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miércoles, 24 abril, 2024
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Dr. Atl, a 58 años de su fallecimiento

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

Editorial Gualdreño 538

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El 15 de agosto de 1964, a las 13:30 horas, dejó de existir el artista Gerardo Murillo -mejor conocido como el Dr. Atl-; la noticia se difundió en medios nacionales el 16 de agosto, el periódico El Universal publicó la noticia en la portada de su diario junto con otras notas que hablaban de la labor de López Mateos y una en particular, de haberla leído el artista recién fallecido, seguro le habría hecho sonreír sarcásticamente: “México inició trascendental etapa de su vida democrática”1, porque además del talento creativo que poseía el nacido en Guadalajara en 1875, tenía una gran capacidad para el análisis político; de hecho, a inicios del siglo XX, durante su estancia en Europa, hay indicios de que participó en actividades con el Partido Socialista Italiano (fue en Italia precisamente en donde inició sus estudios de vulcanología). Gerardo Murillo era un lector incansable; además de arte y el origen y la evolución de los volcanes, estudió derecho y filosofía y se interesó particularmente por los movimientos políticos internacionales, de ahí que se relacionara con artistas e intelectuales vinculados, por ejemplo, con el anarquismo y el socialismo.

Una de las facetas poco conocidas del Dr. Atl, es la relacionada con su labor como editor; al respecto, la doctora Natalia de la Rosa, ha escrito un texto para BiblioGráphica -revista editada por la UNAM- que es una delicia, sobre todo para aquellos que nos dedicamos al estudio de la historia social del arte y sus artistas. En su artículo, Natalia afirma que Gerardo Murillo, cuando vivía en París (entre 1912-1913), “organizó el periódico L’Action d’Art con un grupo de intelectuales anarquistas”, y que a su regreso a México “en 1915, en papel de estratega y dirigente de la causa carrancista, el artista y revolucionario coordinó dos publicaciones periódicas, La Vanguardia. El Diario de la Revolución, fundada en Orizaba, y Acción, publicada en Guadalajara, seguidas por Acción Mundial, en 1916 y 1917, periódico activo desde la Ciudad de México”.2

Ya hemos dicho que el apelativo del Dr. Atl le fue asignado en uno de sus viajes a París, por Leopoldo Antonio Lugones, uno de los poetas argentinos representativos del modernismo hispanoamericano. “Atl” por su referencia al agua, “Dr.” por haber estudiado en Roma filosofía (en su primer viaje a Europa financiado por el gobierno porfirista); su legado va más allá de la obra pictórica producida y mucho nos queda por seguir investigando en torno a todo lo que realizó en su larga y fructífera vida, como lo concerniente a sus libros publicados, “[…] el poemario Sinfonías del Popocatépetl, el Catálogo de la colección Alberto J. Pani, los dos tomos de las Artes populares en México y el libro Iglesias de México, publicadas entre 1920 y 1922. El conjunto fue complementado con ¡Arriba!, ¡Arriba!, descrito por Antonio Luna Arroyo como una suerte de autobiografía”3, solo por mencionar algunos. 

Reflexionar en torno a lo que este artista hizo durante décadas también nos lleva necesariamente a hacerlo con respecto a lo que en la actualidad se encuentran haciendo los creadores de estas nuevas generaciones; el Dr. Atl además de pintor fue editor, vulcanólogo, escribía sobre política (y no solo eso, se involucraba directamente) y hacía poesía; nunca dejó de investigar, de estudiar, de aprender, y todo eso se evidenciaba en lo que hacía; porque cuando un pintor se informa, lee, escucha música y va al teatro se nota, y cuando no, también.

Cuando alguien quiere ser artista y se decide a serlo, debe entonces asumir que la formación debe ser integral y no solo enfocada a conseguir el dominio de la técnica; el conocimiento de otras disciplinas y el estudio sistemático deben ser la constante para cultivar un lenguaje creativo auténtico. Realizar una licenciatura, por ejemplo, no convertirá en artista (como por arte de magia) a quien estudie arte, pero sí le ayudará a empezar a abrir los múltiples caminos de su vida profesional. Hoy recordamos al Dr. Atl, en el aniversario número 58 de su fallecimiento, como ejemplo de lucha, constancia y estudio para las nuevas generaciones.

Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín

[email protected]

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra538

1 El Universal, Ciudad de México, 16 de agosto de 1964, portada. Hemeroteca de El Universal.

2 De la Rosa, Natalia, “El Dr. Atl y la revista América: un programa estético y editorial antiimperialista”, BiblioGráphica, Volumen 4, Número 2, Segundo semestre 2021, UNAM, p. 3 89. En: https://bibliographica.iib.unam.mx/index.php/RB/article/view/104

 Ibidem, p. 90.

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