■ Hubo casos exitosos de la intervención del FPZ en la lucha por la tierra, menciona
El Frente Popular de Zacatecas (FPZ) nació en un momento histórico en que a nivel nacional se discutía el deber ser de las universidades públicas. Esta discusión convocó tanto a profesores como a estudiantes, motivados entre otros asuntos, por el reciente golpe que implicó la matanza del 2 de octubre de 1968.
La Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) no fue ajena al proceso e incluso tuvo vínculos estrechos con otros centros de estudios que entonces significaban la vanguardia de la discusión sobre aspectos como la democracia, la autonomía universitaria y la inclusión del pensamiento crítico en la cátedra y la enseñanza: la Universidad Autónoma de México (UNAM) y la correspondiente de Nuevo León (UANL), ambos espacios de efervescente actividad.
De esta manera y bajo la influencia de líneas de pensamiento como el marxismo, cuyo núcleo teórico plantea la lucha de clases, los universitarios zacatecanos voltearon a su entorno y encontraron su expresión en la realidad del estado, en las contradicciones entre el campesinado y una oligarquía ganadera y latifundista, comenta en torno al surgimiento del FPZ, René Lara Ramos, entonces integrado como alumno a la Escuela de Economía de la UAZ.
Lara Ramos recuerda el Simposium de Reforma Universitaria que en 1970 fue convocado para discutir tanto la estructura jurídica de la Universidad Autónoma de Zacatecas, -la cual aún no contaba, tras dos años de fundación, con Ley Orgánica-, como sus programas académicos.
En ese mismo año, señala, fue cuando la Federación de Estudiantes de la UAZ cobró autonomía y los mismos lograron “su mayoría de edad”.
“Para nosotros era fascinante la UNAM, la Autónoma de Nuevo León, la Nicolaita, que eran universidades que siempre han dado muestras de consistencia, de lucha, aún hoy”.
Justo de la Universidad Nacional Autónoma de México llegó el que se convertiría en el primer economista que tuvo el cargo de director en la muy recientemente aperturada Escuela de Economía, Noé Beltrán.
También de allá hizo su arribo Sergio Corichi Flores y más tarde fue convocado Jesús Pérez Cuevas, todos destacados economistas y actores de la época que “empezaron a inquietarse por lo que era esta posibilidad de universidad en su conjunto y cómo darle viabilidad”; el medio que se encontró para dar la discusión fue el simposium.
Las escuelas universitarias de economía entonces centraban su interés en la visión marxista y su entendimiento de la realidad social a partir de la contradicción que se da por la lucha de clases, pero también lo que la universidad podía hacer “ante eso”.
“En el caso de la Autónoma de Zacatecas, no podía marginarse del pueblo que la había creado y la mantenía, siendo que tenía que ofrecer no sólo opción de estudios a los hijos de los trabajadores y promoverse como una universidad crítica y popular, sino también democrática”.
Para la UAZ cobraron consistencia estas ideologías cuando se involucró en su academia el estudio de la estructura de las clases sociales y el análisis de la explotación de quienes aportan la fuerza de trabajo en la sociedad capitalista.
Desde el ámbito universitario se comprendió que no se podía estar al margen de la sociedad, sino que “era necesario organizar una estructura que interactuara con las estructuras sociales para ver cómo se confrontaban las problemáticas comunes”, agrega.
Y una “problemática fuertísima a nivel económico de Zacatecas” era la concentración de la tierra, precisa René Lara Ramos.
La manera que encontraron los universitarios que se preocupaban por la desigualdad social para incidir en este entorno fue la creación del Frente Popular de Zacatecas.
“Una de las cosas por las que había de luchar era por la tierra para los campesinos, que se repartieran los latifundios ¿Cómo era posible que una vaca tuviera siete hectáreas para sí misma de la mejor clasificación, aunque se dijera en un papel oficial que era distinto?”.
En el momento fundacional del FPZ en 1974, Francisco Valerio Quintero, ahora docente e investigador de la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la UAZ, jugó una posición muy relevante, pero el líder ostensible después fue Jesús Pérez Cuevas.
La lectura que ofrece Lara Ramos es externa a la organización de “El Frente”, en tanto que su participación en los procesos de aquel momento se remitió a ayudar a consolidar lo derivado del Simposium de Reforma en 1971, los planes y programas de estudio de la UAZ y a ofrecer asesorías al Sindicato de Trabajadores de esta institución, también fundado en esta época e inspirado en organizaciones similares de la UNAM y la UANL.
La inclusión del marxismo en la enseñanza en la UAZ era una “forma de trabajar rubros de la cientificidad y era problemático reconocer que la lucha de clases tenía una existencia objetiva y como tal tenía que ser tratada”.
Al respecto, el también colaborador de La Jornada Zacatecas y especialista en temas de Ciencias Sociales, cita una reunión concertada por el gobernador, Pedro Ruiz González, con el entonces subsecretario de Educación Pública, Ramón G. Bonfil, al que se le planteó este problema de que se trabajara en la Universidad y en las “prepas desde el método científico” porque había ataques que pretendían despertar en la sociedad zacatecana “el anticomunismo o el ultra regionalismo” y amenazas de confrontación con el Pentatlón Universitario, que era una organización paramilitar “que tal vez o todavía subsista en el área del Bajío”.
La respuesta del funcionario federal habría sido: “No, bueno, es que así tiene que ser”, con lo que habría dado su respaldo a la enseñanza del marxismo en la UAZ.
Sin embargo, dice Lara Ramos, los espacios para la transformación de los programas siempre han sido precedidos desde entonces por debates al interior de la UAZ.
En su lectura de “El Frente”, subraya que lo cierto es que también ahí se involucraron el movimiento campesino que estaba influido por el Partido Comunista Mexicano (PCM) y otras líneas de pensamiento de izquierda como el maoísmo y el trotskismo, las cuales concurrieron en la emergencia de esta organización.
Es evidente que hubo casos exitosos de la intervención del FPZ en la lucha por la tierra y también en la conformación de unidades productivas. Era la de esta organización una lucha que no terminaba porque se trataba de tocar la estructura de poder hasta ese momento, comenta.
A este respecto, lanza el cuestionamiento de la llegada de Fernando Pámanes Escobedo a la sucesión en la gubernatura del estado, tras un periodo que se caracterizó por colocar en ese espacio de poder a miembros de la oligarquía ganadera.
“¿Quién estratégicamente vio que algo podía ocurrir a una trayectoria tan tradicional como venía siendo esa?”.
Estas son interrogantes que no sé qué tanto estén siendo investigadas pero que sí necesitan de dilucidarse como antecedentes, asevera.
“El Frente tuvo la capacidad de generar un partido político, de llevar a Pérez Cuevas al Congreso; esos son momentos culminantes. No sé que haya faltado ahí, desconozco las instancias de debate en que ellos definieron sus cosas”, comenta sobre los logros de esta organización, de la que sin embargo señala que no logró que sus bases trascendieran sus liderazgos para que pudieran lograr un funcionamiento autónomo, que se decía era uno de sus planteamientos originales.