El día último de este mes de noviembre se cumplirán tres años exactos del periodo para el que fue electo el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Más de la mitad de ellos ha tenido que encabezar los esfuerzos nacionales contra la pandemia de Covid-19, agravada en nuestro país por las de sobrepeso, diabetes, hipertensión, tabaquismo, además de un sistema de salud degradado por los gobiernos neoliberales que alentaban su privatización mediante la subrogación de servicios, y el abandono en todas las áreas. Y con la pandemia llegó la parálisis casi total de la economía nacional y mundial, y las dificultades para conseguir los equipos, materiales, medicamentos y vacunas requeridos con urgencia por toda la población. Todo el gobierno se puso en pie de lucha para habilitar centros hospitalarios, para transportar equipos, medicamentos y vacunas, para apoyar el trabajo esforzado del personal de todas las instituciones de salud. Lamentablemente, como ocurrió en todo el mundo, la pandemia y el parón de la economía afectó a todos, pero mucho más a los que menos tienen.
Al mismo tiempo, ante el hecho que al llegar al gobierno se encontró con que no existía ninguna corporación policiaca federal disponible para atender las funciones de prevención y combate al crimen organizado violento y al de cuello blanco (Recordemos que solo existía la Policía Federal creada y dirigida por el equipo de García Luna, hoy procesados por complicidad con las bandas delictivas, y que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) era un ente inutilizado) inició el proceso de construcción desde cero de la Guardia Nacional que hoy cuenta con una fuerza operativa de 100 mil personas y con 200 nuevos cuarteles construidos en las 32 entidades de la República, además de poner de pie a la UIF y al SAT para golpear a los criminales donde más les duele: en sus bolsillos. Recordemos que desde el principio adoptó las políticas de combate a las empresas ‘factureras’ y a los evasores fiscales, y logró la ley para prohibir las condonaciones de impuestos. Asimismo, logró el apoyo del Ejército para golpear frontalmente al robo de combustibles en Pemex, y de la Marina para enfrentar la corrupción en puertos y aduanas, logrando con ello una recaudación extra de casi un billón de pesos. También fue muy trascendente la reforma laboral y el capítulo correspondiente en el TMEC, así como los incrementos salariales más importantes de los últimos 40 años.
Hoy, después de casi tres meses de disminución constante de los indicadores de contagios, camas ocupadas y defunciones, 31 entidades de las 32 ya están en semáforo verde y las actividades económicas y sociales se reactivan gradualmente: la cantidad de empleos registrados en el IMSS ya supera los existentes al inicio de la pandemia, el sector educativo recupera gradualmente su actividad presencial y, por fin, se abrió la frontera con Estados Unidos para actividades no esenciales. Por otra parte, desde el inicio ha tenido que administrar las presiones contrapuestas generadas por el crecimiento de la migración que cruza por oleadas la frontera sur con rumbo a la frontera norte, y la política de contención del gobierno del vecino del norte, encabezado primero por Trump y ahora por Biden.
Durante toda la pandemia fue importante evitar la desarticulación en el desarrollo de los programas de bienestar, los que constituyen la modalidad mexicana de la renta básica universal que hoy se experimenta en diversos países del mundo, con lo cual y con la invaluable aportación de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos en forma de remesas para sus familias, se evitó una crisis de consumo, lo cual se demuestra con los propios informes de las asociaciones privadas existentes en el sector comercio. También es digno de mencionar el esfuerzo que se hizo en el frente externo, desde lograr el flujo constante de vacunas seguras y efectivas, de procedencias diversas, reconstruir las relaciones de México con américa latina y el caribe renovando la CELAC, abandonadas durante años por los neoliberales obsesionados con la absorción de nuestro país por E. U. Y todo ello sin descuidar las relaciones con la potencia del norte y con Canadá, tercer socio del nuevo tratado comercial Tmec. En unos días, AMLO asistirá a la reunión cumbre del Tmec con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá y con el presidente de E.U. Joe Biden, con cuyo equipo se ha desarrollado un intenso trabajo previo, incluyendo visitas de Kamala Harris, vicepresidenta, del secretario de estado, del fiscal general y del responsable del combate al cambio climático.
Lo referido hasta ahora creo que es una muestra del quehacer de un gobierno encabezado por un político perseverante, confiado en su conocimiento del país y de su pueblo, que no se dejó vencer por los peores infortunios de los últimos 100 años, y que en ningún momento ha cerrado los canales de información sobre la acción gubernamental. Millones de mexicanos evitamos el desaliento que promovían los grandes medios de comunicación, con la información diaria sobre los grandes temas emitida en las conferencias matutina y vespertinas. Estoy convencido de que muchos no olvidaremos las pacientes explicaciones sobre la naturaleza de la pandemia y sobre las políticas oficiales del subsecretario Hugo López Gatell, sus refutaciones a los críticos que destilaban ignorancia y mala fe, y que con esa información dotó de fuertes fundamentos a la esperanza en que seríamos de los primeros países con poblaciones grandes en estar protegidos contra el Covid-19. A mi juicio, esa comunicación intensa entre gobierno y sociedad es lo que explica el reconocimiento que todas las encuestas reportan, de los mexicanos con su Presidente.