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jueves, 28 marzo, 2024
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La revolución derrotada: neoliberalismo y la corrupción de la elite del poder

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • Araceli Rodarte •

¿Cómo fue posible que un gobierno que salió de la Revolución que pretendía atender el caso de la justicia social en México, cayera en manos del neoliberalismo? Una manera de explicar esta paradoja histórica, es a través no de los místicos dogmatismos de los gobernantes  de la década de los 80, hechizados por los modelos de los teóricos de Harvard y Chicago, sino de algo mucho más vulgar: la corrupción endémica del Estado mexicano. Es decir, la orientación de las políticas económicas no se debe a factores teóricos, sino al interés concreto de las élites políticas en cada momento. Las explicaciones no hay que buscarlas en la racionalidad de las escuelas económicas y su esgrima argumental que convence o no a los llamados ‘tomadores de decisiones’; sino a una racionalidad más pedestre: el cálculo de ganancia inmediata en términos de control político y de enriquecimiento económico de los mismos tomadores de decisiones.

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Pues bien, para explicar la conversión del gobierno mexicano al neoliberalismo en los 80’s, se debe apelar a la corrupción: ¿cómo se tramó este mecanismo? En el mundo operó una transformación gigantesca: se pasó de la soberanía basada en los Estados-nación, al imperio de la soberanía global de los poderosos capitales multinacionales. Por tanto, el ogro multinacional necesita que las naciones le abran las puertas para operar y ejercer sus ventajas absolutas. Pero, ¿cómo lograr entrar a las naciones y succionar sus potencias vivas y dejar a cambio miseria, depredación y muerte? Pues comprando a los porteros: las élites gobernantes. Mientras los grandes consorcios elevaron sus ganancias, en México los salarios perdieron 71 por ciento su poder de compra, 12 millones de mexicanos emigraron, creció como gigante el desempleo encubierto, y 60 por ciento de los mexicanos se clasificó en la pobreza. ¿Cómo fue posible que los gobernantes aceptaran este intercambio: depredación (para nosotros) a cambio de altas utilidades (para ellos)? Pues porque los gobernantes se convirtieron a la parte de las utilidades, se asociaron a los intereses ganadores. Y no hay otra forma de emprender dicha asociación que engañando al interés nacional para plegarse a la utilidad adúltera; en una palabra: Corrupción de Estado.

Por ello, era muy claro la dirección del mando, que no era un gobierno en manos del partido oficial, sino exactamente al revés: desde el gobierno central, se manejaba al propio partido. Es el momento en que se hablaba de la lucha intestina entre nacionalistas contra tecnócratas. Los segundos fueron los porteros que arriba mencionamos. Así, una revolución que se ganó en los frentes de batalla, se perdió en los frentes de la burocracia. Los poderes económicos globales cooptaron a la élite del poder y, con ello, pudieron entrar a hacer negocios asimétricos donde sólo ellos ganan. Y a la fecha la embestida continúa, ahora se propusieron apropiarse de las monumentales ganancias energéticas, y lo están logrando. Lamentablemente, la Revolución Mexicana ha sido derrotada.

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