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martes, 23 abril, 2024
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Lecciones de Bolivia para México

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Por: La Jornada Zacatecas •

México pasó, en el imaginario reciente de América Latina, al conjunto de países de gobiernos progresistas. Así que es buen momento para aprender de la experiencia de esos países respecto de sus éxitos y fracasos. Y ver qué cosas son comparables y cuales no lo son. Uno de los países que produjo un cambio económico y social más relevante en toda la historia reciente, es Bolivia; el cual ahora está en medio de un conflicto y la definición de su estabilidad: el 3 de mayo son sus elecciones generales.

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¿Cómo logró crecer su economía al 5 por ciento anual en promedio? Lo cual significó que pasó su PIB de 9 a 40 mil millones de dólares. Esto es, en un poco más de una década multiplicó por cuatro el valor de su economía. La multiplicación por 4 ocurrió en un indicador que puede reflejar muchos aspectos sociales de la realidad boliviana: antes del gobierno progresista el 9 por ciento de las mujeres eran propietarias de tierras; actualmente un 45% de ellas son propietarias. Este indicador refleja los cambios en la realidad rural, la distribución de la riqueza, los criterios de género en las políticas sociales y la emergencia de la nueva clase media en el país. Esto último es de extrema importancia: los ricos siguieron siendo 4% de la población, pero las clases medias se ensancharon mucho a costa de desinflar los grupos de bolivianos que vivían en pobreza extrema. El cambio en las estructuras sociales fue brutal: de ser el segundo país más pobre de América Latina (al niel de Haití) a ser un país de Desarrollo Humano alto (cit PNUD). La desigualdad cambió la realidad de ese país de mayoría indígena. ¿Qué detonantes provocaron ese cambio histórico?

Si el gobierno mexicano desea provocar en este país un cambio histórico, debe meditar tres medidas esenciales: (1) un nuevo pacto social a través de un nuevo constituyente, demanda que la izquierda ha enarbolado por más de una década para México. No hay cambio histórico sin una modificación del pacto constitucional: en la reforma ocurrió la Constitución de 1857; y la revolución provocó la Constitución de 1917. Si queremos un cambio relevante, debemos pensar en un nuevo pacto constitucional. (2) una política estratégica y nacionalista de los energéticos. En el caso de Bolivia, antes del gobierno progresista el país se quedaba con el 18 por ciento de las utilidades de sus recursos naturales (petróleo y gas natural), y durante el gobierno de Evo, pasó a tener el 80 por ciento del valor del precio del petróleo y gas. Eso significó enormes recursos para financiar el desarrollo social. Y (3) la distribución social del poder: las estructuras de poder en Bolivia fueron ocupadas por representantes de sectores sociales vulnerables y los movimientos sociales nacionales. El movimiento social que emergió después de la guerra del agua, se articuló en un proceso de poder popular que se convirtió en gobierno. No era Evo el que gobernaba, sino la articulación de ese poder popular. En México hace falta que hagamos que gobierne el poder popular que sostenga los cambios históricos necesarios para dejar de ser uno de los países más desiguales del planeta. Ricas lecciones que debemos aprender, en estos momentos en los cuales se asoma una crisis en el país, que (si se hace lo correcto) puede convertirse en una gran oportunidad para cambiar a esta dolorida nación que le duele todo: la desigualdad, la violencia y el estancamiento.

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