■ Constituye “una forma un poco cínica de encubrir la verdad”, afirma Francisco Valerio
■ “A fin de cuentas es un problema de dinero, y el dinero lo ponemos todos los mexicanos”, dijo
La crítica que Arturo Escobar y Vega, diputado del Partido Verde Ecologista, hizo a la reforma electoral del 2007-2008 respecto a que “el peor rostro” de la misma está vinculado a las sanciones impuestas a este instituto político, “es una versión interesada y una forma un poco cínica de encubrir la verdad”, dijo Francisco Valerio Quintero, docente e investigador de la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la UAZ.
El estudioso agregó como colofón a la frase: “a fin de cuentas es un problema de dinero, y el dinero lo ponemos todos los mexicanos”.
Añadió que el Partido Verde ha sido objeto de sanciones que ya rebasan los 500 millones de pesos, “no porque así lo ha querido la reforma política sino porque ellos hicieron un cálculo según el cual teniendo el dinero necesario encontraron más rentable violar la ley que cumplir con ella”.
El pasado 20 de mayo Escobar y Vega anunció la propuesta del PVEM para replantear el modelo de comunicación política de las campañas electorales mediante la que buscará eliminar los 48 minutos diarios de tiempo que actualmente les proporciona el Estado a los partidos políticos y por el contrario, permitir que éstos y particulares, puedan comprar tiempo en los medios de comunicación, esto presuntamente para ofrecer una mayor libertad de expresión.
Al respecto Valerio Quintero, recordó que uno de los temas álgidos no sólo en México sino en el mundo, es el que vincula el dinero, la publicidad y los votos, y que se traduce en un binomio: dinero-elecciones.
El tema, dijo, se inscribe en uno mayor de interés actual y del que ha derivado el reciente Sistema Nacional Anticorrupción: “el dinero corrompe”.
Francisco Valerio destacó de la actual legislación su carácter de buscar que los distintos institutos políticos gocen de las mismas condiciones de ser conocidos, pues añadió, “si la política persigue el objetivo de que nos gobiernen los mejores y no los que tengan más dinero”, entonces tiene un sentido correcto.
El académico cuestionó asimismo el calificativo utilizado por Escobar y Vega, “modelo de comunicación política”, pues observó se requiere para ello que haya un intercambio entre emisor y receptor.
Dijo que la expresión es mal utilizada, pues lo que se tiene en realidad desde los partidos, no es siguiera la emisión de información sino de propaganda.
Una verdadera comunicación política incluiría al Estado y sus instituciones, el tejido social, las universidades y los centros de investigación, en los que “no parece estar incluida su preocupación”, opinó.
Comentó acerca del modelo actual para la utilización de tiempo en medios de comunicación masivos, tuvo como principios rectores la equidad y la legalidad al momento de facultar al entonces Instituto Federal Electoral, ahora INE, a contratar tiempo para la difusión de propaganda política.
