En el informe trimestral que presenta Inegi de la ENOE, observamos que la tasa de desocupación se incrementa, la informalidad y un indicador que llaman Condiciones Críticas de Ocupación. Este último aspecto indica que las horas de trabajo por semana son pocas (menos de 35), que a su vez es uno de los componentes del llamado Empleo Precario. El empleo no-decente es con ingresos por debajo de las líneas de bienestar general, sin seguridad social y menos de 35 horas trabajadas a la semana. Pues bien, lo que los números del Inegi están diciendo es que en términos globales aumentó la precarización del trabajo.
El Gobierno Federal, con la intención de elevar la ocupación y disminuir la informalidad, promueve un programa de ocupación de primer empleo, llamado ‘jóvenes construyendo el futuro’, donde se le da una beca de 3 mil 600 pesos a cada joven que ingrese a una empresa, se capacite y se perfile a trabajar en la misma. Lo cual dura un año. No se escucha mal la iniciativa. Sin embargo, la absorción de jóvenes ha sido por mucho en empresas grandes, incluso algunas transnacionales, a las cuales parece que se les está dando un subsidio para mano de obra gratuita por un año, pero sin garantías de que contratarán a los jóvenes becarios. Las pequeñas y micro empresas aun tienen baja absorción, porque no se ve que tengan capacidades para hacerlo. Claro que aún no se puede generar un juicio sobre el programa porque es muy pronto para eso; pero se observan elementos que hacen dudar en la efectividad del mismo en disminuir la desocupación y la precarización del trabajo.
Otro programa que pretende disminuir la tasa de informalidad es la formalización de las trabajadoras domésticas. Este programa, a diferencia del anterior, se ve muy cuidado en su diseño y los procesos de innovación que están modelando. Y el impacto sería en más de 2 millones de trabajadoras. Pero en el actual piloto están saliendo muchos problemas de operación que pueden disminuir hasta en un 30 por ciento de la cobertura proyectada. Esperemos y logren resolver dichos problemas y sea un éxito. Lo cierto es que de entrada es un programa muy interesante.
Pero el crecimiento económico depende del contexto global en el que nos encontramos. Para absorber la cantidad de empleos de las nuevas generaciones que vienen empujado, se necesita por lo menos crecer al 6 por ciento, o iniciar con un mínimo del 4 por ciento. Pero la desaceleración económica de USA y las añadidas medidas proteccionistas que han adoptado de forma unilateral (como el angustiante caso del jitomate), pueden detener el crecimiento y ponernos por debajo del 2 por ciento. En ese contexto, los avances en la superación de la precarización laboral serían nimios. 2019 seguirá siendo un año muy difícil e indicadores negativos, pero esperemos que el 2020 se convierta en el primer año del despegue.
