En febrero de 2011, la revista Nexos publicó, por primera vez, los resultados arrojados por sendos estudios llevados a cabo por las agencias de investigación pública GAUS SC y LEXIA, titulado El mexicano ahorita: retrato de un liberal salvaje. Dicho estudio ha tenido seguimiento, mismo que tuvo lugar en las páginas de la misma revista, en sus números de mayo de 2018 (El mexicano hoy. Igual de liberal, pero más salvaje) y en el actual número en circulación con el título Regreso a liberal salvaje*. Tales estudios han demostrado el carácter del mexicano, acaso ya escudriñado por Octavio Paz en El laberinto de la soledad, pues describen a los mexicanos individualistas, esperanzados apenas en sí mismos, interesados primordial, y casi exclusivamente, en su familia. Cabría entonces preguntarse si el mexicano de hoy sigue entrampado en ese laberinto que lo aísla. En tal contexto, se volverá oportuno, también, analizar los efectos que tendrá el ambiente de polarización en el que se encuentra, y que día con día se agrava más, nuestra agenda política nacional.
Volviendo al estudio más reciente, los autores identifican un aumento en las percepciones de inseguridad personal, corrupción pública, deficiencia en la salud y falta de dinero para las necesidades propias, en cambio, en cuanto a los rasgos positivos, es posible encontrar que mejoraron las percepciones respecto a que el país va mejor, tiene rumbo, queda a deber menos a la población y en el que se vive mejor que en el que habitaron sus abuelos. Llama la atención en este aspecto, cómo, según el estudio, de 2017 a 2022, la percepción de que los mexicanos somos pacíficos pasó de 64% a 51%, trece puntos porcentuales que ganó la percepción de que los mexicanos somos violentos. Desde estos renglones, la innegable condición de inseguridad, si bien, se va normalizando entre la población, no deja de manifestarse en la imagen que de sí mismos tenemos al respecto de nuestros vecinos y. en general, de la sociedad de la que formamos parte.
Sin embargo, hay aspectos positivos. El estado de bienestar podría tener una esperanza de materializarse en instituciones duraderas, bajo lo que demuestra la encuesta en relación con la expresión Los apoyos del gobierno no me han ayudado a que mi familia esté mejor con la que el 47% está de acuerdo, mientras que un 53% lo está con la contraparte: Los apoyos del gobierno me han ayudado a que mi familia esté mejor. También hay una interesante respuesta en materia de igualdad, pues la mayoría de los encuestados (61%) estuvo de acuerdo en que la solución para que disminuya la pobreza no es que “los de arriba” ganen menos, sino en que “los de abajo” ganen más.
Este primer y superficial acercamiento al estudio nos pone frente al espejo como colectividad: el contexto importa, la agenda incide e ignorarlo agravará las precondiciones y condiciones inherentes a lograr disminuir la desigualdad, la corrupción y la inseguridad, retos prioritarios de las generaciones vivas.
Nota: disponible en línea en https://www.nexos.com.mx/?p=72697.
@CarlosETorres_
