Las ondas cálidas eran una constante y el panorama en el campo difería mucho del actual, los colores de antes, de hace unos cinco meses, no ayudaban a mantener el buen ánimo entre los campesinos, (menos entre los funcionarios de las instituciones del sector agropecuario). Los cerros se miraban, además de secos, de un color que pareciera de camposanto porque las pocas ramas no vestían el tradicional verde primaveral. Estaban ataviados con esos colores que llaman mucho a la tristeza, al dolor, a la desesperanza.
Con esas esperanzas que en enero sembrara el presidente de México, Enrique Peña Nieto, poco a poco los bríos se fueron consolidando, de tal manera que las acciones amarradas entre ambos gobiernos, el federal y el estatal, se vieron coronadas por las lluvias, que en un principio no parecían tan halagadoras porque de pronto llegaban y luego se ausentaban. Afortunadamente para los hombres del campo de los estados norteños como Coahuila, Durango, Chihuahua, Tamaulipas y Zacatecas, además de San Luis Potosí y Guanajuato, las cosas se compusieron en gran medida porque desde julio hasta estas fechas, las lluvias se quedaron, no se han ido del todo y los suelos se encuentran ya muy húmedos, los cerros, llanos y montañas, del lado que usted las vea se encuentran alegres, verdes.
Ese tapete verde zacatecano, bautizado así por aquél secretario de Agricultura sonorense de apellidos Pesqueira Olea, augura, si es que no suceden más cosas, una cosecha muy muy saludable que traerá a la economía estatal una fuerte inyección de dinero, aunque si bien, el gobierno está haciendo su parte, los coyotes ya no tanto zacatecanos, sino aquellos que ya empiezan a llegar de otras entidades federativas, emprenden ya sus envestidas y trazan sus líneas de acción para llevarse, como lo han hecho siempre, el producto del esfuerzo de cientos de campesinos, que con sus familias dedican muchos días, semanas y meses al cultivo de los frijoles, el chile y el maíz. Dicen que no es negocio sembrar, tal vez sí, tal vez no, sobre todo porque cuando los recursos se los llevan para aplicarlos en otros asuntos, obvio es que no resulta para quienes tienen y siembran sus tierras, un negocio rentable. Y al final del día, el sembrar una o las hectáreas que sean resulta negocio si se camina de la mano con el productor, con las organizaciones campesinas y los gobiernos federal, estatal y municipal.
Estas lluvias, quiérase o no, han puesto a prueba ese esfuerzo del gobierno alonsista, para demostrar que la infraestructura hidráulica que ahora se tiene, habrá de cumplir con sus objetivos en el próximo año. El ciclo otoño-invierno podrá aumentar el número de hectáreas cultivables porque tendrá más agua y con ello aumentarán las cosechas de frutales, forrajes y hortalizas, sobretodo de forrajes, que ayudarán a los ganaderos a soportar las penas que dejan los largos períodos de sequía.
Mueve a la reflexión el comportamiento del clima, porque mientras aquí en la región norte del país, el ánimo del productor se encuentra en los niveles superiores de optimismo, por allá en los estados del sur las cosas no son tan halagadoras. Los daños al campo son mayores, como lo son en las comunidades rurales, en donde Gobierno federal enfoca ya sus baterías para resolver la situación en la medida de lo posible.
Acá en Zacatecas las acciones se consolidan y avanzan hacia un solo frente con el trabajo organizado de las comisiones intersecretariales que muy pronto tendrán que informar al gobernador del estado del “estado que guardan ,las cosas en los municipios mayormente afectados” y los alcaldes municipales, los nuevos pues, habrán de demostrar que ganaron porque querían servir a su pueblo y Constantino, el rey del frijol y Benjamín, el nochistlense adoptado por Fresnillo ya empezaron a dar muestras de ello. Ojalá y que en aquellos municipios donde también hay daños aunque no de magnitudes considerables, ya estén trabajando y no estén a la espera de lo que haga o diga el número uno.
Decíamos al principio que esta benevolencia del clima habrá de dejar beneficios económicos, pero los más importantes y representativos serán los del agua en los embalses porque ahora estamos hablando de volúmenes mayores en comparación del año anterior. Hoy las presas están a 70 por ciento o más de su capacidad de almacenaje de agua, lo mismo los bordos, son muchos los bordos que han sido construidos y todos están a 95 por ciento de su capacidad, así que habrá que esperar a que se armen las estrategias para la comercialización de los granos, específicamente del frijol porque las toneladas serán muchas, la verdad, pero también son ya muchos los que están a la expectativa de conseguir pingues ganancias con el mínimo de esfuerzos. No sería justo que una vez más aquellos que siembran se queden chiflando en la loma. Habrá que cuidar a los vividores del campo y los campesinos, para que lo que bien se sembró en su tiempo, se coseche ahora y ese fruto de tantos esfuerzos, se vea reflejado en un mejor nivel de vida de las familias campesinas, en una mejor economía a nivel general, porque cuando llueve, usted lo sabe muy bien, todos nos mojamos.
Ahora que los ciclones han llegado con muchos ímpetus…
Hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega ■