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jueves, 28 marzo, 2024
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Assange, libertad de prensa y Notre-Dame

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Por: Mauro González Luna •

La filosofía es dinamita, sirve para descubrir y enfrentar al enemigo, pues enseña  a pensar. Y pensar está pasado de moda. Ello es triste y trágico. Hoy, hombres devaluados -semihumanos- se dedican, unos a creer que son libres y diligentes, sin pensar que en realidad no lo son, y otros a fraguar tal creencia sin pensar en su necedad e incuria. Y sin pensamiento, libertad y responsabilidad, el ser humano se degrada, junto con sus catedrales. ¡Qué contraste con lo que dice el Salmo 8 del rey David: el ser humano fue creado “un poco inferior a Dios!”.

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La hazaña realizada por hombres de verdad -semidioses-  hace días, de confirmar con imágenes,  la realidad de los hoyos negros, es prueba de lo que dice el salmo. En este contexto, Frido Aliotti Kyan, periodista, dialoga virtualmente con Sócrates, sobre Julian Assange y un punto enigmático de Notre-Dame incendiada.

Frido: el enemigo actual es la creencia de que se es libre y diligente. Esa creencia es una artimaña ideada por el poder corporativo, militarista y estatal, con el fin de controlar. Es control social y mental de una irracionalidad animal, a través de las computadoras sico-políticas que todo ven y todo rigen. Cambridge Analítica es apenas la punta de la trama.

Fíjate Sócrates, que atisbo bajo la pesada sombra de ese control, la existencia de una relación simbólica y sibilina, entre la violación quemante del derecho de asilo de Assange en Londres, y el incendio de Notre-Dame de París. Un hecho parece anticipar el otro, prefigurarse mutuamente, ya sea que el tiempo transcurra del pasado al futuro, o del futuro al pasado como sugiere Borges.  ¿Estás de acuerdo con esto, admirado Sócrates?

Sócrates: Sí Frido, lo estoy. Notre-Dame, fue en un tiempo, lugar de asilo, donde a los perseguidos se ofrecía refugio, protección divina, y hoy se ha quemado, como se incendió unos días antes en Londres, el templo del derecho de asilo para Assange, pues el asilo tiene desde antiguo, connotaciones sagradas, ligadas a las divinidades. ¡Qué sibilinos los destinos!, propios de la Esfinge de los egipcios, mis maestros cuando niños nosotros los griegos. Y Europa y el mundo, mezquinos, viles con perseguidos, migrantes, refugiados, chalecos amarillos, empobrecidos…

¿Qué hizo Assange que tanta ira causó en las altas esferas del gran psico-poder político mundial? Les mostró a todos los comunes mortales que su creencia de libertad, era falsa, y a la artimaña, su fracaso, su estupidez. Desnudó periodísticamente, lo ocultado por dicho poder infernal: espionaje masivo de personas y países, venta ilegal de armas, manipulación de las redes y los medios, acuerdos oscuros en materia económica, mentiras clintonianas y trampas para sacar de la pasada contienda al demócrata B. Sanders, asesinatos y crímenes de guerra…

Fue un desvelamiento de la dominación militarista anglosajona actual, emulada por otros gobiernos que yacen a los pies del imperio: “fascismo con olor a democracia” como alguien dijo. Eso prevalece hoy, salvo excepciones. Y engarrota a muchos de corta agudeza, el que tales gobiernos olorosos, tengan con frecuencia origen plenamente democrático, pero después, eso resulta a diario irrelevante por el ejercicio arbitrario, antidemocrático del poder.

La revelación de WikiLeaks en 2010, del  crimen perpetrado por militares norteamericanos desde su helicóptero, contra civiles iraquíes, niños algunos, condensa la perversidad de ese poder estulto.  Los canallas celebraron con júbilo la carnicería, desintegración de cuerpos humanos de periodista y civiles vivos, donde encarnaba la esperanza de inocentes, lo propio del ser humano, su “posibilidad”, según Valéry, príncipe de los poetas franceses, hoy de luto con Claudel, Péguy, …, Víctor Hugo y Frodo, los de Nuestra Señora de París.

Volvamos con Assange. Éste, valiente, afinó el método de cómo enfrentar al enemigo: abriendo los ojos, antes cerrados “cargados de cadenas”, a fin de ver la verdad, tras la apariencia oropeliana, necia, plomiza y zafia, y defendiendo la libertad de prensa asediada, la libre circulación de la información a través de las redes digitales y los medios. Los que se preguntan si es él, héroe o villano, son, o hipócritas o descerebrados.

No cabe esa pregunta necia. La pregunta es: ¿por qué permanecen impunes esos crímenes de guerra cometidos en Irak, en Libia, Afganistán, Siria, etc.? Crímenes que sepultaron en sangre rostros luminosos de niños. Hace falta un tratado sobre la estupidez humana pública y privada, que se da hoy en maceta. ν

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