La semana previa; tomé unas cuantas cosas y viajando ligero, como casi todos los años, me trasladé a la CIUDAD DE MEXICO, en los momentos de la celebración de las festividades del día los santos difuntos, y lo hice a sabiendas de la saturación que se da en el centro de esa maravillosa ciudad en estas fechas, donde es prácticamente imposible caminar y disfrutar la ciudad capital como en otras fechas menos importantes.
Me propongo en estas líneas compartir con las sufridas gentes de nuestro querido Zacatecas lo que representa el verdadero turismo cultural, en momentos en donde el SECRETARIO LOCAL DE TURISMO no sólo pide sino exige, en el presupuesto para el próximo año, un incremento de 175 millones más para la promoción de nuestro estado, demostrándonos que no entiende LO QUE NO ENTIENDE, que es que esta hermosa ciudad no requiere promoción, por que los casi 20 millones de habitantes que viven en la CIUDAD DE MEXICO saben de las muchas cosas que ver. INSISTO – y lo seguiré haciendo en el futuro – que lo que se requiere es un VUELO DE BAJO COSTO que no entiendo – a no ser por la oposición de AEREOMEXICO y de sus defensores – que sea tan complicado lograr, porque eso de una reducción en la inseguridad, sobre todo en las carreteras, es algo que difícilmente se conseguirá al menos no en el corto plazo.
De los que por casualidad o por osadía vienen del extranjero mejor ni hablar, ya nos enteramos de que en todo el 2023 sólo vinieron alrededor de 175, la mayoría de ellos paisanos que no vienen a turistear, sino a ver a su gente con los peligros que ello implica.
Aprovecho estas líneas para que alguien le avise a la SECRETARÍA DE CULTURA – según entiendo bien intencionada – a que se abstenga de hablar de las maravillas del FESTIVAL DE JAZZ, cuando hasta el día de ayer no había forma de enterarnos del programa que nos lo platicaron innovador, donde participarían músicos en diferentes puntos de la ciudad capital, y que quedó en dos conciertos diarios en LA PLAZA MIGUEL AUZA, uno local y uno de fuera, es decir, las cosas cambian poco, demasiado poco, y me gustaría comentarle – y lo haré – que revise el PROGRAMA DEL CERVANTINO que recientemente concluyó, para que vea lo que es un festival cultural y copie de donde bien vale la pena copiar y no traiga a la SEMANA CULTURAL CONJUNTOS para jóvenes de grupos famosos –para ellos– que a la cultura no le hacen mucho bien y que son mas adecuados para una FERIA DE PUEBLO que para un festival cultural.
En fin, el objetivo de estas líneas es otro, el de compartir mis experiencias en tan sólo dos días de la semana previa, un viernes y el sábado, el viernes recorrí – un día después del festival de las calacas que estuvo abarrotado – el CENART que por fortuna está a un lado del sitio donde tengo mi antiguo departamento de los tiempos de mi residencia en los setenta. Ahí pude recorrer la siempre agradable instalación de las calacas en LA ESMERALDA, la escuela nacional de ARTES PLASTICAS, donde además pude recorrer una exposición temporal de un artista del que no pude encontrar su nombre, los que vigilaban el área no lo sabían y no había ninguna nota al entrar al recinto, ni ningún tipo de información, que tampoco pude encontrar en internet, lo que nos habla de el poco interés de estos centros, los más importantes del país, en relación a las artes plásticas en difundir lo que realmente es tan importante, esto lo vi también esa mañana en la ACADEMIA DE SAN CARLOS, el otro gran centro formador de artistas plásticos, en este caso, en el centro de la Ciudad de México y que forma parte de la UNAM, al que me referiré más adelante. Pero regresando al CENART – CENTRO NACIONAL DE LAS ARTES – por el cual camino para después dirigirme a la estación del metro ERMITA, donde pude disfrutar de una exposición con los dibujos de TOLEDO ADOLESCENTE, algo realmente maravilloso cuando nos preguntamos si un personaje famoso en la plástica sí supo dibujar algún día, porque después sus trabajos representan una evolución como lo fue la de DALI o de MIRO, donde en retrospectivas podemos admirar su trabajo inicial, en el caso de TOLEDO estos dibujos nos muestran su capacidad en ciernes que posteriormente lo llevarían a la gloria.
Después, en el siempre lleno de lecciones de vida, el METRO Capitalino, que reconozco me gusta con todo y sus bemoles utilizarlo no sólo porque es ya un servicio gratuito para las personas de la tercera edad, como un servidor, sino ver a su gente, a nuestra gente, a mi gente y sus formas de actuar que nos dicen mucho de la cultura de la que provenimos y que es la nuestra propia. Y así llegué al ZOCALO de la CIUDAD DE MEXICO y al caminar con dirección al MUSEO DE LA ACADEMIA DE SAN CARLOS en el costado de PALACIO NACIONAL –calle de la MONEDA- me di cuenta de un museo al que nunca había entrado, el de las colecciones de HACIENDA, que anunciaban en ese momento una exposición sobre RAFAEL CORONEL que llamó mi atención, por lo que entré, pero no sólo disfruté de la exposición de nuestro gran dibujante paisano, que según la información nació en JEREZ, cosa que yo desconocía, pero al final de cuentas pude disfrutar no sólo de su obra, sino también del resto de obras impresionantes que guarda la colección de hacienda, sobre todo de DIEGO DE RIVERA, DE MARIA IZQUIERDO, DE JUAN SORIANO Y TANTOS MAS.
Saliendo de ahí seguí caminando y llegué, a sólo dos cuadras de PALACIO, a la ACADEMIA DE SAN CARLOS, con sus esculturas, copias de las más importantes, como EL ÁNGEL, que se encuentra en el centro del PATIO y que es copia del original que se encuentra en el LOUVRE, o el MOISES de MIGUEL ÁNGEL, en una de las esquinas, y claro otra idea era la de disfrutar los diferentes altares del día de muertos como los que vi en CENART, en LA CINETECA NACIONAL o en LA ESMERALDA, pero debo comentar que la ACADEMIA me pareció un poco descuidada. En fin, de ahí me trasladé al MUSEO DE JOSÉ LUIS CUEVAS, a un par de cuadras de SAN CARLOS, hacia el norte, con su maravillosa escultura de cuevas en el centro del patio y sus exposiciones tanto permanentes como temporales, el lugar estaba vacío siendo que era un fin de semana largo, un puente, y el acceso al lugar es gratuito. De ahí me trasladé a SAN IDELFONSO, la antigua prepa de la UNAM, donde tuve la maravillosa experiencia de disfrutar de la exposición del oaxaqueño SERGIO HERNÁNDEZ, quien vivió en PARÍS, donde fue influido por su mentor TOLEDO, al que se unió a su regreso al país en la reconstrucción que todos ellos hicieron de los conventos oaxaqueños.
Esta historia continuará.
