■ Debe considerarse como un problema de salud pública, en que además deben intervenir otras disciplinas como la psicología y el sistema legal
En México se presentan al año 5.4 millones de casos de abuso infantil; una de cada cinco niñas es abusada sexualmente y uno de cada cinco niños también, siendo los abusadores miembros de las mismas familias, ya sean tíos, padres, hermanos, por lo que es necesario en estos casos atender al infante desde una perspectiva médica pero también psicológica, creerles y sobre todo, romper el pacto de silencio al interior de las familias.
Así lo plantearon en la conferencia titulada “Mi voz por ellos y ellas: el abuso sexual infantil desde diferentes perspectivas, impartida vía digital por los integrantes del colectivo Que canten los niños, como parte de las actividades conmemorativas del 30 abril organizadas por Nantzin Zacatecas.
En un primer momento, Paola Torres y Giannina Magallanes Díaz abordaron el problema desde el aspecto médico, ya que dijeron, el abuso infantil debe considerarse como un problema de salud pública en la que además deben intervenir otras disciplinas como la psicología y el sistema legal.
Primeramente, sugirieron realizar con los niños “un diagnóstico de sospecha”, con el cual se pueden reunir los indicadores o conductas para determinar si el paciente sufrió un abuso sexual, sobre todo en manifestaciones físicas como dolor genital, perianal, pero también en cuestiones psicológica como cambios de conducta del niño o la niña.
Asimismo, las conferencistas señalaron que es importante el tiempo del diagnóstico de sospecha y para luego llegar a uno de certeza, por lo que establecieron un período de 24 a 48 horas máximo para la revisión del niño ya que en este tiempo es posible encontrar lesiones o secreciones, esto siempre acompañados por los psicólogos y profesionales legales, quienes deberán acentuar también si es seguro que el niño o niña regrese a su hogar ante la amenaza de un ambiente inseguro.
Por su parte, Miguel Ángel Salcedo Inguanzo, Jenny Torres García y Ana Cecilia González Cordero abordaron la problemática desde la perspectiva de la psicología. En ese sentido, Salcedo Inguanzo detalló que es necesario saber y diferenciar que hay abusos sexuales directos e indirectos, siendo los primeros en los que sí hay contacto con niños y niñas, y los segundos en los que no, pero que los exponen a ser testigos de alguna actividad sexual.
En su momento, Jenny Torres García expuso que a ámbito familiar puede ser un gran detonante que afectará en los niños y niñas, sobre todo cuando hay deficiencias en la crianza, cuando hay abandono emocional por parte de los padres o bien, si es un ambiente en el que se consume alguna droga o sustancias y una actividad sexual explícita que exponga a los niños, lo cual también se considera como maltrato y abuso, aunque no sea directamente contra ellos.
En este sentido, señaló que también es importante romper el pacto familiar, ya que la mayoría de los abusos se da en el seno de la familia y los abusadores son parientes cercanos, que mediante el chantaje, la mentira, la amenaza, convencen a los niños para abusar de ellos. Por eso, reiteró, es muy importante escucharlos y sobre todo creerles, ya que un niño no tiene la capacidad mental para inventar una escena sexual.
Finalmente, Ana Cecilia González Cardoso explicó que las consecuencias emocionales de los niños son sentimientos traumáticos, una baja autoestima, una deficiente imagen personal y sobre todo, culpa e incapacidad de confiar en las personas, de ahí que también se insistió en colaborar para romper el pacto de silencio en las familias porque más allá de la vergüenza, lo importante es sanar heridas de quienes lo están padeciendo y los que lo padecieron en su infancia en la misma familia.
