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viernes, 19 abril, 2024
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El reto del voto útil por la democracia

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Por: Claudia Anaya •

En un país democrático, el equilibrio de poderes permite el sano funcionamiento del sistema político. Cuando el titular del poder ejecutivo comienza a tomar decisiones de manera discrecional, debe existir en el poder legislativo una pluralidad partidaria que genere equilibrios y garantice así la democracia. De lo contrario, México está en riesgo de volver al aborrecible presidencialismo que, justo es decirlo, caracterizó a una de las épocas más oscuras de la vida de nuestro país durante el siglo XX. Lo digo abiertamente porque la verdad y la autocrítica nos hacen libres.

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Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Debemos recordar que si el presidencialismo cobró fuerza, fue gracias a un cuerpo legislativo obediente y sumiso ante la figura presidencial, un Congreso totalmente entregado a validar jurídicamente los caprichos del presidente en turno. Estamos volviendo a ese fatídico escenario y muchos mexicanos no lo están viendo. Necesitamos despertar.

¿Qué es hacer historia? ¿Es permitir que la inercia irreflexiva tome el papel protagónico? ¿Repetir los errores del pasado es hacer historia? Más bien parece un bucle en el que la vida democrática se ve enfrascada y el futuro, comprometido. Las nuevas generaciones no merecen cargar con los altos costos de un voto emitido como un mero arrebato. No compremos ilusiones ópticas disfrazadas de esperanza, ni aceptemos espejitos a cambio de nuestra verdadera libertad. ¡Despertemos!

La soberanía popular, bien lo sabemos, se deposita en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. A la par, con el tiempo han sido creadas las instituciones que hoy en día velan, por un lado, por garantizar el respeto a la decisión popular en los temas públicos —en este caso, el Instituto Nacional Electoral— y, por el otro, garantizan que los actores de dichos poderes no incurran en excesos; por citar un par de ejemplos, tenemos a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Auditoría Superior de la Federación. Por cierto, dichos organismos fueron creados gracias al trabajo colegiado que el PRI, el PAN y el PRD realizaron a lo largo de los años en las cámaras, por lo que para dichos partidos no es nueva la suma de fuerzas a favor de un fin en común.

Contrapesos y vigilancia son elementos que, insisto, deben primar como tareas irrenunciables en el ámbito político y técnico. De lo contrario, irregularidades como las detectadas por la Auditoría Superior de la Federación al manejo del programa ganadero Crédito a la Palabra, quedarían impunes. Por cierto, sólo espero que el resolutivo final que se tenga a este respecto sea un ejemplo a seguir en la lucha anticorrupción tan anunciada por Andrés Manuel López Obrador y tan anhelada por el pueblo mexicano. Espero que la justicia y la equidad se apliquen con toda congruencia y rectitud, y no sea toda una simulación orquestada a partir de acuerdos cupulares.

Un voto a favor de la Coalición “Va por Zacatecas” es un voto a favor de la recuperación de ese equilibrio que nuestro país está perdiendo en la toma de decisiones en la esfera pública. Desde la Cámara de Diputados, desde los congresos locales, desde los gobiernos estatales y desde las alcaldías, mucho se puede hacer para redirigir las políticas públicas con base en criterios de planeación que pongan en primer sitio el interés ciudadano.

En menos de 3 años, las decisiones unilaterales han dado al traste con programas que eran ejemplo de prácticas deseables en el ámbito gubernamental, tales como el programa 3×1, el Prospera, el Seguro Popular, el programa de Guarderías y Estancias Infantiles, por citar tan sólo algunos de los que fueron cancelados, sin importar que en el camino se haya afectado a tantas familias en todo el territorio nacional.

Aún hay tiempo para sopesar muy bien todas las opciones, para examinar alternativas y llegar a una decisión razonada, basada en perfiles, trayectorias y, sobre todo, desempeños. No dejemos que la exaltación decida por nosotros o por el futuro de los nuestros. Analicemos, consultemos detenidamente, basados en fuentes fidedignas, platiquemos nuestras ideas con los nuestros, siempre de manera respetuosa y comedida, y hagamos del sufragio un ejercicio de reflexión profunda.

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