Terminados los procesos de selección de los dos grandes polos ideológicos de la política mexicana, nos quedamos por ahora con dos mujeres como las posibles candidatas a competir por la presidencia de México, por la derecha, tendríamos a Xóchitl Gálvez y por la izquierda a Claudia Sheinbaum, que de no agregarse otro candidato competitivo a la probable boleta electoral, indicaría que un país con profundas raíces machistas como el nuestro y con serios problemas de feminicidios y violencia de género, sería gobernado por primera vez en su historia por una mujer.
Más allá de las polémicas generadas por los métodos de selección de ambas contendientes y a poco más de un año para que se lleve a cabo la toma de protesta de la próxima presidenta de México, habrá que comenzar a analizar cómo estas dos destacadas mujeres plantean soluciones para los problemas que aquejan a las mujeres y que ninguno de sus predecesores han podido cambiar.
La participación de las mujeres como gobernantes en México data del año 1979, cuando Griselda Álvarez Ponce de León ganó la gobernatura de Colima con el Partido Revolucionario Institucional, después de ella, han llegado otras 15 mujeres a un poder estatal, solo 15 mujeres en los últimos 44 años.
Es verdad que actualmente el avance de la representación femenina en puestos políticos de poder ha sido notorio, actualmente 10 estados del país son gobernados por una mujer, sin embargo, los obstáculos siguen presentes, una gran parte de la sociedad aún ve con duda la capacidad de una mujer para dirigir un gobierno, y no es un fenómeno local, a nivel mundial solo existen 17 jefas de estado de 151 países, una diferencia terrible.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tenido fallos de comunicación garrafales cuando se le cuestiona sobre políticas de igualdad y género, violencia y discriminación hacia las mujeres, pero es de reconocer que ha sido el gobierno en el que las mujeres han tenido una mayor presencia y peso político en un gobierno federal.
Sea quien sea la ganadora de las elecciones del próximo año en el país, será un hecho histórico, un hito que ni la democracia de nuestro vecino del norte ha logrado. Queda mucho por ver, analizar propuestas, discursos, quien estará en sus comités de campaña para tener una ligera idea de las políticas públicas a implementar para que la pesadilla que viven muchas mujeres en nuestro país comience a ver la luz.
Una Señora Presidenta es un paso más, necesario para que nuestros niñas y niños comiencen a vernos como lo que somos, seres con los mismos derechos y capacidades.
La experiencia indica que la llegada de una mujer no es una solución mágica a estos conflictos sociales, pero sí un paso que ha tardado demasiado, sin duda el próximo proceso será histórico, espero que ambas candidatas estén a la altura de las circunstancias.
