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viernes, 19 abril, 2024
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Flor de sangre sembrada por el amor:

■ edición autogestiva en tiempos de crisis

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Por: STULTIFERA NAVIS •

La Gualdra 514 / Libros

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Para el mundo de la edición de libros en papel —como en muchos otros ámbitos—, los dos últimos años han sido tan difíciles como complejos. En el caso de las pequeñas editoriales de pueblo y talleres de producción de libro artesanal, que son la trinchera para autorxs noveles, donde resisten las narrativas y poéticas de las voces de la localidad, encontramos la supervivencia en la medida en que podemos aplicarnos desde la autogestión —es decir, desde el apoyo mutuo, la empatía y el afecto potenciador que permite el trabajo editorial libre y autorganizado como forma de vida noble, bella y digna en la comunidad— a buscar soluciones más coherentes y viables con la cotidianidad del libro en nuestro entorno, aprovechando y compartiendo creativa y significativamente los saberes de los muchos oficios que conforman una colectividad alrededor del libro artesanal, y los recursos que están a nuestro alcance.

El libro de poemas que acabamos de publicar en enero de este año, con el poeta zacatecano Óscar Édgar López, es un excelente ejemplo de lo que para nosotros representa una edición autogestiva. A veces, en son de broma, en el taller decimos que somos nenis de la literatura. Más que nada, porque a falta de ferias y librerías, en las redes sociales encontramos una vía para acercarnos a nuestrxs lectorxs, no solo de pantallas, sino también de libros en papel, y las usamos de forma asidua como herramienta de interacción, difusión de contenido y venta. Fue así como conocimos a Óscar, a mediados del 2021. Entablamos comunicación, y pronto intercambiamos correspondencia electrónica. Platicamos sobre la posibilidad de realizar un libro con sus poemas, y comenzamos a trabajar de manera conjunta. A lo largo de varios meses, por nota de voz, mensaje, correo electrónico y video-llamada, gestionamos un canal de comunicación creativo que nos permitió editar un libro de principio a fin —de un punto a otro del país—; acordando reuniones para trabajar en el texto; o bien para revisar la edición de interiores; o las imágenes, trabajo del fotógrafo y buen amigo, Arturo Hernández. El proceso ha sido arduo y de mutuo compromiso, pero bastante enriquecedor y emocionante. Es así como realizamos en nuestra colección Poetas de nuestros pueblos y nuestros días, esta edición artesanal de Flor de sangre sembrada por el amor.

Un libro en el que Óscar Édgar nos invita a redescubrir el hallazgo cotidiano del posible caminante anónimo que cruza ante nosotros, que puede ser un joven con aspecto de oficina, un travesti en la cantina o el obrero pintor de brocha gorda, quien vivió, vive o vivirá en su silencio interior el drama amoroso de su vida tarde que temprano, sin perder de vista que la sordidez y la decadencia humana están a la vuelta de la esquina.

Gracias a la hospitalidad y solidaridad del espacio cultural y galería Rey Chanate, el próximo 25 de febrero, a las 19:00 hrs., tendrá lugar la primera presentación de Flor de sangre sembrada por el amor, en el centro de Zacatecas, en compañía del autor y el editor del Taller de Edición Autogestivo Stultifera Navis. Y el sábado 26, se presentará en la Feria Potosina del Libro y la Revista Independiente. 

Flor de sangre sembrada por el amor

[Fragmento]

Por Óscar Édgar López

Para Mariel

I

¿Por qué la mordida del ser ha de ser tan triste?,

¿por qué habremos de revolcarnos siempre

en idéntica miseria?, 

y decirle a Dios: “adiós, mucho gusto”,

¿qué Dios más grande que las pelusas en mi ombligo?,

que esta gatita de tres meses que ora al sol con sus ojos de jade,

y es simple y eterna y en ella el amor es tan sencillo.

 

El amor: esa mariposa negra que vuela dulce,

más luminosos que la verdad eran nuestros paseos,

entonces se anulaba todo ego

y un Dios que aún no decía adiós

nos miraba complacido;

y yo era alguien,

y no tenía más oficio que contemplarte.

 

II

Yo nací con ojos para ver tu cuerpo desnudo,

tú y no los montes ni las riveras,

tú a media luz en las ventanas y en las escaleras,

o bajo el tamiz de un aire ebrio,

bajo la regadera con tacones y contra la pared.

 

Atado por gracia de tus manos;

en camisón de seda, en mallas buceando 

los arrecifes de la cama.

 

Tus labios dan la orden y yo entro:

al principio todo es jardines,

flores y azahares y fuentes danzarinas.

De eso va la vida del iluminado:

de momentos de húmeda eternidad,

prendido al ardor de tu cuerpo desnudo 

por el sol incendiado.

III

Tenía un collar de ojos. Eran treinta las miradas que le rodeaban el cuello, treinta ojos de treinta muertos. Cuando quiso abrir los suyos, notó, al rozar con sus dedos, el hueco de las cuencas desoladas. A cambio de no ver, la Muerte le regaló treinta ojos, treinta ojos en un collar que rodeaba su cuello. 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-514

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