalosa con pagos a pensionados, maestros y burócratas. Y simplemente declarar ‘no hay’ para justificar su omisión. Inconcebible.
Ahora los maestros marchan por las calles adornadas de motivos navideños exigiendo su aguinaldo. Y por lo avanzado de la fecha, se augura una amarga navidad para cientos de familias zacatecanas, sólo porque los gobernantes no supieron o no fueron capaces de cumplir con aquello que se comprometieron al inicio de su gestión. Recordemos el juramento que termina: “y si no cumplo que el pueblo me lo demande”. Y eso justamente está ocurriendo: demandando a los gobernantes hagan su trabajo. Demandar ante las calamidades del sector educativo ahora sin pagos.
