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jueves, 28 marzo, 2024
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Pray for the world

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA •

Antier el mundo vivió otra sacudida de violencia de esas a las que desgraciadamente cada vez más nos acostumbramos, le tocó a Francia y particularmente a París la ciudad de las luces y para muchos la capital mundial de la cultura, vivir un desgarrador episodio de terror, de esos que achican el corazón y crean “conciencia momentánea”, por llamarla de alguna manera, situación que me lleva a la siguiente reflexión.

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Los atentados -ocho en total-, cometidos con rifles de asalto y coches bomba por activistas del grupo extremista Estado Islámico (ISIS), en su versión gala, tuvieron como víctimas a 300 personas aproximadamente, de las cuales 127 fallecieron y del resto de personas heridas, se calcula que 80 más pudiesen perder la vida. Es el peor atentado de las últimas décadas en esta parte de Europa y tal vez, del resto del mundo a partir del 11 de septiembre en Nueva York.

¿El móvil? Una vez más, las diferencias religiosas y el odio racial.

Antier en redes sociales se hablaba del acontecimiento con ligereza y desinformación, no solo los mexicanos platicaban del horro de la masacre, del sentimiento que les provocaba la convulsión del pueblo francés y de la desgracia ajena (esa que distingue tan bien, pero hace tan mal a nuestra sociedad, por ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio), también muchos artistas Estadounidenses en conjunto, volvieron trending topic: PRAY FOR PARIS (recemos por parís), al mismo tiempo que lanzaban todo tipo de teorías conspiracioncitas e insultos contra los musulmanes, sin saber que el 10 por ciento de la población francesa es de este origen, del que además se desprenden millones de ciudadanos alrededor del mundo, en cualquier país, con cualquier lengua y en cualquier continente, incluida América y por supuesto Estados Unidos, donde por ejemplo existe una comunidad de musulmanes que se dedican a trabajar y contribuyen con sus impuestos al progreso de esta gran nación, compuesta de inmigrantes de todo el mundo.

Así pues,  el mundo desde afuera, contextualizaba el delicado percance dentro de una especie de guerra de religiones y odios raciales, la gente de muchos países enfocaba las baterías en denostar a cualquier musulmán por el solo hecho de serlo, atribuyéndole algunas condiciones de las que más bien quienes proferían tales agravios eran carentes de ellas, los tachaban por ejemplo de extremistas (a todos), de terroristas (a todos) y de seres endemoniados (también a todos). En resumen, los Jueces se convirtieron en verdugos ignorantes y xenofóbicos por catalogar al mundo musulmán de terrorista, sin enfocarse a los verdaderos culpables que son apenas un puñado en comparación con los millones de mahometanos correctos.

Los antecedentes no son simples y no son recientes, por lo que vale la pena enfocarnos en ellos a partir del 11 de septiembre.

Política al fin y al cabo, los acontecimientos de las torres gemelas cambiaron al mundo para siempre, los países adoptaron formas más estrictas en su seguridad nacional y el tránsito de personas se volvió un galimatías por los enredosos tramites que el nuevo protocolo exigía, pero no solo eso cambio, eso hubiera sido lo de menos, también a propuesta de Estados Unidos, un grupo de países en los que estaban incluidos España e Inglaterra entre otros, decidieron atacar Irak y los Estados que lo rodeaban, con el fin de acabar con el terrorismo que ahí se gestaba y que contaba con armas nucleares y peligrosos lideres antidemocráticos capaces de formar un Califato. Al tiempo, la invasión se explicó más por la regeneración de la economía Norte Americana por la venta de armamento y el subsuelo petrolero de la región, que por los motivos que en un inicio abanderaban la oleada, por ejemplo, si se derroco a Saddam Hussein pero el país quedo hecho cenizas, nunca se restauró un verdadero régimen democrático y de progreso, tampoco se encontraron armas nucleares y al tiempo ya con Obama la retirada fue inminente, no sin antes sufrir atentados como el del tren en Atocha, en España y el de Londres por apoyar la causa de los dolidos del 11 de septiembre. Para esta cometida Francia se mantuvo en contra de la invasión, por tener tratados energéticos con estos países musulmanes.

Si bien, Francia siempre ha tenido una política migratoria flexible con los musulmanes, las condiciones del mundo no son las mismas que hace 20 o 30 años, cuando los padres de los jóvenes musulmanes Franceses formaron parte de una sociedad más igualitaria, con oportunidades muy similares entre un galo y un medio oriental por ejemplo. Hoy las condiciones son totalmente diferentes y las nuevas generaciones de musulmanes padecen desigualdad, estigmatización, criminalización y una sociedad tremendamente incapaz de sentir vínculos con sus vecinos, con sus empleados, con sus compañeros de trabajo y de escuela, con los musulmanes pues. Derivado de esto es necesario analizar el conflicto en una dimensión mucho más amplia de la que las redes sociales o los noticieros nos brindar y entender el día de antier en parís como la obscura punta del iceberg.

1/2. ■

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