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martes, 1 julio, 2025
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Cambio de gobierno: los motivos del escepticismo

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO • admin-zenda • Admin •

El rito del comienzo lo vivimos en cada inicio de ciclo político. Los finales de periodo son señalados por marcadores temporales. Y de manera abstracta, pensamos que efectivamente hay ‘el nacimiento de algo nuevo’ mientras hacemos la celebración del rito mencionado. Así nos pasa con la Navidad o el primero de enero. El efecto de los ritos de inicio provoca la ilusión del ‘nuevo comienzo’, y con ello la formación de expectativas desmesuradas.

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Hace seis años el señor Alonso era objeto de elogios al cambio y la superación de los ‘enormes vicios’ de la señora Amalia García. Y se vieron expectativas descomunales porque se reforzaron con la presencia del PNUD y la idea de que ese gobierno había decidido conducir su acción con el enfoque de Desarrollo Humano. Lo que significaba ponerse a la vanguardia de las teorías y prácticas del desarrollo. Sin embargo, a los pocos meses vino la decepción. Y ahora mismo es un gobierno calificado como un entero fracaso y ejemplo de corrupción. Al cual, por cierto, Alejandro Tello se esfuerza por desmarcarse y anunciar que su gobierno será “diferente”.

Sin duda algunos de los anuncios del gobernador causan entusiasmo entre la población: la implementación del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA), la propuesta de Revocación del Mandato y  la eliminación del fuero; porque atiende uno de los puntos más sensibles del reclamo de la población: la corrupción y el poder arbitrario de los gobernantes. Además de las modificaciones en la Ley de Orgánica de la Administración Pública y en la de Adquisiciones. Sin embargo, hay que tener claridad (y serenidad) en nuestro pensamiento: aun no podemos juzgar, ni bien ni mal, sobre los ofrecimientos de Alejandro Tello en su mensaje político. Porque hay condiciones esenciales para que sean positivos, por ejemplo en el SEA debemos verificar la propuesta para integrar el Tribunal Especial y la autonomía de la Procuraduría; verificar la integración y funciones del órgano ciudadano y del órgano evaluador de política pública. En el instrumento legal de la Revocación de Mandato debemos ver el contenido de la propuesta, porque puede ocurrir lo que ha pasado mucho: balas de salva. Igual con las reformas a las leyes de la administración pública y de adquisiciones. En suma, ¿cómo juzgamos algo si no sabemos su contenido? No niego que plantear la Revocación, de entrada es atractivo, pero si no conocemos los términos específicos que le dan cuerpo, es una imprudencia adelantarse a juzgar sobre ello. Esperaremos a que salgan las propuestas con sus contenidos.

Así las cosas, la pregunta es ¿podemos tener expectativas de que este inicio de ciclo político traerá cambios positivos al estado? Pues lo que puede responder esta pregunta es otra pregunta, ¿qué nos indica la posibilidad efectiva de un cambio de rumbo? No es que el gobernador ofrezca mensajes alentadores, esos son comunes y no indican realmente nada. Lo único que es sólido son los actos orientados a modificar el cómo se gobierna. Es decir, más que el quién esté ahí y la declaración de intenciones, lo vital es cómo se ejercerá el poder: dónde y cómo se tomen las decisiones, las formas organizativas de implementar las estrategias, y los dispositivos para autocorregir la política. ¿Será una administración tradicional, gerencial o de nueva gobernanza? Los grupos en el poder evitarán que se cambie el modo de gobernar porque formalizar la apertura del gobierno a la participación ciudadana, les quita posibilidad de maniobra. Y hacerlo en el horizonte electoral del 18, es casi impensable. Así que cambios en la estructura del acto de gobernar está prácticamente descartado. Y algunos perfiles ofrecidos en el gabinete confirman está idea: Otilio en Desarrollo Social significa que se está pensando en la próxima elección; un militar en seguridad pública, no habla de apertura a nuevas formas de concebir la seguridad; y al señor Armas (donde sea) indica poca credibilidad en el discurso contra la corrupción. Veo los límites pintados en la propia composición del gabinete. Y dijimos que lo importante no es quién gobierna, sino cómo lo hace, sobre qué modelo lo haga; pero el perfil de los propuestos está lleno de mensajes sobre el cómo se ejercerá el poder.

Esperaremos la propuesta de modificación de la Ley orgánica de la administración pública y la implementación del SEA, para ver si empieza a pintar un cambio en el modo de ejercer el mando orientado por la democracia gubernativa o no. Por ello arriba decíamos que el inicio de ciclo genera la ilusión de renovación: los grupos de poder son los mismos, sus intereses no cambiarán de forma espontánea y el contexto electoral a partir del siguiente año será determinante. Así, hay pocas esperanzas de ver modificaciones en la realidad social de la entidad en los próximos años. Y dada la situación de fragmentación social, es poco probable apostar a cambios ‘desde abajo’. Sólo la emergencia de un actor social nuevo, que hasta ahora no hemos visto, podría provocar cambios relevantes. Mientras eso no suceda, la realidad será persistente. ■

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