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viernes, 26 abril, 2024
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Leyenda Morgan Seis casos de sensacional policiaco

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Antes de comenzar un apunte: esto del género policiaco es como un grupo de AA de hombres que se reúnen bajo las alcantarillas y ahí se dedican a hablar de un tipo de literatura que sólo ellos conocen porque sólo ellos son capaces de escribirla. Dije AA, pero me equivoco. Son grupos no tan corrientes, más exclusivos. Para pertenecer a alguno de ellos debes de pasar el examen de admisión que se realiza cada mes en alguna de las alcantarillas más grandes de la ciudad. Imaginen ustedes que publican la convocatoria en un periódico de circulación nacional. Y que, si quieres pertenecer a tan selecto grupo, vas, metes tus papeles (también imaginen lo que piden) y luego hay un proceso de selección donde al fin, una tarde de viernes, suena el teléfono, contestas y gritas de la emoción no porque hayas pasado el examen, que aún no lo hacen, sino porque fuiste convocado entre miles de aspirantes a presentar el examen el mes que viene. Pasan unos cuantos días y tus padres hacen una fiesta en el patio de la vecindad. Tu mamá contesta orgullosa: mi hijo va a presentar su examen para entrar al grupo de literatura policiaca. Es exageración, por supuesto. Disculpen. Vamos al libro que nos toca esta semana. 

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Leyenda Morgan. Seis casos de sensacional policiaco (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2023) de Jaime Muñoz Vargas es un libro que vale la pena por donde se le quiera ver. Por sus personajes. Por cada uno de sus casos. Por las estructuras narrativas que emplea. Por la fuerza imponente y visual con la que el autor sabe emplear las distintas técnicas del arte de narrar. Y, sobre todo, por un personaje principal, ¿adivinan?: sí, el Teniente Morgan. Tan bien hecho narrativamente. Tan cinematográficamente. Siempre que veo fenómenos de esta naturaleza me pregunto: ¿por qué nadie mete dinero para hacer cine con esto, con este tipo de personajes, con estas historias y en cambio siguen haciendo las mismas porquerías mal escritas, que sólo dan a pensar al espectador que en México o somos flojos o no tenemos que realmente sepa de lo que habla cuando se habla de escribir cine? 

Sin embargo, esta vez les pido que no adquieran el libro porque acá se los recomiendo. Es más: ni siquiera lo compren cuando lleguen a la librería, lo encuentren y lean la cuarta de forros donde Guillermo Arriaga escribe unas elogiosas palabras acerca de la prosa de Jaime Muñoz Vargas. Tomen el libro entre sus manos, ábranlo, lean el primer párrafo, el primer caso (díganle a la encargada de la librería que no moleste cuando les venga a preguntar si les puede ayudar en algo o si buscan algún título) y descubran por ustedes mismos lo que se puede conseguir no por magia, que seguramente Jaime Muñoz Vargas no sabe aparecer conejos de chisteras, sino cuando uno trabaja a conciencia su prosa, palabra por palabra, midiendo los tiempos, los cuadros, las descripciones, y entonces sí cómprenlo, vayan por un café, una cerveza Indio (como las del Teniente) y dedíquenle una tarde al menos para leerse de corrido tres de los seis casos, y les aseguro que luego, ya en la noche, le van a seguir en la cama, tal es la atracción que tiene la prosa de Jaime Muñoz, advertidos están. 

Y como ya dijimos que en esto nada tiene que ver la magia y mucho tiene que ver el trabajo vamos a revisar algunos aspectos estilísticos de Leyenda Morgan. Seis casos de sensacional policiaco que a mí en lo particular me llamaron la atención. En cada uno de los casos ustedes tienen que fijarse y admirarse en el trabajo que el autor hace con el ritmo de la narración. Veámoslo más de cerca. Hasta los escritores principiantes manejan estructuras básicas donde emplean flashbacks (ese recurso que nos lleva al pasado de la historia o de los personajes) y flashforwards (ese recurso que nos lleva al futuro de la historia o de los personajes) en una escena narrativa que está delimitada dentro de un espacio temporal de la novela. No digo nada nuevo, aunque lo realmente increíble es que aún existan muchos autores jóvenes que todavía no sepan manejar estas estructuras. Pues bien, cuando lean Leyenda Morgan. Seis casos de sensacional policiaco admírense de lo perfectamente bien trabajadas que están estas estructuras en cada uno de los casos. Jaime Muñoz Vargas tiene una máquina del tiempo en la mano y configura los minutos, las horas y los días con una exactitud que me hace creer en sus capacidades como guionista de cine incluso sin saber si lo es o no (sé que tiene una obra literaria para llenar mi biblioteca). Por eso, para quien quiera aprender a manejar las estructuras antes señaladas Leyenda Morgan. Seis casos de sensacional policiaco es casi un manual indispensable.

Otro punto: la capacidad del autor para la descripción. Este elemento, la descripción, es uno de los más importantes en la novela policiaca porque es el que le va a dar las pistas tanto al que investiga como al lector, sin embargo, si no se tiene la capacidad suficiente para hacer una muy buena descripción (y lo he leído tantas y tantas veces) o terminan por hacerse bolas los mismos narradores o terminan por hacer bolas a sus lectores o terminan por hacer bolas a los asesinos o hasta los mismos muertos. Cuando la literatura mexicana da el salto del XIX al XX se pierde, entre otras bellezas, de la descripción (y no de toda, porque hay la de algunos autores, por ejemplo Gutiérrez Nájera, que es soporífera), sin embargo, quien frecuentó lo mejor de la época decimonónica aprendió a describir, y aunque ignoro si Jaime Muñoz lo sabe, admiro la capacidad plástica con que nos presenta cada uno de los lugares donde ocurren los crímenes, pero además la fiesta mortuoria con que nos engalana a los cadáveres dejando las pistas que, obvio, él como autor ya sabe que al final se tendrán que recoger como pulgarcito de vuelta a casa. 

Qué párrafos tan grandes, supongo que me ocurre cuando a uno le gana la emoción de escribir de un libro que le ha gustado mucho. A ver: las palabras. ¿Recuerdan que en la ocasión anterior le sugerí a la autora que tenía que trabajar un poco más el oído para que sus diálogos no fuesen tan acartonados? ¡A esto me refiero!, a lo que hace Jaime Muñoz: tiene un oído perfecto para los diálogos, de tal manera que puede enfrentarse a homosexuales y el Teniente Morgan les va a hablar como hablaría el Teniente Morgan más allá de si es políticamente correcto el lenguaje o no, ¿saben por qué? ¡Porque se trata de narrativa, de ficción!, y de este lado no nos importan ni las correcciones del lenguaje, ni el lenguaje inclusivo, ni lo que esté bien o mal decir; lo que importa es ser fiel con tu personaje, atenderlo como si fueses su mesero en un restaurante de lujo, hincarte frente a él y decirle “estoy para servirle”, y por eso cuando ustedes lean Leyenda Morgan. Seis casos de sensacional policiaco van a tener a el Teniente Morgan a su lado, van a apestar a cerveza Indio, van a silbar una melodía de los Cadetes de Linares (y no importa si les gustan o no), van a sentir la bocanada de un cigarro Raleigh y hasta van a ver la cajetilla en la mesa de una cantina de malísima muerte antes de salir a la calle, a su calle, e ir tras un nuevo caso policiaco. Y entonces me van a decir que Jaime Muñoz sí es un mago, que se ha metido a sus cabezas y ha hecho que aparezcan esas visiones horripilantes. Y yo les voy a decir que esa magia tiene un nombre: es lo que provoca la buena literatura. Nos vemos la semana que viene y no dejen de escribirme, por favor: [email protected]

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