Entre los acontecimientos históricos de este año que está por terminar se encuentra la celebración del Centenario de la fundación del PCM. El Partido Comunista Mexicano, el de la rozadera y el martillo que vio la luz pública el 24 de abril de 1919. Nació bajo el influjo y marcado por la impronta de la Revolución de Octubre. La que encabezaran Lenin y Trotsky, primera de tipo socialista de la historia. Los aventureros extranjeros que lo fundaron lo hicieron por mandato de la III Internacional Comunista.
Ingresé al PCM en 1976, en mi Segundo año de servicio cuando llegué a la Zona Escolar de Tabaco, Zacatecas. Allí conformamos la Célula de maestros militantes del MRM Othonista, al lado de Palomino y de otros maestros. Lo que motivó mi ingreso fue saber que el PCM había sido el partido de artistas y escritores de cierto relieve como Rivera, Siqueiros, Revueltas y Juan de la Cabada entre muchos otros. También la organización en que habían militado distinguidos luchadores y líderes sociales como Úrsulo Galván, Rubén Jaramillo, Danzos Palomino, Valentín Campa y Othón Salazar. Partido de militantes heroicos y sacrificados, entre ellos muchos maestros rurales en los tiempos de las guerras cristeras y durante el cardenismo.
Nacido a contrapelo, a la sombra y cargando el enorme peso de la Revolución Mexicana, este episodio de nuestra historia macro eclipsó al PCM al arrebatarle con mayor legitimidad las banderas de las luchas obrero campesinas y justicia social de las que se autoproclamaron defensores los triunfadores del movimiento armado tras haber sacrificado a los caudillos Zapata y Villa. Otro factor que jugó en contra de ésta organización, fue el que el movimiento e influencia anarquista tenía un mayor peso en México que el marxismo. La defensa del derecho de huelga como arma principal de los trabajadores fue uno de sus objetivos. El PCM contribuyó de manera notable en la lucha por la tierra y la fundación de ejidos, la fundación de sindicatos regionales en el ramo educativo y del SNTE, en sectores del movimiento obrero y en el Movimiento estudiantil popular del 68. Las juventudes comunistas también tuvieron presencia en el seno de las Normales rurales. Fue por mucho la principal fuerza de la izquierda Mexicana y el núcleo político de mayor continuidad que no fue cooptada como posteriores organizaciones que terminaron siendo satélites de PRI cual partidos paraestatales. Resultado de la reforma política impulsada por Jesús Reyes Heroles, dejaría de ser clandestino y participaría en las elecciones. Desapareció formalmente al fundarse el PSUM y siendo sus militantes la mayor de las vertientes que se fusionaron en el PMS sacrificando registro lema, escudo y patrimonio para dar lugar al PRD cardenista.
Aún recuerdo como al borde de las lágrimas henchido el pecho por la emoción, como los mítines y actos políticos del PCM terminaban con el canto de la Internacional, el himno de los trabajadores: “Arriba los pobres del mundo, en pie los esclavos sin pan, alcémonos todos al grito ¡viva la internacional¡, cuya letra y música por su polifonía y significado al lado de la Marsellesa y el Himno Nacional Mexicano son de los cantos más hermosos que haya escuchado.
P.D. Aunque contra el golpe de Estado no existe justificación y no hay defensa, el error de Evo Morales que propicio el caos boliviano fue el no entender y acatar la señal que tres años atrás había marcado el referéndum que perdió en la urnas, con todo y las maniobras que argumenta a las que recurrieron sus adversarios para derrotarlo.
Junto a ello, el desenlace boliviano tiene que ver con el hecho de que Evo no preparó a los cuadros políticos que lo sustituyeran. Con todo y los indicadores económicos favorables y logros sociales que observó su gestión, buscar permanecer 19 años como presidente son demasiados como para no desgastarse. Aferrarse al poder elección tras elección no es propio de un demócrata sea éste de izquierda, populista o progresista. Termino siendo víctima de su avaricia de poder y del mal caudillista que encarna.
