Luego de que se diera a conocer la instalación del Santo Niño de Atocha de siete metros de altura, en Plateros, comunidad perteneciente al municipio de Fresnillo, que se suma al Cristo y al Niño Dios gigantes, en el municipio de Tabasco y la comunidad de Zóquite, de Guadalupe, el historiador José Enciso Contreras consideró que esta tendencia se da en oleadas y sobreviene en momentos de crisis social y política, no obstante, su tamaño es proporcional a la ignorancia de la clase política con respecto al Estado Laico y a la violación del derecho a la libre creencia de los no católicos.
En este asunto, señaló además Enciso Contreras, se percibe también un programa político-religioso promovido por las curias y los obispados, pero destaca que es más por el resquebrajamiento del tejido social y de los valores de los mexicanos, los cuales se pueden unificar en torno a estas figuras en las que coinciden todos.
En estos momentos, enumeró el investigador, hay una regresión a la violencia extrema, una calamidad, además de otros problemas como las carencias de empleo, que provocan también el abaratamiento de la fuerza de trabajo y la mano de obra, pese a los esfuerzos de fortalecer el mercado interno, que deriva, por igual, en la violencia que se ha vuelto más notoria en las últimas fechas. Por lo tanto, la moralidad social, los valores éticos que prevalecen en la sociedad, se ven cuestionados y puestos en peligro.
En tanto, a decir del historiador, ni el sistema de valores cívicos ni los valores religiosos han podido contener este resquebrajamiento de la ética y lo social, aunado a los procesos naturales que han derivado en una pandemia que está azotando al mundo y que provocan que el ser humano está asustado y, por ende, se avoque a la construcción no de una fe interior, sino de monumentos porque no ha sido suficiente con la educación nacida de los credos. En ese sentido, apuntó Enciso Contreras, es momento de reflexionar en torno al trabajo de las iglesias y la distinta grey.
El contexto actual de la sociedad cuestiona y pone en peligro los valores
éticos que prevalecen
Por otra parte, subrayó, detrás de esas construcciones hay intereses económicos, como dejó entrever la intentona del ayuntamiento de Guadalupe que quiso erigir una virgen monumental en el cerro de San Simón, cuando todo se gestó “bajo el agua” y dejó al descubierto intereses empresariales, que valiéndose de la fe del pueblo guadalupense, quisieron sacar provecho.
Asimismo, estas acciones, continuó, han evidenciado el deterioro ideológico de los partidos políticos en el poder, denotando un pragmatismo y una “supina preparación política” en los nuevos cuadros de la clase política zacatecana. Demostrando además ignorancia, dado que esta clase ignora el Estado laico y pasan sobre éste pisoteándolo y supeditándose a otro poder.
Además, al hacer política religiosa, advirtió Enciso Contreras, el Estado invade la privacidad que significan las creencias, y el Clero, por su parte, desnaturaliza su misión y apuestan por soluciones supersticiosas, pero lo desmesurado de estas figuras coincide con la cantidad de recursos que se necesitan para hacerlas, y monumental es también la violación a la libertad de creencia de las personas que no creen en estos santos.
A decir del historiador, esto es un asunto muy grave porque si la solución para detenerlo está en manos de los legisladores, entonces “estamos fritos”, quedando entonces el contrapeso en la vigilancia ciudadana, que es quien debe exigir que se solucionen problemas más urgentes, sobre todo en las zonas más marginadas que es donde se colocan estas figuras monumentales, lo que los convierte además, en un abuso, concluyó.
