26 C
Zacatecas
viernes, 18 abril, 2025
spot_img

La manipulación de la metáfora “abrazos, no balazos”

Más Leídas

- Publicidad -

Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Se habla mucho de la estrategia de los “abrazos, no balazos”. Pero esa estrategia no existe como tal, es una expresión literaria del presidente, una autentica metáfora que los opositores a su gobierno lanzan como campanas al vuelo.

- Publicidad -

Tratan de hacernos creer el disparate, para burlarse no sólo de la inteligencia del presidente sino también de nosotros, de que AMLO sale a las calles, da abrazos y con eso, como si fuera un “mesías” (otro de sus inventos) las personas se transforman de malos a buenos. Eso no es lo que dice el presidente, es lo que quieren que creamos.

Por doquier, ha mencionado de forma figurada que los jóvenes ocupan no sólo persecución armada, de tipo policiaca y amenazas desde el poder de que “no me va a temblar la mano” o de “mátalos en caliente”, sino también actitudes solidarias, de amor al prójimo y también ha abundado que el criminal no nace como tal, sino que es una creación social.

Ahí ya puede irse observando una visión y parte del diagnóstico de la criminalidad y, por lo mismo, se deja ver una estrategia de tipo social que pretende cerrar “la fábrica de delincuentes” que es creada por un modelo de sociedad (el neoliberalismo) bajo circunstancias geográficas de producción, traslado y consumo de drogas.

Esa es la columna vertebral, que percibo, de la política de seguridad nacional, la parte nueva y que en México, como en cualquier otra parte del mundo, logra resultados esenciales a largo plazo y que se muestra con apoyos directos a los jóvenes, la parte más sensible de reclutamiento por parte de organizaciones del crimen organizado que distan mucho de ser meramente nacionales.

Pruebas de esa política: becas para estudiar, becas para ser aprendiz de un oficio, antes se les trataba con desprecio y discriminatoriamente. Dice el presidente: Llegaron al punto de estigmatizarlos y cuyo grueso de ese sector está integrado por los hijos de los desempleados y de las familias en una pobreza extrema que motivo el neoliberalismo mexicano, con la concentración de riqueza y profundización de las desigualdades sociales

Quienes critican esta política, como Vicente Fox, al decir que se da dinero a huevones ocultan que muchos de sus hijos, o hijastros, viven con las mejores comodidades económicas y no se les conoce que sean buenos estudiantes y buenos trabajadores, se trata de una discriminación racista, manifestaciones que hablan de excluir y marginar a millones de jóvenes.

Los apoyos de este tipo se realizan gracias a una recaudación que ya evita la evasión de impuestos de pudientes y retira la inyecciones directas del gobierno a empresas, como sucedió con el FOAPROA, en el que trasladaron recursos públicos a los negocios privados, con un programa de rescate que a la fecha se contabiliza en más de un billón de pesos, o el financiarlos con los denominados “fondos” o subsidios de CONACYT para que compren Bienes de Capital a grandes empresas, algunas de ellas extranjeras, con el argumento de que creaban (pero sólo compraban) innovaciones tecnológicas, cuyo desarrollo se da en otras naciones.

Mi crítica a los “críticos” se enfoca, muy socorridamente, a las contradicciones de sus aseveraciones, porque arguyen que no hay tratamiento de investigación policiaca, que con la política de los abrazos ya no hay balas de parte de la autoridad. En esa parte vale resaltar que hay una postura institucional de no matar a los delincuentes detenidos cuando están rendidos, o ya sometidos. Lo que se conoce como índice de letalidad frente al índice de retenidos.

La parte más contradictoria es la queja mediática de que el actual gobierno ha sacado al ejército a las calles. O sea, que no sólo hay abrazos (sigo exponiéndolo como metáfora que sintetiza una visión de tratamiento social) sino también operan los mecanismos policiales y, desde luego, los institucionales que procuran y administran la justicia.

Hay algunos que, siendo políticos, osan afirmar que las patrullas de la guardia nacional solo “turistean”. Y cuando les matan a un hijo, un sobrino, un familiar o un conocido pegan el frito al cielo.

La honestidad intelectual no puede permitir pensar que los elementos de la guardia nacional, y de otras corporaciones incluyendo el ejército y los marinos, no sufren cuando son heridos, o por largas jornadas, climas variables, portación de muchos kilos de chalecos, armas, municiones y la inseguridad que causan a sus familiares por el solo hecho de arriesgar su pellejo por personas que no valoran su trabajo y los critican de no controlar a jóvenes que, a muchos de ellos, pudo haberlos controlado sus propias familias. En fin. En otra entrega expongo otros aspectos.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -