Poca si alguna atención recibió de los medios y el público locales el conflicto laboral habido hace un par de meses entre la presidencia municipal de Ojocaliente y el personal a su servicio, ocasionado por la insolvencia extrema de la primera.
Apenas unos días después nos enteramos que urgía el gobierno del estado al congreso le aprobara un incremento de sus deudas por un monto de nueve dígitos, y nos imponemos ahora, y no precisamente por alguna voz crítica, que al final del presente año requerirá el nuevo gobierno un rescate por decenas de miles de millones de pesos, ya que sólo el organismo que maneja el agua potable adeuda a la Federación cinco mil millones de devaluados, las presidencias municipales tienen acreedores por dos mil miles de miles, y en proporción directa del desplome de la calidad de sus servicios el sector educativo acumula pasivos a los que tan sólo nuestra dispensadora de becas vitalicias autónoma de Zacatecas contribuye con mil quinientos millones de corcholatitas; y tal panorama, debido a las próximas elecciones segura y no necesariamente poco se agrandará.
En manera alguna podría consolarnos el mal ya no de muchos sino de todos, y saber que el estado de Nuevo León acumula adeudos por quinientos sesenta y tres mil dos cientos millones de pesos, o que el ejecutivo de Veracruz ha ejecutado desvíos por treinta y cuatro mil millones de los mismos, por sólo mencionar un par de casos, para no hablar de los estados financieros del gobierno federal, muy difícilmente contribuye a nuestro sosiego.
La buena noticia es que si este invierno ha sido frío el próximo no lo será tanto, y no precisamente por la temperatura ambiente. ■