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viernes, 19 abril, 2024
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El Amor y el Virus Un Día sin Odio (4)

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

 

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Los días pasan y los acontecimientos mandan señales de que el mundo está cambiando de una manera inconcebible hasta el mismísimo día de ayer. Quién hubiera imaginado los episodios que se están viviendo en todo el mundo, logrando una movilización desmovilizante causada por un bicho microscópico que quién sabe que cosa sea, que nadie sabe exactamente que es, pero ha inmovilizado al mundo de una forma hasta antes de hoy, insólita. Ni Orwell, Huxley, Bradbury o el divino Asimov, lo hubieran concebido desde la perspectiva de una vivencia en el terreno de la realidad. Me hacen recordar la épica pelea entre Merlín y cierta madam cuando los microbios le pusieron las peras a veinticinco a un dragón.

Otra situación que recién se vivió fueron las manifestaciones increíblemente tumultuosa que llevaron a cabo las mujeres de nuestro país y que son un catálogo de enseñanzas nunca antes vista en la historia del país y de las que es necesario asimilar y aprender todos los fenómenos aparentes y otros que ocurren en la obscuridad o lo que no está a la vista de la evidencia, como lo exige cualquier individuo con un mínimo de razón. Pero también, como en el caso anterior, que lo que no se ve, es lo que vale.

Contra viento y marea el gobierno del presidente Andrés Manuel sigue, paradójicamente, viento en popa. La verdad, es admirable como sigue empecinado en llevar adelante su proyecto de país en este complicadísimo arte de gobernar, y debiera haber un capítulo aparte en el arte de gobernar México. A pesar de los embates de sus depedadores (sic) y los actos de desgaste que se presentan cuando los “amigos” la riegan escandalosamente. No se sabe a ciencia cierta como habrá de lidiar desde su posición estas circunstancias además de difícil agenda nacional e internacional.

Pero a ver que ocurre con los problemas y acontecimientos que están dominando la atención pública. Desde esta trinchera aporreateclas, se sugiere un montón de cosas para sobrevivir alegremente esta temporada de aislamiento terapéutico: si se puede, salir a caminar o a correr a su lugar favorito, de preferencia no le salude a nadie; lea todo lo que se le ocurra, si es algo que valga la pena, mejor; se puede organizar la despensa, el closet, los libreros y todo lo que se pueda hacer para aligerar el entorno; las familias van a tener la oportunidad de convivir, nuevamente, en formas que ya se han olvidado, aunque también surgen oportunidades para reinventar un modelo de familia acorde a las necesidades de estos tiempos y sus formas con los que cada vez se vuelve más complicado coexistir. No sería mala idea saludar a todos los amigos que se han alejado por todas las causas posibles. Se puede escribir cartas, hacer manualidades o tocar un instrumento musical, jugar juegos de mesa y ver películas, entre montones de cosas sanas.

La manifestación que hicieron las mujeres a lo largo del mundo durante los días anteriores dejó una infinidad de enseñanzas que vale la pena meditar y rescatar, es una oportunidad para la humanidad para diseñar formas de vida que animen a quien tenga la oportunidad de disfrutar momentos de existencia en estos planos. En cuanto a las pintas y destrozos, sería una buena idea mantenerlos tal como quedaron después de las marchas a ver si se rescatan los mensajes que a primera vista no se han quedado completamente claros para la gente que solo fisga estos fenómenos y repite como periquito los mensajes de la prensa, o lo que dicen las comadres en el grupo de juatsap de las comadres.

Y a propósito del presidente, ojalá y termine su período presidencial y que los contratiempos que enfrenta sigan como hasta ahora, haciéndole lo que el viento a Juárez. Ya va siendo hora de que sus seguidores colaboren con mejoras en todos los sentidos, para apoyarlo a construir un mejor país.

Para lidiar con los tres temas anteriores, lo mejor es recurrir a las tres entregas anteriores. Hay que disfrutar cualquier circunstancia con sobriedad, atingencia y buena intención. Aprender a vivir sin odios. Con amor.

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