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viernes, 19 abril, 2024
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Uziel, el inquieto visionario

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Por: ANTONIO OROPEZA NERI •

En memoria de Uziel Gutiérrez de la Isla (1954-2020),
cronista de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas

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Aunque mucho lo hubiera deseado, la verdad es que no conocí a Uziel Gutiérrez de la Isla; solo fuimos presentados e interactuamos brevemente en muy contadas ocasiones.

Y digo que no lo conocí porque conocerlo hubiera significado penetrar, aunque fuera un poco, en su mentalidad inquieta y creativa, en su incansable búsqueda de innovación y emprendimiento, en su filosofía humanista y proclive al bien común. Nada de eso conocí a plenitud, para infortunio mío.

Supe sí, de oídas, o en cortos y pocos presenciales casos, acerca de logros significativos en numerosos y variados campos. Todos ellos campos del saber, del querer y del sentir.

Supe que con inquebrantable voluntad y persistencia, rayando en la encomiable necedad, rescató, reorganizó y enalteció la noble actividad de la botica, haciendo sobrevivir localmente y más allá, a esta primordial disciplina del ámbito del bienestar humano, yendo hacia la salud con naturalidad y sencillez, con economía material y con patente efectividad.

En este campo y con este empeño, logró Uziel hacer acopio de magistrales fórmulas galénicas que dejó recopiladas para uso práctico y cotidiano, pero disponibles también para el estudio y la investigación tanto histórica como médica.

En esta ruta boticaria logró Uziel dar lugar a la humanista tarea de reconocer y elogiar a cada uno y a todos los boticarios zacatecanos, celebrando su oficio y profesionalismo, su experiencia y resiliencia y, sobre todo, su persistencia por sobrevivir en un entorno orientado a la industrialización de los medicamentos convertidos en fuente importante de enriquecimiento para pocos y sufrimiento para muchos.

Dejó Uziel ya creada la organizada, funcional, operativa y eficaz Farmacia Galénica de Zacatecas, que además de suministrar remedio para múltiples dolencias y trastornos de salud, es invaluable escuela de botica, de innovación con fuentes tradicionales y escuela también de administración y voluntad de alcanzar metas pensadas imposibles, logradas con paciencia hasta alcanzar la excelencia.

Está ahí pues la Farmacia Galénica y está también el Museo de Ciencias de la Salud, contenidos ambos en una entidad dispuesta para la creación y la preservación. Son valiosos legados materiales, culturales y espirituales con funcionalidad presente y prolongada trascendencia. Debemos conocerlos, disfrutarlos y cuidarlos. Son orgullo de Zacatecas.

Al margen de aficiones y actividades de entretenimiento, o de tareas laborales, Uziel incidió profundamente también en el campo de la literatura especializada a través de la Crónica Universitaria, siendo primero historiador de la Unidad Académica de Odontología de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y luego primer cronista de la misma, función creada a iniciativa e insistencia del propio Uziel.

Dentro del campo de la Crónica supo conocer, coordinar y motivar a muchos especialistas nacionales e internacionales para crear asociaciones y redes destinadas al intercambio de experiencias, conocimientos y estrategias que funcionan con eficacia para el desempeño eficiente de esa noble tarea.

Ahí quedan las organizaciones de cronistas nacionales y las que incluyen profesionales de México, Guatemala, Cuba, Venezuela, Ecuador, Colombia y otros países de Latinoamérica. Son organizaciones vigentes y actuantes en el ámbito cultural de esta hermosa región de nuestra América.

Uziel interactuó con ellos y en muchos casos contribuyó a la formación de estas agrupaciones, siendo siempre valioso compañero y actuando a veces como impulsor central y guía.

La conciencia de identidad y el orgullo de pertenencia entre universitarios fueron objetivos centrales de las gestiones y presentaciones que realizó Uziel con absoluta convicción, compartiendo su criterio con numerosos estudiantes, docentes y autoridades.

Rasgos prontamente detectados cuando fui presentado con Uziel, fueron su natural gentileza y el gusto que le daba mostrar la hermosa ciudad de Zacatecas, en este caso a un chilango, con pretensiones de integrarse a la familia (lo que venturosamente se logró).

 Con la guía y descripción a cargo de Uziel, conocí la ciudad y algunas partes del estado, siendo siempre llevado con cortesía y afecto en su propio vehículo, mientras visitábamos también diversos puntos de interés o comíamos en algunos restaurantes de renombre o dignos de conocer.

Uziel siempre encontró el tiempo y la voluntad para distraerse de la redacción de su columna “El Mirador de Heródoto” de la Jornada Zacatecas, donde colaboró por largos años; o apartarse momentáneamente de tantas otras actividades que amaba, para convertirse en el caballeroso anfitrión y generoso guía que por su paciencia y condescendencia podría creerse un señor jubilado inactivo.

Los resultados de las acciones y el incansable trabajo de Uziel son ya patrimonio de Zacatecas y trascienden a otras entidades del país y a muchos países de la región.

Son valores heredados que deben mantenerse, difundirse y acrecentarse con visión positiva y profundo agradecimiento hacia Uziel Gutiérrez de la Isla, boticario, docente, montañista, promotor de tantas cosas positivas, pero, sobre todo: inquieto y productivo visionario que seguirá vivo en sus obras dentro de nuestra mente y nuestro corazón.

*Ingeniero industrial jubilado

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