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jueves, 27 junio, 2024
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Muñoz Ledo y los cimientos de la transformación

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

La historia es la suma de caminos, con bifurcaciones, vueltas que llevan al inicio, caminos bloqueados, caminos con pronunciadas pendientes que van hacia arriba y luego hacia abajo, también con caminos que se superponen y confunden, que se funden y se separan una y otra vez. Caminos con caídas al precipicio y cualquier combinación que usted pueda imaginar, donde todas las combinaciones vuelven a comenzar una y otra vez.

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México 1988 generó, sin duda, un sisma en el sistema político nacional con la ruptura de la Corriente Democrática, donde Porfirio Muñoz Ledo, junto con Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez, cuestionó desde dentro al monolito llamado PRI. Un sistema construido alrededor de la concentración del poder en un solo partido y en un solo hombre, el presidente.

Es en este momento en que Muñoz Ledo, a lado de muchos mexicanos, se encuentran con la oportunidad y responsabilidad de impulsar un movimiento político que cambiaría para siempre el rostro de este país, impulsan un movimiento que los rebasaría para construir el triunfo electoral 35 años después.

Muñoz Ledo fue un hombre vinculado al poder; dentro del PRI ocupó los más importantes cargos, siendo su presidente en 1975 y 1976. Fue secretario de Educación Pública en 1976 y 1977, en el sexenio de José López Portillo. Fuera del partido fue parte de una dirigencia colectiva que enfrentó el gran fraude de 1988, que los llevó a la fundación del PRD, que enfrentó al salinismo que “ni los veía ni los escuchaba” con el asesinato de cientos de sus militantes más consecuentes.

Fue el primer senador de oposición emanado del PRD en las elecciones federales de 1988, terminando su período en la Cámara Alta en 1994. Fue secretario de estado, líder partidario, un gran orador, pero eso pasa un poco de lado, cuando se entiende a este hombre como uno que fue parte de la cimentación de la transformación que vive hoy nuestro país.

La victoria en las urnas en 2018, que llevó a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, se ancla en la ruptura de la disciplina dentro del viejo PRI de los Muñoz Ledo y los Cuauhtémoc Cárdenas y las Ifigenias Martínez que se opusieron a la imposición de candidatos desde las altas esferas del poder, negando al pueblo la posibilidad de poder participar en la designación de los candidatos a ocupar los cargos de representación popular.

Los hombres y mujeres que se negaron a la continuación del poder unipersonal alzaron la voz para exigir mejores formas de hacer política y de distribución de poder político y económico y, con ello, construir un mejor México para todas y todos. Ese es el legado de mexicanas y mexicanos como Porfirio Muñoz Ledo. 

En 1676, Issac Newton escribió a Robert Hooke: “Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes”, es decir, hoy estamos construyendo sobre lo heredado por los que entonces encabezaron la lucha, por aquellos muchos y aquellas muchas que no dieron y paso a lado y enfrentaron las luchas que sus decisiones provocaron para cambiar este país.

Morena y su gran crecimiento es el resultado directo de la rebeldía de mujeres y hombres como el licenciado Muñoz Ledo, que impulsaron partido e instituciones para impulsar el diseño de un nuevo México.

Es un hecho, las luchas de hoy y las victorias de hoy se cimentan sobre las luchas, las victorias y derrotas de entonces. Hemos caminado sobre el camino que otros construyeron, esos que se han ido, pero que están con nosotros en cada victoria que construimos día a día, sin descanso para hacer de nuestro país un mejor lugar para los que nos siguen y que tampoco nos olvidarán. 

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