■ Presentó la obra “Ratoncito Pérez” en el Fandango Gachita Amador
“Ser parte del festival y participar en el cierre es un privilegio muy grande”, dijo el artista argentino Fabián Villarreal, quien se presentó este lunes con el espectáculo de títeres “Ratoncito Pérez”, en la Plazuela de García.
Uno de los objetivos del Fandango Gachita Amador es garantizar el derecho a la cultura y las artes a los niños de Zacatecas. Al respecto, comentó: “que, el espacio no sólo sea para los niños, sino que los espacios también sean creados por ellos”.
Destacó la importancia de llevar eventos a los niños que sean libres y gratuitos. El derecho a la recreación y a jugar es algo que los adultos no deberían perder. A veces, no hay que ser tan “serios”, no hay que ser tan “adultos”.
Expresó que el teatro de títeres se trata de reírse y de jugar al mismo tiempo. No hay mucha seriedad, pese a que algún profesional se hay preparado mucho o poco, que haya ensayado, por más que se intenten hacer cosas “serias”; “el teatro de títeres es jugar y jugar no es serio y es divertido”.
Sobre la obra dijo: “la obra se llama el ratoncito Pérez, y va de que al hijo del ratón Pérez se le cae un diente, entonces él quiere recompensa por su diente. Pero el papá no se lo puede dar porque lo tiene prohibido, porque el papá sólo es el ratón de los dientes de los niños y las niñas. Y se encuentra en una disyuntiva de qué hacer, si ser el ratón Pérez su niño, o seguir siendo el ratón de los dientes de los niños y las niñas”.
La historia, aunque no contó el final, trata de abrir la mente de los niños, pues presenta un dilema moral y filosófico.
Comentó además que sí es posible ganarse la vida con las artes, con el teatro y aún más, con el teatro de títeres. Incluso en Argentina que es un país muy inestable económicamente. formarse una carrera en Latinoamérica en las artes es un asunto complejo, a veces hay que competir con gente que aún no es profesional y despliega sus espectáculos gratis.
El escenario laboral que plantea Fabián Villarreal es una constante en provincias o ciudades pequeñas, pese a esto, los artistas se convierten en gestores culturales y promotores de su propio arte. “Es un trabajo sin descanso, pero también maravilloso”, concluyó el artista.
