“Hay una confusión profunda entre sexo y género”, explicó Amado Jonathan Hernández, porque no sólo es una confusión entre jóvenes, familias o personas en general, sino hasta “en el nivel federal y las dependencias del gobierno mexicano”, porque carecen de coherencia y homologación en los conceptos.
Con un taller-conferencia, por primera vez en 190 años, la Unidad Académica de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ) abrió las puertas para ofrecer charlas hacia la comunidad de la diversidad sexual en el estado, ya que este lunes se impartió la conferencia «Recomendaciones y estrategias para identificar y prevenir la discriminación por orientación sexual, identidad y expresión de género en centros educativos», a cargo de Amado Jonathan Hernández y Yurinova Fibela.
Entre los temas a impartir, el primero fue la definición de los conceptos sexo y género. Amado Hernández explicó y ejemplificó que la confusión a la hora de definir y “etiquetar” a las personas entre los conceptos hombre-mujer o masculino-femenino, va hasta el nivel del Gobierno Federal y las dependencias a su cargo.
Mostrando tres documentos oficiales, explicó cómo en las credenciales para votar del Instituto Nacional Electoral (INE), el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) y en el pasaporte mexicano emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la redacción de los datos personales y a la hora de referirse al género carecen de coherencia un documento con otro.
“No hay una homologación porque hay una confusión muy profunda culturalmente entre sexo y género, pareciera que una determina la otra inmediatamente por eso pueden encontrar una frase que dice: sexo asignado al nacer”.
Por otro lado, mencionó que las y los profesores son la figura más importante para acabar con la violencia escolar en contra de las personas LGBT+, pues el 98 por ciento de las y los docentes entrevistados entre mayo y octubre declaró haber presenciado un acto de bullying homo, lesbo, bi o transfóbico en su centro escolar.
Docentes, únicos testigos con capacidad de decisión
Dentro de las principales características del bullying a las personas de la comunidad de la diversidad sexual, es que “parece invisible” porque se naturaliza este tipo de violencia; es estructural “porque no importa con quien vaya, si voy con el director, la profesora o mi papá, nadie va hacer nada porque todo el mundo se va a quedar callado”, lo que genera una continua exclusión y desempoderamiento a las personas violentadas.
En ese sentido, las estadísticas muestran que el 17 por ciento de las personas violentadas en las instituciones educativas se cambia de escuela o la abandona; el 33 por ciento tenía peores calificaciones; el 66 por ciento tiene dificultades para aprender en clase y el 75 por ciento evita áreas del centro educativo.
Finalmente, las recomendaciones que se dieron para acabar con esta problemática son, en primer lugar, denunciar el acto violento, ya que da pie a un antecedente para que exista una percepción real del fenómeno del acoso escolar en el país y la institución pueda crear estrategias de solución y prevención.
Además, no usar la mediación entre iguales como herramienta de resolución de la situación de violencia o forzar artificialmente que los estudiantes se pidan perdón.
Asimismo, no enfrentar de forma directa a quien sufre con quienes le agreden, la persona acosada está en desventaja.
“Para la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad es un aspecto fundamental de la condición humana que está presente a lo largo de la vida en el que abarca el sexo, las identidades, la expresión de género, orientación sexual, erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Por lo que las y los estudiantes cuentan con una sexualidad que debe ser respetada por lo que existe la Ley de Educación inclusiva”, finalizó.
