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martes, 30 abril, 2024
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Claudia Morales: “Escribo sobre la migración porque es parte de quien soy”

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Por: BEATRIZ PÉREZ PEREDA •

La Gualdra 609 / Entrevistas / Literatura

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Si pudiera definir a Claudia Morales diría que es una mujer que opone su alegría al caos y violencia del mundo y que ha descubierto, en la enseñanza de la escritura y en el ejercicio de la propia, una trinchera para no solamente ser y estar en el mundo, sino para acompañar a otros a través de las historias que cuenta. Con la frescura de la niña que quería escribir sin más y con la valentía de la mujer joven que guardó sus libros en una maleta para cruzar varias fronteras, Claudia recientemente publicó la novela Cálao Bicorne (Fondo Blanco Editorial, 2023) donde la memoria y la vocación de escribir se unen a las voces e historias de otros en una travesía para así encontrar un camino, un propósito. 

 

Beatriz Pérez Pereda: Acabas de publicar una novela, Cálao Bicorne, que se pregunta por la necesidad y pertinencia de la escritura y del silencio en un mundo brutal, también eres profesora de escritura creativa, cuál es tu relación justo ahora con la escritura…

Claudia Morales: Nunca pensé que pudiera haber algo más importante en mi vida que escribir, pero ahora, he encontrado en enseñar escritura creativa algo igual de esencial en mi forma de construir los mundos, desde los que construyo realidad. Lo que yo llamo escritura “cruda” o “fresca”, son esas primeras líneas que emergen muy cerca a la carne, sin mediación, cuando en algún punto de la vida nos damos cuenta de que somos escritores y escribimos nuestro primer poema o cuento. Siento que es difícil regresar a esa forma de encontrarnos con y en el lenguaje. Hay algo muy especial en esas primeras líneas. Personalmente, por mucho tiempo no pude volver a esa energía, a la luz de ese primer encuentro con la escritora, otras cosas se impusieron: responsabilidades económicas y personales, desencanto, ego, deseo mezquino de reconocimiento. Enseñar escritura me ha reconectado con la niña que quería escribir sin más y con la mujer joven que guardó sus libros en una maleta y se mudó a CDMX lejos de casa y sola a estudiar literatura. Al explicar a mis alumnos qué es un personaje, como conjuramos sus presencias, cómo dialogamos con ellos, me encuentro a mí misma recordando por qué la escritura es importante y habita nuestro cuerpo. Por qué la escritura es más que publicar y ser un autor conocido y aplaudido. Enseñar, me conecta con ese misterio, con el mundo que habita detrás de las palabras y que las palabras no hacen más que acariciar y sugerir. Ahora, diría que mi relación con la escritura es una relación íntima y poderosa, un hilo que me conecta con mis ancestras, con mis pesadillas infantiles, como un cordón umbilical que me sostiene, que me recuerda quién soy. 

 

BPP: Cálao Bicorne es el título de tu novela, un título muy atractivo, misterioso incluso, porque es el nombre de un ave muy particular, cuéntanos un poco sobre cómo decidiste nombrarla así.

CM: Escribí esta novela a lo largo de más o menos de siete años. En todo este tiempo tuvo infinidad de títulos. Y justo uso este ejemplo con mis alumnos, para explicar cómo la historia tiene su propio ritmo, cómo todo libro emerge de una relación simbiótica entre autor y manuscrito. Por eso la escritura es una práctica de humildad y no de ego (al menos, la forma de escritura que a mí me interesa), porque es la historia la que nos dice su ritmo, su final, sus primeras líneas y su título. 

Rafael Ramírez Heredia, quien fue mi mentor y amigo por varios años, me decía que los títulos no debían ser perezosos, que desde el título debía haber una apelación al lector. Eso para mí ha sido siempre quizá la regla número uno del cuento y la novela. Así que me tomé mucho tiempo pensando este título. La novela se refiere a formas orales de contar historias y una historia está basada justo en un cuento que me contaba mi abuela, un cuento de historia oral. En esa historia una mujer es hechizada y se convierte en un ave. Esa ave será a lo largo de la novela una metáfora para la escritura, para la práctica de la escritura. No sabía qué ave era la ideal porque las aves están impregnadas de simbolismo. Por eso, no quería que fuera una paloma o un cóndor. Así que busqué aves por su sonido, por su canto. 

Mi papá creció en la Sierra Madre de Chiapas y él identifica aves por su canto y quería que el libro tuviera esa conexión sonora. Así llegué a Cálao Bicorne

BPP: Al leerte, me parece que los universos de tus libros se sitúan en las fronteras, no sólo geográficas; que eres una escritora que escribe en el borde, justo mirando hacia la otra orilla, ¿crees que esto tiene que ver con que tú eres una viajera, una mujer migrante que vive entre fronteras?

CM: Totalmente, pero no de forma totalmente consciente. Me gusta hacer listas como ejercicio creativo (que además recomiendo a los lectores), yo escribo listas, por ejemplo, listas de las casas en las que he vivido. Hace poco lo hice como ejercicio creativo y empecé por mi casa en Cintalapa, Chiapas, la casa que dejamos cuando tenía cuatro años; de ahí a mi casa en la Bahía de San Francisco, pasando por mi departamento en CDMX. Escribir sobre esos espacios me hizo pensar en el movimiento y en la migración, porque sí me he movido mucho y he migrado primero a CDMX y luego a Estado Unidos, pero creo que esa forma itinerante es parte de mi memoria familiar. 

