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viernes, 29 marzo, 2024
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La izquierda sigue viva en Ecuador

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Ayer domingo hubo elecciones en Ecuador. De acuerdo con el sistema electoral en ese país el voto es obligatorio, de manera que más de 13 millones de ecuatorianos tenían obligación de votar, so pena de ser multados. La encuesta rápida organizada por la autoridad electoral arroja resultados que conducen a la celebración de una segunda vuelta de las elecciones presidenciales, a celebrarse en abril próximo. Los resultados indican que Andrés Arauz, candidato de la izquierda apoyado por el expresidente Rafael Correa, resultó el más votado con 31.5%, mientras que el aspirante conservador, Guillermo Lasso, se disputa el segundo lugar con el dirigente indígena, también de izquierda, Yaku Pérez. Los datos dados a conocer anoche daban a Arauz un amplio margen de victoria, con más de diez puntos de ventaja frente a sus contrincantes. Sin embargo, ese resultado es insuficiente para evitar una segunda vuelta, que requiere superar el 40% de los sufragios. En cambio, la batalla entre Lasso y Pérez por la segunda posición está muy reñida.

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De acuerdo con distintos expertos en la política ecuatoriana, los electores acudieron en gran número para decidir el sucesor del presidente Lenín Moreno, sin embargo, también es una respuesta a una polémica más vinculada al pasado que al futuro. La votación supone una decisión de fondo sobre el capítulo de la historia del país andino abierto por el expresidente Rafael Correa. El resultado determinará la voluntad de recuperar el legado de un Gobierno que mantuvo durante 10 años con una gran creatividad o de pasar página.

Correa, fundador de la llamada Revolución Ciudadana, fue perseguido judicialmente como el expresidente Lula en Brasil, por lo cual tiene pendiente desde septiembre del año pasado una condena de ocho años de cárcel que le impide regresar al país. Como reside en Bélgica desde 2017 y nunca se presentó ante la Justicia ecuatoriana, el exmandatario no ha ingresado en prisión, pero la pena está aún por cumplir. “No va a ser necesario aplicar el indulto porque los mismos jueces van a revisar las decisiones judiciales, una vez que no tengan las presiones, las amenazas, los chantajes de este Gobierno”, aseguraba el candidato Arauz a inicios de año, en la que además dejaba por sentado que si ganaba la presidencia de Ecuador, Correa sería uno de sus principales asesores, con lo que reconocia el capital político que aún conserva el expresidente.

Es necesario recordar que presidente saliente de Ecuador fue también impulsado y apoyado por Correa en las elecciones de 2017 para sucederle, pero una vez en el poder, Moreno se distanció rápidamente de los postulados con los que había gobernado su predecesor durante una década. Eso fue lo que, según justificó Correa, le motivó a intentar volver a la primera línea de la política en estas elecciones. Pese a que la ley impide presentar como candidato a un condenado con sentencia ejecutoriada, como es el caso del exmandatario, la alianza UNES trató de inscribirle para la Vicepresidencia. Rechazada la postulación, Correa fue sustituido en la papeleta y su legado quedó en manos de Arauz.

El joven de 36 años recién cumplidos ha estado a la cabeza de las encuestas durante toda la campaña, pero no cuenta con ventaja suficiente para eludir una segunda vuelta en las urnas. Hasta el inicio de la jornada electoral, los resultados de las encuestas sugerían que él y Guillermo Lasso irían a la segunda vuelta en abril, de manera que los electores tendrían a la vista dos opciónes, la de la izquierda correista y la neoliberal que orientó al gobierno de Lenin Moreno. Sin embargo, los resultados del conteo rápido han incrementado la probabilidad de que la segunda vuelta tenga como protagonistas a dos aspirantes que se autodefinen como de izquierda

Por último, es importante destacar que no obstante el miedo al contagio de coronavirus y la indecisión hacían presagiar un alto ausentismo entre los votantes que, finalmente, se desvaneció en cuanto abrieron los colegios electorales. “Es sorprendente el interés y el patriotismo de la ciudadanía por las elecciones”, reconocía Enrique Pita, miembro del Consejo Nacional Electoral (CNE) a media mañana, mientras la televisión mostraba imágenes de largas filas en cada punto de votación. A una hora del cierre de las urnas, el órgano rector de la convocatoria confirmaba que hasta las 16.35, es decir, 25 minutos antes del cierre de las casillas de votación, el 76% de los empadronados había metido la papeleta en las urnas.

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