13 C
Zacatecas
viernes, 19 abril, 2024
spot_img

El poder de transformar la crisis en oportunidad

Más Leídas

- Publicidad -

Por: P. Aurelio Ponce Esparza • admin-zenda • Admin •

El 8 de noviembre será un día que pasará a la historia, como muchos otros 8 de noviembre que forman ya parte de las páginas emblemáticas de la historia de la humanidad. Estados Unidos eligió a su presidente. Ríos de tinta se han derramado desde ese día, múltiples lecturas se han realizado del hecho. Analistas, políticos, periodistas han hecho su mejor esfuerzo para tratar de entender como un hombre como Donald Trump es ahora presidente electo de uno de los países más poderosos del mundo y las consecuencias que se desprenden, para el mundo y en particular para nuestro país.

- Publicidad -

El dato que me ha parecido más significativo de todos estos análisis es el que dice que este acontecimiento es fruto de la profunda crisis que viven nuestros sistemas políticos y económicos en occidente. El mundo cambia constantemente y nuestras instituciones dejan a cada segundo de responder positivamente a dichos cambios. Son insuficientes pues. La democracia, signo más visible de la libertad y autonomía de un pueblo, está todavía lejos de ser lo que se espera que sea en estos tiempos tan volátiles.

Así que resulta por demás evidente que debemos revisar lo que hasta ahora hemos hecho. Claro que estamos en crisis. Crisis de las instituciones, de la política, de la economía, de la sociedad, de las familias, de todo lo que hasta ahora nos daba seguridad, en lo que apoyábamos el presente y futuro de nuestros países. Claro que este cambio de gobierno trae consecuencias para nuestro país, negarlo sería ingenuo e irresponsable, pero de esto a pensar que la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos es el inicio del fin para nuestro país y para el mundo, me parece igualmente ingenuo e irresponsable.

En nosotros está el poder de transformar las crisis en oportunidades. Lo dijo hace días el presidente Enrique Peña Nieto, pero como parece que a la mayoría de los mexicanos nos invade una soberbia incapacidad para ver lo bueno que sin duda tiene, pues nadie se hizo eco de sus palabras, como sí ocurre, en cambio, cuando comete alguna equivocación, por pequeña que ésta sea. Me parece que burlarnos de nuestro presidente en nada abona a la construcción del país que todos merecemos y necesitamos, una cosa es la crítica y otra muy distinta es la mofa y el afán de ridiculizar para desprestigiar, pero ése es tema  para otra reflexión.

México es un país grande, maravilloso, rico y con un potencial enorme; y lo es principalmente por su gente, por los millones y millones que se esfuerzan día con día en hacer bien su trabajo, en ser honestos, creativos, serviciales, emprendedores. Las crisis no nos vienen del norte, como tampoco las soluciones; dejemos de ver a Estados Unidos como el paraíso terrenal. En cada estado de la República, en cada ciudad, en cada pueblo tenemos lo suficiente para ser el país que soñamos tener. La llegada al poder en Estados Unidos de un hombre que nos ha insultado, no debe amedrentarnos ni hacernos sentir pequeños e incapaces, todo lo contrario, nos debe llevar a reconocer la grandeza de cada hombre y mujer de este país. Y antes de pensar el por qué se quiere expulsar a nuestros paisanos del vecino país del norte, debiéramos preguntarnos por qué se tuvieron que ir, por qué no pudieron encontrar en su patria las condiciones suficientes de seguridad y desarrollo personal y profesional.

El verdadero enemigo y obstáculo para el éxito no es el presidente electo de los Estados Unidos, sino cada uno de nosotros, cuando fomentamos la corrupción siendo nosotros mismos corruptos, cuando alimentamos la impunidad siendo nosotros mismos injustos y ciegos para respetar los derechos de los demás, cuando nos mofamos de lo que debiéramos avergonzarnos, cuando permitimos que a los distintos poderes de la Nación llegue gente incapaz, sólo porque en campaña nos dieron un salero con su foto y nos prometieron algunas despensas, cuando no leemos ni analizamos y dejamos que algunos medios de comunicación nos digan como está el país y cómo debemos comportarnos, cuando permitimos que las mafias que ahora se llaman sindicatos secuestren  a la educación y pongan en crisis económica a nuestras escuelas y universidades.

El primero al que tenemos que superar es a nosotros mismos. Aprendamos a valorar nuestro trabajo y el trabajo del otro, dejemos de pensar que Estados Unidos es el modelo a seguir, que cuando seamos como ellos entonces seremos felices, porque ese día nunca va a llegar. Frenemos el capitalismo salvaje que nos envuelve en un círculo vicioso de compra-venta y no nos deja ver más allá; apoyemos al pequeño empresario, al constructor local, al emprendedor vecino, al líder honesto; dejemos de ver el signo de pesos en todos lados y de buscar sacar ganancia de los demás. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -