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jueves, 25 abril, 2024
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“El olvido es el mejor refugio de los asesinos”, afirma historiador sobre muerte de Echeverría

■ A éste se le recuerda por participar en la matanza del 68 y el “Jueves de Corpus”, de 1971

■ La gente ha dejado de esperar justicia a largo plazo; esta desconfianza genera ilegitimidad

■ Advierte que es fundamental la creación de comisiones de la verdad contra la impunidad

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

“El olvido es el mejor refugio de los asesinos”, reflexiona el historiador zacatecano José Eduardo Jacobo Bernal cuando se le cuestiona sobre el manto de impunidad que cubrió por más de cincuenta años al ex presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, quien falleció el pasado 8 de julio y de quien se recuerda su participación en la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 y el “Jueves de Corpus” de 1971, en el ataque conocido como “El halconazo”, por lo que el investigador consideró fundamental la creación de comisiones de la verdad contra la impunidad.
El caso de Luis Echeverría Álvarez, opina el investigador, es un ejemplo de cómo se vive en México el tema de la impunidad. Mucho se habló de un juicio histórico y político contra el ex mandatario, pero como historiador, asegura, se debe destacar la necesidad de una historia con pertinencia social, pues el que la gente diga que a esos personajes “la historia los juzgará” los hace entender que el olvido es su mejor aliado.
“Más cuando se vive también en la sociedad de la inmediatez, en la que todos los días suceden cosas malas y la gente ha dejado de esperar la justicia a largo plazo porque sabe, de antemano, que no va a pasar nada, por eso los juicios y cargos contra ex gobernadores y ex presidentes son noticias intrascendentes”.
Según el historiador, encuestas recientes aseguran que 60 por ciento de la población en México cree que los políticos no pueden ir a la cárcel, lo que es preocupante. Y también, citando al Índice Global de Impunidad, Jacobo Bernal subraya que el país está en los últimos lugares en este tema, pues además hay un cruce de variables en el que los mexicanos perciben que entre más cercano se esté al poder, más difícil es que haya consecuencias o castigos.
“Desafortunadamente, seguimos creyendo que la ley se aplica a quienes no tiene recursos, a los más pobres, pero entre más cercano estés al poder político, mientras más recursos se tengan, tenemos la certeza de que no va a haber consecuencias y esa falta de credibilidad en las instituciones me parece bastante grave porque eso dificulta la gobernanza. Un gobierno en el que no confiamos genera que haya ilegitimidad. En ese sentido, el actual gobierno si busca realmente una transformación tendría que empezar por ahí, pasar del discurso a la acción, porque es muy fácil señalar en redes sociales, tuits, pero sabemos que a final de cuentas no va a pasar nada”.
El caso de Luis Echeverría, agrega el investigador universitario, fue señalado en memes y en tuits de intelectuales, pero al final no pasó nada, eso, asegura, es un botón de muestra que reafirma la cultura de la impunidad en la que vivimos. “A mí me parece preocupante que la sociedad, en general siga, en lo suyo porque sabemos que en realidad no va a haber consecuencias, cárcel o castigos y se queda en una cuestión muy simbólica”.
Además de que se ha dejado de confiar en las instituciones, para Jacobo Bernal es grave que también se desconfía de la capacidad ciudadana, y ante el “bache democrático” en el que está México estancado, en el que no se puede hacer nada gane quien gane, la ciudadanía también se encuentra muy pasiva y desorganizada, lo que se acentuó además con la pandemia. “Vivimos en un país en el que ya no creemos ni en los políticos ni en el estado ni en el vecino”.
“Tenemos que buscar soluciones. En este caso, la academia no puede cruzarse de brazos y debe buscar formas de incidir para recuperar la participación ciudadana”, añadió, además de considerar que es fundamental también crear las comisiones de la verdad contra la impunidad, pues todos los esfuerzos son importantes siempre y cuando no se queden en el nivel discursivo.
“Hacen falta acciones que obliguen a la gente a voltear a ver el pasado y a los personajes. Son temas que no hay que dejar de lado y que los medios de comunicación, la educación y las escuelas tienen que seguir abordando porque se le apuesta al olvido y somos una sociedad que olvida muy pronto las ofensas del pasado porque parecen lejanas ante las constantes ofensas a la sociedad en la que vivimos hoy.
No hay que dejar este tipo de temas porque tenemos que seguir bien mentalizados de que tiene que haber consecuencias, enseñarle a la sociedad que hacer algo malo tiene un castigo. Si dejamos de creer en eso, esto será un caos”, concluyó.

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