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jueves, 28 marzo, 2024
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Bibliotecas Públicas

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Hace dos días apareció en este mismo medio (La Jornada Zacatecas, 11 de noviembre de 2017) una nota alarmante donde el Coordinador de Bibliotecas, Simitrio Quezada, se lamentaba sobre el “insoportable” presupuesto destinado a las bibliotecas y ludotecas públicas de la entidad donde hacía alusión a un presupuesto ridículo con el que tienen que sobrevivir estos espacios. En la nota, también aparecía como dato de consolación que este año se había recibido una aportación extraordinaria de un millón de pesos que triplica el monto de dicho presupuesto.

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Resulta lamentable y ridículo que estos datos se hagan públicos, no porque no sea indispensable hacerlos saber a la opinión de la ciudadanía, sino que son parte de la explicación de los porqués de la descomposición social. Por donde quiera que se le busque es injustificable que las bibliotecas no cuenten con los medios necesarios para cumplir su función social, sino que con esos aportes de la federación, los estados y municipios difícilmente podrán sobrevivir en un futuro.

Negro panorama en verdad el de estos espacios públicos destinados para el cultivo del conocimiento y la búsqueda de la sabiduría, prácticamente dejados a su suerte y a morir lentamente de inanición. Este es otro de los rubros que han sido severamente afectados por la corta visión de las instancias gubernamentales en su demencial afán de disminuir o de plano retirar los subsidios a todas las áreas destinadas a la asistencia social, donde destaca por su gravedad el que se refiere a todo lo que tenga que ver con la educación –enseñanza, educación física, educación artística, arte, cultura, investigación y desarrollo científico, para citar las más importantes-, pero destaca la queja de Simitrio Quezada porque por tradición, es en estos recintos donde se busca la información de primera mano que nutre a la mayoría de la población que desea mejorar su conocimiento, ya sea por encargo académico, por necesidad o por el puro placer de quitarle las orejas al burro.

De verdad no se entiende por qué las bibliotecas, casas de cultura, centros para el desarrollo de la cultura de todos tamaños desde Bellas Artes hasta los más recónditos centros comunitarios han venido siendo sistemáticamente estrangulados hasta la desaparición de muchos de ellos y se sigue por el contrario, invirtiendo en centros penitenciarios, equipos y pertrechos militares y policiacos cuando es evidente que al faltar educación aumenta la delincuencia y no se está descubriendo con esto la redondez de la O ni el hilo negro, pero es evidente que una cosa conduce a otra. Mientras no se invierta en desarrollo humano o desarrollo social, las consecuencias serán las mismas y como una maldición los males que hoy se viven irán creciendo irremediablemente hasta que se pierda toda esperanza.

En contrapunto, es lamentable constatar la cantidad de gasto corriente que se ejerce en publicidad de los “logros” de los diferentes niveles de gobierno y peor aún, el que se utiliza para promover la imagen de los funcionarios públicos y las instituciones que representan y enterarse de los sueldos ofensivos que obtienen muchos de ellos, comenzando por los gastos exorbitantemente inútiles que se hacen cuando se mantiene a los ex presidentes de la República y sus familiares y algunos asistentes. La grosería andante que significa enterarse de los salarios de los funcionarios públicos de todos los niveles, los senadores, diputados, regidores y demás fauna depredadora donde sobresalen con relumbrón esos aristócratas del sistema que se llaman ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionarios del Instituto Nacional Electoral, líderes sindicales y de partidos políticos y tantos otros que no se sabe a ciencia cierta que hacen, pero les sirven con la cuchara más grande mientras la población se muere de hambre atada a unas cada vez más resistentes cadenas de la ignorancia.

Aún es tiempo de revertir esta situación. Contra lo que se ha venido haciendo, la salvación del país puede ser viable únicamente si se apuesta por la educación y todo lo que ésta lleva implícito; la población atraviesa su período más crítico en muchos años en cuanto a su capacidad para solucionar atingentemente sus problemas y demostrar cabal entendimiento de los mismos desde perspectivas prácticas y de sentido común. Puede decirse que prácticamente se ha perdido el rumbo y se vive en tiempos de obscuridad. Entonces, se debe recuperar la luz de la sabiduría que proporciona la lectura, de la investigación documental, de la identificación de los seres humanos a través de la búsqueda del conocimiento, y que mejor que se haga a través de los libros, y para aquellos que no tienen la posibilidad de adquirirlos con sus propios recursos, no hay mejor santuario del saber que las bibliotecas.

Por cierto, se están celebrando muchas actividades alrededor de la presencia y existencia de los libros, la mejor manera de honrarlos es leyéndolos y luego pasarlos a otras personas para que hagan lo mismo; discutir acerca de sus contenidos e intentar hacer círculos de manejo de conocimiento a través de la lectura. Enhorabuena, queridos lectores del mundo.

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