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miércoles, 8 mayo, 2024
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Lo ocurrido este 8 de noviembre es algo parecido al atentado contra las Torres Gemelas: antropólogo

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Por: ALMA RÍOS •

■ Lo que pasó ayer es el triunfo de la intolerancia, del desprecio, del odio: historiador

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Lo que ocurrió este 8 de noviembre es algo parecido al atentado contra las Torres Gemelas. “El fenómeno Trump” implicará un cambio histórico a nivel internacional de múltiples impactos que debe ser analizado por tanto, desde diferentes perspectivas, dijo el antropólogo Daniel Hernández Palestino, mientras que el historiador José Limonar Soto acotó que, efectivamente, “tratamos de entender y de superar el proceso electoral que vivió el país vecino”.

Ambos son docentes investigadores en la Unidad Académica de Antropología de la Universidad Autónoma de Zacatecas y fueron abordos por este medio para que, desde sus correspondientes disciplinas de estudio, ofrecieran una lectura del triunfo electoral de un personaje que empezó siendo motivo de burla por los medios de comunicación y que terminó convertido en el Presidente del país más poderoso del mundo.

“Trump como personaje es la herencia histórica directa, de una corriente racista, segregacionista, existente en los Estados Unidos desde la época de la esclavitud”, dijo Hernández Palestino.

El Donald Trump mediático, agregó, es un personaje no enclavado en la política sino en el espectáculo. No obstante el “trumpismo” como ideología, y la xenofobia como expresión de ella, manifiestan la decadencia del pensamiento occidental anglosajón, sostuvo.

Su discurso excluyente, xenófobo y supremacista encontró su caldo de cultivo en una sociedad estadounidense dividida, “que no ha podido ver cumplidas sus expectativas de desarrollo económico, con un nivel de pobreza que predomina en las distintas poblaciones de ese país”.

El presidente número 45 de los Estados Unidos evidencia la miseria del pensamiento occidental que finca sus esperanzas en una limpieza racial y la renovación ideológica de un grupo hegemónico puritano que reivindica la ley del grupo racial más fuerte, los blancos.

Esta postura establece una contraposición con el movimiento cultural que implican los movimientos de migración constantes hacia esa nación, quienes representan expresiones diversas y plurales dentro de los Estados Unidos y que le han dado una nueva fisonomía cosmopolita a aquel país.

“La ideología Trump” se opone entonces a un nuevo contexto de modernidad cosmopolita y plural “de un mundo mestizo, que nada tiene que ver con esta sustentación tan débil que él hizo en su programa político”.

No obstante su discurso convenció, sostuvo el académico, porque “hay un desclasamiento, una crisis cultural y educativa que le impide a este bloque hegemónico dotar de identidad a esa otredad latina, asiática, africana, etc.”.

Donald Trump aprovechó las fisuras generadas por esta crisis norteamericana para empoderar el concepto de una imagen como signo cultural, manipulando a las masas ideológicamente tal como lo hiciera Hitler, con quien se le ha comparado.

“En eso sí se podría parecer un poco a Hitler”, en la manipulación que hizo de la población a través de los medios de comunicación, que actualmente incluyen las redes sociales y los videojuegos, herramientas que utilizó para exacerbar y polarizar la ya existente división de clases, razas y géneros en aquélla nación, “y que de algún modo nos hace reflexionar hasta qué punto Estados Unidos se puede asumir como un país desarrollado culturalmente”, concluyó Daniel Hernández Palestino.

Por su parte, el historiador Limonar Soto Salazar, investigador en el Centro INAH Zacatecas, propuso que desde una perspectiva histórica “vivimos en un mundo de contradicciones”, pues se ha explicado a la humanidad dentro de un proceso que la encamina hacia el progreso, el bienestar y la fraternidad entre los pueblos, los individuos y las naciones.

“Y lo que pasó ayer es el triunfo de la intolerancia, del desprecio, del odio. Tal parece ser que no hay un sentido de progreso como muchos historiadores a lo largo de bastante tiempo nos lo han explicado”.

No obstante desde una lectura antropológica, dijo que sí puede hablarse de un progreso tecnológico, científico y aun legislativo.

De esta manera el saldo expone a una humanidad que no ha podido dar el paso hacia adelante “en el sentido moral (…) en esa perspectiva progresista”.

“Algo está fallando” en este aspecto dijo, pues se manifiesta como una constante histórica, “una y otra vez”, que cuando hay crisis y zozobra en las sociedades “siempre se castiga, siempre se buscan culpables en los sectores más endebles de la población”, los que no se pueden defender.

Igual que esta elección con Donald Trump al frente se manifestó contra el migrante y los ilegales mediante una xenofobia recalcitrante, “este odio a la otredad, a lo diferente, a las minorías”, recordó que durante la Edad Media cuando se manifestaba una epidemia “que castigaba a la población” se culpaba a los gitanos, los judíos, las mujeres y hasta los gatos (rio), por ser considerados diabólicos.

“En fin, eso es lo que acontece una y otra vez y parece ser que no damos el paso como sociedad mundial, por llamarle así. Siempre estamos en ese retroceso y parece que este es un momento culmen en ello”, dijo.

Ofreció entonces una reflexión respecto de los argumentos que algunos votantes de origen mexicano expresaron como sustento para haber emitido su sufragio por Donald Trump, “que buscaban un cambio (…) porque no vieron cumplidas sus expectativas desde Barack Obama, el gobierno de Clinton, en fin…”

Dijo entonces utilizando un ejemplo, “para mí la política es como manejar un auto, un automóvil estándar. Hay cambios de velocidad y la reversa también es cambio en el sentido contrario al progreso. En esta lógica es cambio, para ellos…”.

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