El problema de la educación exige un recto planteamiento y una solución adecuada, que nos pongamos de acuerdo acerca de lo que es la educación. En esta época nuestra, precisar este concepto es tarea esencial.
Para Acción Nacional la educación debe proponer la formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien de las sociedades, de las que el hombre es miembro y en cuyas responsabilidades participará cuando se llegue a ser adulto; se debe educar al diálogo, al encuentro, a la sociabilidad, a la legalidad, a la solidaridad y a la paz mediante el cultivo de las virtudes fundamentales de la justicia y la caridad.
Resolver el problema de la educación en México no se debe plantear con la pobre visión de decir que, educar es sencillamente capacitar al hombre para una función de utilidad, colocarlo en condiciones de llegar a una situación económica lo más alta posible, en el orden de la utilidad material para producir, consumir, ahorrar y obtener ingresos.
No se puede hablar rigurosamente de un sistema educativo en México. En México, con hondo dolor y con terrible amargura, de lo que se puede hablar es de la ausencia de todo sistema educativo; hay un desquiciamiento total en materia educativa. Desde el preescolar hasta la universidad, el panorama es trágico, no hay en México, ni desde el punto de vista intelectual, científico, filosófico o estético una situación que permita al hombre realizar las mejores de sus posibilidades. Por eso lo recursos naturales no se conocen, la economía no crece, nuestra producción en el campo, la ciencia y el arte es raquítica; por eso no hay virtudes excelsas en la mayoría de los mexicanos; por eso los maestros no dejan de ser simplemente maestros, es decir, forjadores de hombres, sino que se trata de hacerlos servidores, no del Bien Común, sino de los que están encaramados en los puestos de mando. Ningún “Pacto por México”, decreto o programa jurídico-social tendrá éxito, si no se incluyen y desechan los aspectos educativos anteriormente analizados.
No se trata de señalar sin sustento al actor principal del desastre educativo; en este caso no es la “maestra”, ni son los sindicatos, sino quien está detrás de estos; es decir, la mafia priísta es la que nos tiene sumidos en el rezago y la ignorancia; ejemplo de ello, el cual no es casualidad sino causalidad, es que la mayoría de los votantes del PRI (50%) no cuentan con estudio alguno, y otra gran parte de estos sólo termino la educación básica. Lo anterior por simple lógica nos debe de plantear: ¿realmente al PRI le interesa la educación de México?, yo no lo creo.
Para un efectivo desarrollo educativo, nuestro Instituto Político sostiene que, dentro de la educación deben estar inmersos diversos actores como lo son; el educando, los docentes, el estado, las instituciones de educación y la familia, elementos que, sin una efectiva coadyuvancia, no podrán dar a México la educación que se merece.
Es indispensable reconocer la eminente dignidad a quien por vocación es maestro. El maestro no debe ser un simple difusor con un sueldo de ideologías o propagandas, el maestro no debe preparar a los niños y jóvenes para su futura sumisión política y social, sino que, debe ser un auténtico perito, un colaborador de los padres y un dignificador de la persona humana.
Ninguna de las libertades puede ser constreñida por el Estado, la educación del Estado no puede tener otro límite más que el impuesto por el interés nacional, las normas morales y el Bien Común. Es deber del Estado, pero nunca monopolio suyo, impartir la educación, asegurar una enseñanza digna y promover el mejoramiento de la nación; debe el Estado respetar y estimular las instituciones públicas y privadas, dotándolas de elementos económicos para el efectivo desempeño de sus funciones consagradas en la Carta Magna.
Aquí el PAN exige cuatro aspectos dentro de la política educativa: libertad de enseñanza; extensión del sistema educativo, revisión y orientación de los docentes; fomento de la educación privada y, fortalecimiento y extensión del sistema universitario y técnico.
El último elemento y más importante, el cual requiere el eficaz apoyo de los anteriores es la familia, ésta contribuye al bien común y constituye la primera escuela de virtudes sociales, ayuda a que las personas desarrollen su libertad y responsabilidad, premisas necesarias para asumir cualquier tarea social. La familia tiene una función original e insustituible en la educación, si queremos buenos profesionistas debemos tener buenas familias.
Nuestro tiempo requiere una intensa actividad educativa y un compromiso correspondiente por parte de todos. Acción Nacional no pretende transformar México con tesis pedantes, decretos absurdos o algunos otros atentados criminales, sino que, busca resolver con un esfuerzo tenaz y afanoso la crisis educativa, sembrando humildemente la semilla de la verdad tan laboriosamente encontrada.