Escribo sobre la migración porque es parte de quien soy; soy una mujer de Chiapas que tuvo muchos privilegios porque mis padres fueron los primeros de sus familias en ir a la universidad. Mi papá es maestro de bachillerato y mi mamá enfermera, esto me dio siempre lo básico económicamente, pero fue su devoción por cultivar nuestra felicidad lo que nos ha dado todo, viajamos desde muy pequeñas con mis padres. Tuve también el privilegio de que mi formación lectora fuera muy temprana, pues mis padres son buenos lectores; ellos son migrantes también, sobrevivientes de la pobreza cruel en México, la violencia racial y con el tiempo me he dado cuenta de que ellos, como muchos padres de su generación, han resistido de muchas formas silenciosas y silenciadas y en medio de todo, han nutrido con su cuidado otra forma de ver el mundo. 

Sin embargo, nunca hemos olvidado que somos de una familia campesina, empobrecida, y desplazada; tengo primos que migraron a Estados Unidos en los 90s, uno de ellos está desaparecido, esas ausencias, esas historias, marcaron profundamente mi escritura; uno de mis primeros cuentos fue sobre su desaparición en Estados Unidos. Otro, sobre mi tío que vive con discapacidad en la frontera. Recuerdo también el dedo mutilado de uno de mis primos que sí retornó del otro lado, su cuerpo fuerte, alto, su cabello colocho, y ese muñón incómodo en sus manos fuertes, lo vi por un segundo, tan vulnerable; perdió el dedo cultivando cebolla en Idaho. Esa herida, exigía, de cierta forma, una historia, una forma de nombrar todos nuestros silencios. 

Quizá al inicio de mi escritura no lo sabía, pero hoy sé muy bien qué clase de escritora soy. Soy una escritora a quien la escritura le permite mantener ese cordón umbilical, como dije antes, con mis ancestros, con sus batallas, con sus formas de resistir, con su forma particular de contar sus historias, sus literaturas. Es una decisión íntima y política. 

Asimismo, tengo más o menos diez años acompañando a organizaciones de asistencia a migrantes. No me nombraría activista porque me parece algo pretencioso, pero intento, como diría Lucio Cabañas “hacer pueblo”. Intento hacer pueblo porque soy del pueblo. Y he acompañado por más de diez años a movimientos de migrantes que sobrevivieron al tren “La Bestia”. Ese acompañamiento es parte de mi escritura. Escribo sobre migración porque la vivo, la siento, es parte de mí. 

Claudia Morales, autora de Cálao Bicorne

BPP: Hace poco escribiste en tus redes que “los escritores como yo, escritores del sur global, racializados y periféricos escribimos porque tenemos que encontrar la manera de no estar solos, de resistir, de contar nuestras historias de migración, de cuidados”, una declaración que me parece importantísima, dinos qué escritores así lees y recomiendas a nuestros lectores, además cuáles son tus interesas ahora, de qué quieres escribir en el futuro. 

CM: Recomiendo con todo fervor a los autores Javier Zamora, Solito, por favor léanlo, es un parteaguas en la escritura de memoria, un autor centroamericano con una prosa poética que apela a los sentidos; siguiendo la gran tradición de literatura centroamericana, me recuerda a grandes autores como Roque Dalton y Mario Payeras. De Chiapas recomiendo a Mikel Ruiz, cuentista y novelista, de hecho, enseño su novela Los hijos errantes en mi clase de escritura latinoamericana. También del sur y esta vez en cuento, recomiendo a Laura Baeza y Nadia Villafuerte. De Chiapas también recomiendo en poesía a Matza Maranto y Juan Carlos Cabrera Pons, sus libros de poemas están en la editorial Los libros del Perro. De esa misma editorial leí hace poco Reguero de cadáveres, de Juan Eduardo Mateos Flores, crónica, que además creo que es su primer libro. De literatura del otro lado, chicana, recomiendo a Myriam Gurba, Mala Onda, traducida por Elisa Díaz Castelo. Pero si también leen inglés, busquen sus libros de cuentos que aún no están traducidos. En inglés, recomiendo a Maurice Carlos Ruffin y Nalo Hopkinson. 

Bueno, creo que en este viaje de escritura me he dado cuenta de cuánto tenía que deconstruir dentro de mí misma, cuántos de mis personajes no eran como yo. No eran ni sentían ni se veían como yo. Por eso, actualmente escribo un libro de cuentos, donde sigo explorando el tema de la migración, pero también de la afro descendencia. Qué es y qué significa ser afrodescendiente en México, qué significa la negación de nuestras historias, éste es un tema que nunca estuve lista para explorar. Es un tema doloroso, porque el racismo lo es. Ahora me siento lista para escribir sobre esto y lo estoy haciendo desde el cuento.

 

***

Claudia Morales es narradora y antropóloga. Profesora de Literatura y Escritura Creativa en el MFA de Dominican University of California. Acreedora al Premio Rosario Castellanos de Novela Corta en 2015; becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas, en la categoría de narrativa, en 2015; y becaria Fulbright 2016-2019. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM y el Doctorado en Antropología en la Universidad de Massachusetts, Amherst. Ha publicado Hospitalidad (2014) y No habrá retorno (2015); sus ficciones han sido publicadas en México y Estados Unidos, en Ficción Atómica (2020), Rio Grande Review (2021) y Mexicanas. Trece narrativas contemporáneas (Fondo Blanco, 2021); así como en Latin American Literature Today 2023 y The Offing Magazine 2022.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_609

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