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viernes, 19 abril, 2024
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La izquierda antes y después del 68

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Por: JOSÉ BARBOSA •

La Gualdra 356 / A 50 años del 2 de octubre del 68 / Libros

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Del río que todo lo arrastra,

se dice que es violento,

pero nadie llama violentas

a las márgenes que lo oprimen.

Bertolt Brecht

No. Es claro que no se trata de la visión que el Estado mexicano quiere dar de los acontecimientos en el México de 1968 y atropellados en uno de los actos de represión más desgraciados que vivió el mundo de esos días. Es, sí, la perspectiva de un esfuerzo colectivo donde confluyen visiones complementarias de generaciones distintas en la participación política de un sector de la oposición que pertenece al ámbito universitario del país, en una compilación de ensayos de profesores normalistas y universitarios.

            Entre el prólogo y el último de los 11 breves capítulos que conforman el libro publicado en Ediciones Quinto Sol bajo el nombre 1968, 50 años de represión despojo y resistencia, sus autores (simpatizantes del zapatismo) hacen un puntual recuento de los últimos cincuenta años de represión y de resistencias; de intentos de despojo y de respuesta social organizada; de las nuevas experiencias democráticas que enfrentan al moderno rostro del capital trasnacional.

A través de 253 páginas, se alude a los movimientos sociales contemporáneos junto a una versión del registro presencial de los acontecimientos de los días previos a los propios momentos vividos el 2 de octubre fatídico que marcó con sangre la historia del México reciente; y a su influencia en las próximas generaciones para la toma de decisiones fundamentales en su participación política posterior a esos hechos.

Enrique Ávila Carrillo y Odín Ávila Rojas, el primero representante de la Escuela Normal Superior en el Consejo Nacional de Huelga en 1968, detenido en Tlatelolco el 2 de octubre, conducido al Campo Militar número 1, y posteriormente preso en la penitenciaría de Lecumberri; el segundo, docente e investigador universitario, son los encargados de coordinar los trabajos académicos aquí expuestos que ayudan a explicarse las razones que llevaron a grupos de jóvenes a decantarse por la lucha armada en los años de la década de 1970 a 1980.

            El trabajo está estructurado de tal manera que Enrique Ávila Carrillo inicia con una especie de semblanza de la izquierda mexicana, desde el asalto al cuartel de Madera, Chihuahua, a la que él llama “génesis del México contemporáneo”, al priismo de esos días de bonanza económica posrevolucionaria durante el nombrado milagro mexicano. Asimismo, relata la violencia del Estado ese 2 de octubre, “la represión y la resistencia en la séptima década del siglo XX”. Luego de un salto en la historia se hace una descripción de los movimientos en los que la sociedad actual se va organizando, como dicen ellos “abajo y a la izquierda”.

            De este modo, Odín Ávila Rojas cuenta la experiencia de la democracia participativa del zapatismo, de su estructura comunitaria; y Fernando Minero Biciego habla de la fuerza expresiva de sus pueblos plasmada en el colorido de sus paredes que parecen buscar aproximarse al arte prehispánico.

            En este conjunto de esfuerzos por analizar prácticas de participación social contra las viejas formas de exclusión, de injusticia, antidemocracia, de racismo y clasismo que siguen hoy vigentes, es que Joel Ortega Erreguerena nos habla del movimiento social oaxaqueño de 2006 y refiere una de sus expresiones más significativas, que es la construcción de barricadas (especies de comunas heterogéneas, donde se encontraron diversos sectores de la sociedad en la toma de conciencia política, junto a la añeja tradición de lucha de ese estado de la república).

            La crisis socioambiental, sus desastres y, en contraparte, la generación de poder social en México son explicados de manera precisa en un texto interno de 12 páginas; León Enrique Ávila Romero dice que en esa etapa, a la que denomina Capitaloceno, se inaugura el poder social que en el terremoto de 1985 pudo reconstruir su ciudad devastada.

            Apoyado en Naomi Klein, el texto nos informa acerca de fenómenos como la gentrificación y los cambios en la configuración territorial de los espacios habitables en este país y en el mundo entero; añade en este apartado que eso significa la expulsión de las poblaciones de sus ancestrales lugares de existencia. Y nos pone en alerta para observar que las causas de los desastres naturales, ni siempre son tan naturales.

            Más adelante, Carlos Rodríguez Wallenius aborda las dos décadas de resistencia campesina frente al despojo para la acumulación en México, el enfrentamiento de intereses (siempre desigual frente al Estado), de campesinos en defensa de sus tierras, sus aguas y sus minerales ante las grandes empresas nacionales y trasnacionales al acecho.

            Agustín Ávila Romero da información valiosa acerca de las llamadas Zonas Económicas Especiales, y nos descubre conceptos como geocolonialidad, al que define como el modo en que el capitalismo construye y se reconstruye mediante procesos que relocalizan muchas de sus inversiones para hacer frente a sus problemas de rentabilidad en el mundo, y nos entera de la forma como las resistencias de los pueblos originarios desde ahora pretenden obligar al Estado mexicano a revisar ese “proceso de hiperliberalización económica”.

            Itzel Jacobo Saldaña, explica por su parte ese proceso de “mercantilización de la educación desde las políticas neoliberales y el currículo de educación básica en México”, que no es otra cosa que planear la educación en México para la exclusión y el despojo. Y pide, frente a la escuela como espacio disfrazado de democracia que propicia el desarrollo del adiestramiento de la fuerza de trabajo, acudir a la esperanza en la práctica educativa propuesta por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, y alienta a construir otro mundo para que, en el lenguaje del zapatismo, “la escuela sea un espacio de colectividad y retroalimentación humana”.

En este sentido, Elideth Jiménez García y José Eduardo Rivera Estrada explican la Reforma Educativa “como parte de las nuevas estrategias de la guerra contra los de abajo”; y señalan que la reforma aprobada e impuesta en 2013, forma parte de un proyecto de largo alcance que se halla dentro de la guerra contra la humanidad, y refieren conceptos como Cuarta Guerra Mundial, pedagogía de la crueldad y pedagogía del cuidado.

El libro cierra con el trabajo de Jesús Cuellar Temich, “Es la hora de los pueblos”. En él menciona al Consejo Indígena de Gobierno, que el Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional constituyeron para participar en las elecciones federales de 2018 contra las formas en que el capital pretende el despojo, la mercantilización de todo, y la destrucción de las formas tradicionales de convivencia social en los pueblos originarios. En el capitalismo, establece Cuellar Temich: “Hoy no existen países. Así lo vemos. Van a convertir en fincas al mundo. Lo van a hacer pedazos como de por sí así está”.

            El libro cuya edición se presenta en cubiertas rústicas, tiene los colores icónicamente representativos del rojo y el negro, y estará próximamente en las principales librerías de la ciudad de Zacatecas.

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