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sábado, 20 abril, 2024

Consentidos y castigados en el presupuesto

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Siempre conviene claridad en los parámetros para el reparto presupuestal, pero en ocasiones como ésta, donde se rompió la inercia anual de subirle unos cuantos millones a cada rubro, se vuelve fundamental.

Para el presupuesto 2022, la mayor apuesta es por la obra pública, contrastantemente con el gobierno anterior que tuvo paralizado ese sector en los dos últimos años, porque la austeridad de la cuarta transformación apenas alcanzaba para pagar nómina, según argumentaba.

Con el cambio de gobierno, el trato presupuestal a Zacatecas no se ha modificado. Habrá un incremento, sí, como a todas las entidades, y seguirá siendo la federación quien directamente se haga cargo de buena parte de los recursos que se dispersan en Zacatecas a través de programas sociales, o de otras acciones que buscan a toda costa eliminar intermediarios.

Ante ese panorama, es de esperarse que Gobierno del Estado recorte los recursos estatales a otras dependencias para poder triplicar, como es su intención, lo destinado a la obra pública al pasar de 351 millones de pesos a más de 953 millones.

Sin embargo, aún no queda claro cuáles serán las obras que concentrarán tal atención, porque desconocemos si hay alguna obra simbólica de gran envergadura, como para el gobierno federal lo son el aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos bocas, o el tren maya.

Presumiblemente se continuará con el Platabus, que aún se relaciona con Alejandro Tello y quizá en particular con la arquitecta Lupita Marchan, cuyos esfuerzos por socializar el proyecto suavizaron notoriamente la resistencia a un cambio tan radical.

No es la misma suerte de Milpillas, obra que podría solucionar el abasto de agua para varios municipios, y que significaría una inversión presupuestaria federal de más del doble de lo destinado a obras públicas este año.

No hay hasta ahora una posición formal que nos haga saber si el gobierno actual intentará rescatar este proyecto, como ofreció el presidente si se lograba el consenso social, o bien si se le dejará morir porque – ¿será? – habría un mejor plan para resolver el problema del abasto de agua.

Tampoco se sabe qué hará la secretaría de Desarrollo Social (la segunda con más incremento) con los recursos que se le duplicarán este año. Gracias al presidente López Obrador, quien lo anunció, apenas sabemos que se planea brindar una pensión a las personas con discapacidad. Una buena noticia que se perdió sin embargo en la mar de notas que produjo la visita presidencial.

Dudo sin embargo que ese programa se lleve los 300 millones de pesos que se le aumentarán al equivalente local de la delegación del bienestar. ¿Qué se hará con el resto?

Probablemente se piense que es pronto para decirlo, y que será hasta que se tenga garantizado el recurso cuando podrán anunciarse.

La apuesta es arriesgada, porque mientras se mantiene en secreto -quién sabe por qué- los grandes proyectos de este sexenio y las razones de un presupuesto tan fuera de lo ordinario, hierve el enojo social natural que produce el alza de impuestos, multas, y el gasto que implicó el plaqueo.

En el otro lado, los perjudicados por esta inédita repartición señalan ya las consecuencias negativas que esto traerá. Ya lo hicieron en el Instituto Zacatecano de Transparencia y Acceso a la Información Pública, la Comisión de Derechos de Humanos y en el Poder Judicial, por lo menos.

Mientras eso sucede, las consecuencias positivas –si las hay- siguen siendo un misterio, no sólo para la ciudadanía general; pareciera incluso que lo es para los legisladores afines cuyos esfuerzos tendrían que estar en defender el proyecto presupuestal en los términos planteados porque se supone coincidirían con ellos.

Si acaso se oye una voz aislada que justifica el recorte por los sueldos de la burocracia dorada, pero sigue sin convencer los parámetros con los que se eligió a los pocos beneficiados de ese proyecto.

Sin elecciones no hay explicaciones, pensarán los que conciben a la democracia como un ejercicio trianual sin repercusiones inmediatas.

Si es así se confunden, la intermitencia de la movilización pública no significa desmemoria.

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