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jueves, 18 abril, 2024
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En extinción, los ídolos populares en el boxeo, dicen ex campeones

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Por: REDACCIÓN •

Los ídolos populares eran eso antes que nada, del pueblo, nadie más decidía quién merecía ser elevado a esa categoría; por eso cada victoria y cada derrota eran celebradas y sufridas de forma colectiva. De esto no hay duda para dos ex campeones del mundo de una época que hoy parece irreconocible, Lupe Pintor y Rubén Púas Olivares, quienes buscaron en sus recuerdos y los echaron sobre la mesa como barajas para leer el escenario actual del boxeo, sintetizado en las recientes actuaciones de Saúl Canelo Álvarez y Julio César Chávez junior.

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Para ellos, estos combates son un testimonio pesimista de que no veremos más ídolos populares en México. No al menos surgidos desde las claves sinceras del esfuerzo individual.

El 14 de septiembre, Álvarez sufrió una abrumadora derrota ante Floyd Mayweather, que no sólo le arrebató el título superwelter el CMB, sino de paso le impuso su primera derrota y lo dejó expuesto en sus carencias. Para muchos el tapatío no hizo nada. Para Lupe Pintor sí hizo algo, muy notorio por cierto: el ridículo. Y eso ya resulta inaceptable para un hombre que considera el boxeo como una suerte de sacerdocio basado en el valor, la caballerosidad y el respeto.

Fue la peor pelea que un mexicano ha dado en una función de esa magnitud, lamenta Pintor, y resume al mismo tiempo la victoria polémica de Chávez sobre Brian Vera. A los boxeadores de hoy no les importa subir a hacer el ridículo porque de todos modos cobran un dineral, ¿cómo vamos a tener ídolos que no tienen sentido de la vergüenza?

Hay una suerte de afrenta en los viejos campeones cada que ven una exhibición de ese tipo. Pintor se siente ofendido personalmente cuando un peleador con tanto ruido de fondo fracasa, siente que denigran ese oficio que ejerció en los años 70 y 80.

Denigran la historia de aquellos que dimos el corazón y que no nos pagaron tanto como a ellos… eso sí, lo que ganamos fue con mucha dignidad, aclara.

Los responsables son los promotores y las televisoras urgidas de figuras que puedan funcionar con las nuevas reglas del boxeo: mercadotecnia y espectáculo, eso es todo, concluye Pintor.

Por eso es pesimista y ya no cree que haya más ídolos del pueblo, no sólo porque el deporte es otro, sino también los sujetos parecen de otra madera. Les falta un ingrediente, fundamental: la pasión.

Púas Olivares se disculpa por las palabras que utiliza para explicar ese universo que aleja a los ídolos de un México que ya no existe con las nuevas estrellas del boxeo.

El pueblo es el que decide quién es un ídolo, no la gente que hace el negocio, dice uno de los más grandes campeones que ha tenido este país. Ver a esos peleadores nos da más prestigio a los de antes porque el público no es pendejo… perdón, perdón por las palabras, pero es la pura verdad, comenta con esas carcajadas que son su marca registrada.

“Esos dos (Canelo y Chávez junior) son ídolos de barro… y ya se los reventaron”, y apenas se le entiende porque para el Púas hablar es soltar carcajadas.

Luego se pone serio, o al menos lo intenta, y trata de explicar que los púgiles contemporáneos carecen de muchas condiciones para destacar. No tienen técnica ni güevos. Perdón, pero es que no hay otras palabras, y piensa que él podría enseñarles, pero ni cómo acercarse.

Porque andan en las nubes, son una divas, pero no tienen ni de qué presumir.

Un remedio a la Púas sería que se acercaran con los aficionados duros pero sinceros. Que vayan a Tepito para que les digan la verdad, recomienda.

Al final, el Púas parece triste, lo mismo Pintor, porque ambos ven con nostalgia los vestigios de un deporte que hicieron célebre en todo el mundo. Ese deporte en el que ambos lamentan ya no tendrá más héroes del pueblo.

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