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miércoles, 24 abril, 2024
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El Canto del Fénix

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Por: SIMITRIO QUEZADA •

La novela más reciente de Enrique Serna, La doble vida de Jesús, induce a reconocer de cuerpo completo al México convulsionado de los meses recientes. Convulsión provocada, como se insiste en tales páginas, por la ruina que durante décadas ha labrado para sí la sociedad mexicana debido a dejadez, indiferencia y anteposición de intereses particulares.

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No sólo el concepto “bien común” se desdibuja ante las complicidades de funcionarios públicos con personajes poderosos e integrantes de la delincuencia; también se diluyen valores como la lealtad y la solidaridad. Más que la doble vida del protagonista Jesús Pastrana, la novela trata sobre la doble moral de la clase política mexicana y sus gobernados. Ningún partido político se salva, ninguna institución, ningún narcotraficante, ningún homosexual ni heterosexual. En esta novela no hay héroes ni optimismos.

Se antoja incluso pensar que la degradación del síndico panista (padista en la novela, integrante del moralista Partido Acción Democrática) es una consecuencia del estado de descomposición de la política mexicana en cada municipio del país. Pastrana busca saltar de síndico a presidente municipal de Cuernavaca, lo que implica pactar al menos con el presidente estatal del partido, el presidente municipal saliente, el gobernador del estado y los jefes de los cárteles criminales en pugna.

Nuevos conflictos llegan cuando Pastrana, apodado El sacristán por sus compañeros de partido y gobierno, insiste en mantenerse “puro” en medio de la corrupción imperante y al tiempo propugna, como primera propuesta de campaña, formar grupos ciudadanos de autodefensa en las colonias de Cuernavaca. Bienvenidos a la actualidad mexicana.

Todo esto viene aderezado conel fuerte reproche en el mensaje del candidato: “Lamento que ante el caos delictivo, la única preocupación de muchos privilegiados sea ponerse a salvo del infierno que ellos mismos contribuyeron a crear, por su complicidad activa o pasiva con el aparato corporativo”.

De la grilla en el interior del partido y la revelación de moches en la obra pública del gobierno en el que ha trabajado, Pastrana pasa al tema de la coalición electoral con sus enemigos históricos, los izquierdistas del PDR (o sea PRD), con lo que obliga a que el partido que ha gobernado Morelos durante décadas, el PIR (o sea PRI), tenga que coaligarse con el diminuto y verde Partido Ambientalista.

Otro protagonista de la historia es el bisexualismo del síndico. Educado en colegio religioso, cuando Jesús es niño comprende que debe asumir la soledad del “matadito” del aula; pero luego aprecia que el afeminado del grupo, Gabriel Ferrero, vive también una soledad donde el nexo con la suya es la admiración a la novela Demian, de Herman Hesse. Jesús queda fascinado ante la libertad y creatividad del marginado, incluso permite que Gabriel lo bese en la boca, pero no se decide a defenderlo públicamente por temor a la homofobia de los demás. Queda sellada así una cuenta pendiente sobre la que ronda la declaración de Ortega y Gasset que sirve como epígrafe y final de la novela: “Podemos perfectamente desertar de nuestro destino más auténtico, pero es para caer prisioneros en los pisos inferiores de nuestro destino”.

El adulto Jesús no encuentra al hoy escultor Gabriel para retomar el reprimido desarrollo de la propia homosexualidad, pero sí topa con Leslie/Nazario, un shemale al que Jesús se abrazará en la caída que es al tiempo profundización y despeñadero. Aquí empieza la doble vida: aunque Jesús no tiene reparo en declarar sus preferencias sexuales, la sociedad de Cuernavaca no está preparada y, por el contrario, puede aplicar su voto de castigo al candidato del partido conservador. Por eso la nueva relación debe permanecer secreta, al menos durante la campaña electoral.

Inmerso en el juego de las necesarias simulaciones y los pactos corruptos ineludibles para combatir a los corruptos, comienzan las justificaciones de este lado. En esta trinchera sí podemos sobornar, acallar, gastar dinero del narco, utilizar violencia contra los violentos. En la retahíla surge también el cuestionamiento a su relación amorosa, que debe justificar ante los más cercanos que se enteran de ella: “¿Cómo explicarle a ese catequista que su pecado nefando, merecedor de la condena eterna, le había dado la ración de felicidad necesaria para luchar por el bien común?”.

Por tener una sociedad mejor, Pastrana se mueve entre la podredumbre al grado de convertirse en parte de ella. Para hacer feliz a su pareja recurre al chantaje, algo que llegó a deplorar en otro tiempo. La conciencia quiere sacudirse, pero entonces Jesús debe aplacarla: “A veces era necesario jugar rudo para sacar adelante una causa noble”.

En esta novela el narcotraficante explica que ingresar al crimen ha sido su única revolución posible, el autodefensa insiste en que atacar al policía coludido es la única salida, el político muestra que las reuniones secretas y las alianzas con el oponente son las únicas decisivas para mover los engranes del sistema. El periodista es crítico y por eso se mantiene imparcial pero consciente de que no hay político puro… o de plano pertenece al grupo de los maiceados por los gobernantes. Las lesbianas que fingen ser heterosexuales para destacar en la vida pública enarbolan la defensa de sus derechos durante las fiestas privadas. Los travestis se muestran hartos de los abusos de policías y clientes. Los grupos filántropos moralinos presionan a los gobiernos y logran dictarles línea. Los reporteros de espectáculos tienen más influencia que los de la fuente política.

Es un México duro el dibujado por Serna. Pero es el México nuestro: el de los cárteles que en su disputa por el control de las plazas pueden pactar y traicionarse, el del candidato melenudo que derrocha regalos al lado de su novia actriz de telenovelas, el de la periodista incisiva que desata escándalos nacionales a través de su famoso programa de radio, el de los autodefensas y los linchamientos.

Es un México de desalientos, promesas incumplidas y corrupción dominante. “¿No me dijiste que soñabas con llegar a Los Pinos?”, pregunta el transexual Leslie a su pareja Jesús en el último tramo de la novela. La respuesta del protagonista no es la de Macbeth ni la del Walter Whiteque se ha vuelto villano ni la del Frank J. Underwood que ha vendido su alma al diablo: “Eso era antes, cuando no conocía bien la política, ni me conocía bien yo mismo. Me conformo con ser un buen alcalde (…)”.

 

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