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viernes, 29 marzo, 2024
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Jóvenes, esperanza en el mundo para revertir la crisis: Armando Bartra

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

■ Se rebelan contra las recetas del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, señala

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■ La acción colectiva contestataria está transitando a una utopía viviente, afirma el académico

■ Los jóvenes del #Yosoy132 apuestan a generar transformaciones por la vía legal, asevera

■ No podemos admitir que el sueño de algunos sea oprimir el sueño de los demás, enfatiza

Durante la conferencia de clausura del segundo Congreso Internacional de Ciencias Sociales, convocado por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), el sociólogo Armando Bartra afirmó que los movimientos sociales juveniles que estallan en todo el mundo son la esperanza para transformar la incertidumbre y la angustia que ha generado la crisis del sistema económico.

Según explicó, la crisis desfonda principios, conceptos, paradigmas y mitos de la modernidad, especialmente el del progreso, concebido como “ineluctable marcha hacia un orden de abundancia total, la negación del pasado y la fetichización del futuro, axiomas impresos y tatuados en la piel del imaginario colectivo del capitalismo”.
Cuestionó la tendencia de la academia de analizar la crisis desde el punto de vista económico, ambiental, político, energético, antropológico, etcétera, “como si cada quien fuera dueño de un pedacito de la crisis”, pero afirmó que el problema no es multidimensional, sino integral.

En ese sentido, dijo que los paradigmas y los conceptos que han llevado al predicamento histórico en que se encuentra la sociedad, actúan como inercia intelectual que oscurece los signos “de que esto se acabó”.

El catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana afirmó que la crisis es también una práctica social transformadora, puesto que los individuos, los colectivos y los pueblos están manifestándose para enfrentarla, como ocurre en América Latina y Europa.

Sobre la situación latinoamericana, Bartra expuso que en los últimos años se presentan cambios y transformaciones profundas en los países del cono sur, teniendo como precursor a Hugo Chávez, quien llegó al poder por la vía electoral en Venezuela e instauró una visión “postneoliberal”.

Esa transformación avanzó posteriormente a Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Nicaragua, El Salvador y Perú, donde se observan “vientos de cambio”, mientras que persisten naciones donde sus gobiernos siguen sin modificar sus políticas.

En consecuencia, indicó el académico, lo que se presenta en esos lugares, en mayor o menor intensidad, es el surgimiento de movimientos sociales que simbolizan la posibilidad de un mejor futuro, a pesar de que los gobiernos sigan anclados en su visión política y económica.

Entonces, esos movimientos, protagonizados por jóvenes principalmente, se están rebelando contra las recetas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional basadas en el Consenso de Washington.

La acción colectiva contestataria, añadió Bartra, está transitando de una simple lucha revolucionaria y reivindicativa cuyo único sentido era la consecución de sus objetivos o el logro de sus demandas, a una utopía viviente, por lo cual “creo que el carácter festivo, carnavalesco y grotesco de las acciones de los jóvenes, es algo fundacional en las nuevas experiencias de la crisis”.

Al respecto, se refirió a un joven en Grecia, quien respondió a una pregunta periodística sobre la desobediencia popular: “vivimos dentro de su sistema, vivimos entre ellos, pero pensamos, actuamos, respiramos, como si estuviéramos más allá de su mundo cerrado. Nos sentimos más libres, rompemos todos los días la disciplina que intentan imponer. Vivimos entre ellos y sin ellos, trabajando por la mañana y participando en marchas, protestas y asambleas en la tarde”.

Esa declaración refleja que los jóvenes de países como Grecia, España, Italia, Portugal y Chipre, que están siendo golpeados por una crisis que ellos no ocasionaron, son los que están convocando a la rebeldía social.

De esa manera, las concentraciones de los jóvenes en las calles presentan una convivencia intensa, compleja y duradera, donde los jóvenes realizan discusiones agitadas, debates colectivos, conferencias, performances, música en vivo, teatro de calle, además de gestión colectiva de las necesidades cotidianas.

También mencionó el movimiento #YoSoy132 y expuso que a diferencia de la insurgencia autoritaria de Túnez o Egipto, los jóvenes apuestan a generar transformaciones por la vía legal y por hacer de las elecciones un espacio digno en el que los ciudadanos puedan creer y no una simple fara.

Ese movimiento, informó, fue en su momento más amplio que el de Los Indignados españoles o que los Ocupa estadunidenses, pero destaca que los estudiantes mexicanos “estaban agazapados en las redes sociales, pero desde el año pasado estuvieron y volverán a estar en las calles”.

Ante esa coyuntura mundial, Bartra propuso pluralizar utopías, puesto que cada cultura y cada civilización tiene su propio proyecto y su propio sueño, pero “lo que no podemos admitir es que el sueño de algunos sea oprimir o matar el sueño de los demás”.

Al respecto, indicó que la utopía no es algo que un día se alcanzará como premio de consolación por una vida de sufrimiento como lo impone la visión cristiana, sino algo que los sujetos deben construir en el presente.

Incluso, dijo que la explicación científica sobre cómo construir un mundo económicamente más justo o cómo desarrollar una tecnología menos agresiva al medio ambiente o cómo construir un Estado que no sea un “monstruo burocrático”, no sirve de nada si no hay una acción colectiva.

Concluyó que “la utopía debe ser una experiencia presente y si no la tenemos entonces no estamos luchando por un cambio. Por eso creo que los movimientos sociales juveniles y la lucha por la utopía deben tener aura, emoción, pasión y alegría”.

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