Hay que dejarlo claro antes de empezar, a manera de introducción: si tienes de amiga en Facebook a Julia Santibáñez lo va a aceptar de inmediato: le gustan las palabras, las mueve como en un enorme tablero de ajedrez, las conoce, sabe cuál es el mecanismo idóneo para que consigan su fin último, el de comunicar, el de decir: acá ando, mira lo que traje, pero no veas tanto cómo lo traje, ve realmente el contenido y asómbrate al admirar la balanza en la que pongo las palabras antes de soltarlas para un poema.
Hágamos una pausa para respirar, como cuando sacas la cabeza de la alberca para volver a echar competencias de a ver quién aguanta más la respiración bajo los reflejos de luz. ¿Listos? Viene macizo, eh, la novedad editorial de hoy, la que nos presenta Julia Santibáñez, obvio estas líneas van para los que no son sus amigos en Facebook, porque quienes la conocemos ya de tú a tú no nos asombramos tanto con “Pulso ad_herido” (Ediciones Bon Art, 2024, agreguemos, para los que quieran que quede bien claro, que se trata de un cuidado editorial de nada más y nada menos, hay pura luz, Bonilla Artigas Editores, dice Julia, lo creo: “ahí nomás pal gusto”). Ahora volvamos a meter la cabeza bajo el agua, ¿listos?
Les podría dejar el inicio de “Nocturno extrañado” y emprender silenciosamente la retirada, porque dos líneas de texto bastan para reconocer que nos vamos a enfrentar a algo muy bueno, dice Julia: “Enfrento la sesión de escritura como a quien le encargan, en ropas de ciudad y desespero, cuidar una tierra incomprensible”. Listo, sáquemos de nuevo la cabeza para tomar aire y volvemos a sumergir bajo los destellos de luz. ¿Ya?, agrega Julia Santibáñez en un poemario “chulo” como “Pulso ad_herido”, el entrecomillado es porque la propia Julia está familiarizada con tan tremenda palabra: “Empiezo un poema y le impongo un tachón”, calma, calma, recuerden que se trata de aguantar un poquito la respiración para llegar al final y sanos, eh: “Lo recibe con estremecedora mansedumbre, igual que una gallina en el desamparo del corral”. Si nos detenemos aquí ya tendríamos unas líneas que son poesía pura en sí, pero que además trae bajo el brazo, la poesía pura, su propia gramática, su propia morfosintáxis y, claro, con permiso de los estructuralistas checoslovacos, su propia lingüística.
¿Así que ustedes son de los que creen que la poesía no puede ir de la mano por un parquecito, con un helado de chocomenta con mango, mi preferido, la poesía de la lingüística?, ¿recuerdan ustedes aquel poema de Octavio Paz donde nos convocaba, invitaba, chacoteaba a faltarle el respeto a las palabras? Pues Julia lo consigue de la misma forma en la que una esgrimista consigue un tocado o punto al embestir con la punta, pues los que saben dicen que “se considera, en esgrima, blanco válido el torso, la cabeza y los brazos o tren superior, ¿no les parece hermoso?, y entonces la pregunta cae por su propio peso: ¿cómo lo hace Julia Santibáñez recurriendo a las palabras en un poemario como “Pulso ad_herido” en menos de 100 páginas y con una destreza tan directa que cuando citamos a Octavio Paz, Julia ya nos sacó la delantera y trae bajo las estrofas un huracanado diálogo con Octavio Paz, ¿otra vez?, en ‘Habla la Ninfa (Diálogo con Octavio Paz)’: “cada huesito rómpelo/de horrores infinítalos/áspero/véngate” y hasta aquí la cita, porque tampoco se trata de que bajo el agua, ¿lo recuerdan?, les pase el poemario “Pulso ad_herido” completo, hay que dejar ese “suspence” que el tata Isaac Bashevis Singer aconseja tanto a los novelistas, pero que con su venia aplicamos a una obra literaria directa, bien trabajada, emocionante y, pongamos ahora que revisamos los tiempos de aguante de la respiración, “refrescante”, disculpa, Julia, la idea es que haga juego con lo de la alberca y los destellos de luz… ¡eso mero!, justo como podríamos finalizar esta humilde observación a un gustoso poemario y a una larga amistad en Facebook.
