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viernes, 29 marzo, 2024
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‘Mujer en papel’. Rita Macedo, el lugar que ella soñó

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Por: Mauricio Flores •

La Gualdra 489 / Libros / Op. Cit.

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No es sencillo adentrarse en la intimidad de los demás.

Eso de ocupar espacios y momentos ajenos a nosotros, cuesta.

Un poco menos cuando la persona en exposición, la otra, puede considerarse cercana.

Alguien querido, por ejemplo.

O cuando quien se sincera, deja de lado todas las máscaras, es alguien a quien ubicamos en el espacio público, referente de otra latitud que al entregársenos se torna privado.

Íntimo.

Revelación que al tiempo que nos sonroja nos pone al alcance oportunidades de espiritualidad y empatía.

En tales linderos podríamos leer Mujer en papel (Memorias inconclusas de Rita Macedo. Recopilación y edición de Cecilia Fuentes), que a dos años de circular en librerías tiene ya cuatro ediciones, y fue ganador del Mejor Libro del Año 2020.

El libro, editado por Trilce, recupera el gran número de escritos que la actriz (1925-1993) produjera, mediante el trabajo de varios años de su hija Cecilia (su padre el escritor Carlos Fuentes) y la incorporación de materiales gráficos, valiosísimos en ambos casos para la conformación del (auto) perfil de la protagonista central, Rita Macedo.

Sería a partir de la muerte del autor de La región más transparente que Cecilia decidiera “darle el lugar que ella soñó: tanto a su persona como a sus vivencias”. De modo que Mujer en papel pone en escena la vida de Rita Macedo a partir de su personalísima auto representación.

“Mamá fue una mujer extremadamente intensa e insegura que proyectaba ser fuerte, agresiva y grosera”, escribe Cecilia.

“La verdad, lo que tenía era miedo. Miedo a la soledad, a la humillación, a que la hicieran sentir tonta. Era perro que ladraba y mordía para evitar ser dañada. Pero su integridad era inigualable. Su profesionalismo también. Al grado de que, una vez metida en personaje, lo cargaba en mente, cuerpo y alma veinticuatro horas al día. Los demás éramos los simples coprotagonistas de su historia”.

Nacida en el mismo año que Rosario Castellanos, Celia Cruz y Margaret Thatcher, lo anota ella misma, Rita Macedo vivió el México de la época de oro cinematográfica, y al tiempo que compartió escena con “los grandes” fue dirigida también por cineastas de la importancia de Luis Buñuel y el Indio Fernández. “Gané concursos de belleza e intenté hacerme de un nombre en Hollywood”.

En prosa directa y cuidada, detalla y teje sus vivencias profesionales y personales sin aparente limitación o censura. “Fui esposa frustrada y madre desconsiderada, esposa enamorada y madre cariñosa, mujer liberal y mujer abandonada. Reinventé el teatro en México y colaboré en la realización de algunas de las telenovelas juveniles más populares de nuestro país”.

“Me comporté como fiera agresiva ante personalidades intocables, e hice fortuna recibiendo de amantes adinerados”, leemos. “Viví en más países y ciudades de los que puedo recordar y me codeé con los intelectuales más destacados del mundo de entonces y de ahora. Viví una infancia miserable, y me fui de este mundo bajo mis términos. Como todo lo que hice siempre. Esta soy yo, Rita o Conchita, como gusten”.

Una mujer, un país

Conforme avanza la lectura de las casi cuatrocientas páginas de Mujer en papel, se descubren no solo los interiores emocionales de la auto biografiada sino los años del México político, social y artístico de cinco décadas. Por supuesto que muchos detalles de su vida al lado de Carlos Fuentes quien, tras un primer encuentro, le regalará a Rita Macedo “una copia mecanografiada del libro que le iban a publicar”.

Poco más delante de ese 1958, detalla el relato, “Carlos me dio una gran sorpresa. Después de felicitarme (la actriz acababa de estrenar la obra Mesas separadas), me hizo cerrar los ojos mientras colocaba algo sobre mis manos. Era el volumen ya impreso de La región más transparente. En la primera página estaba impresa la dedicatoria: A Rita”.

Mujer en papel, profusamente ilustrado, es también un libro de semblanzas, las que a vuelo de pluma en mano pergeñó a lo largo de su vida la actriz, sin mayor pretensión que plasmar la experiencia de sentir y mirar.

Así es que perfila con exactitud a Luis Buñuel:

“El Viejo. Así lo llamaban sus amigos de México, mucho antes de que realmente lo fuera. Era el título honorario otorgado a un hombre maravilloso que influyó en mí como ningún otro. Uno de esos sabios respetados en tiempos más sensatos. Un genio con la alegría y la malicia de un chamaco de seis años, a quien lo que más le gustaba era encontrar oportunidades para juguetear y reír”.

 

Final

La mañana del 6 de diciembre de 1993, Rita Macedo visitó a su hijo Luis de Llano en su oficina, le dijo que estaba ahí para despedirse. Horas más tarde, se quitó la vida. Dejó escritas sus memorias las cuales no concluyó, y ahora, veinte años después, se publican tras el ordenamiento y revisión de Cecilia Fuentes Macedo.

Con ellas se publican cartas y dibujos entrañables del escritor Carlos Fuentes enviados a su hija desde el punto del planeta donde se encontrara. Los textos hablan de una Rita Macedo que va de su paso por diversos internados, la ausencia de su padre y una compleja vida marital, desde sus primeras rupturas con el productor Luis de Llano, con quien tuvo a sus hijos Luis de Llano Macedo y la exitosa actriz y cantante Julissa, hasta su intensa relación con Carlos Fuentes, padre de su tercera hija, Cecilia.

Mujer en papel, memorias que como advierten los editores han causado “revuelo”, y que al terminarlas el lector sentirá haber estado muy cerca de las pasiones de su autora.

 

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Mujer en papel (Memorias inconclusas de Rita Macedo. Recopilación y edición de Cecilia Fuentes), Trilce, México, 2021, 388 pp.

* @mauflos

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_489

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