Más de dos décadas después de la conquista de Tenochtitlán, ocurren las luchas más férreas de la conquista del norte de lo que ahora es México. Y en la conquista del centro occidente, que fue la Nueva Galicia a la que pertenecía el territorio que hoy es Zacatecas, se conformó una confederación de indígenas rebeldes de pueblos muy diversos. Desde huachichiles hasta caxcanes, que eran los dos extremos: aquellos seminómadas del semi-desierto, cazadores y recolectores; y estos de lengua náhuatl, establecidos y con comercio hasta el centro de México. Los huachichiles eran indígenas de cabellos rojos y expertos flecheros con leyendas sobre su habilidad con el arco. Entre estos extremos había Tecuexes, Tocas, Zacatecos y otros. Una gran diversidad de pueblos se juntó en la gran coalición que coincidieron en la guerra del cerro del Mixtón, en lo que fue la primera Guadalajara (Nochistlán).
Es un acto muy significativo porque se logró reunir a pueblos muy diversos que en su momento tuvieron disputas y tenían diferencias culturales enormes. A diferencia del valle de México, donde la disputa con los pueblos de Texcoco y los Tlaxcaltecas, aquí sí se logró hacer una confederación fuerte contra la invasión española. La cual ya había sido experimentada con la esclavitud de los naturales que los herraban como ganado. Fue una rebelión de tal envergadura e importancia que vinieron en persona el Virrey Antonio de Mendoza y el propio Pedro de Alvarado (el famoso ‘Tonatiuh’ que protagonizó la conquista de los mexicas). Las crónicas mencionan que Antonio de Mendoza llegó a Nochistlán con 30 mil hombres, de los cuales sólo mil eran españoles, el resto eran tlaxcaltecas y purépechas, entre los más numerosos. En esa lucha murió Pedro de Alvarado, al cual le cayó un caballo encima. La confederación era liderada por los caxcanes, que tenían la lengua de los mexicas. Y el líder de los caxcanes fue Tenamaxtle.
Tenamaxtle fue capturado y llevado a Valladolid, donde conoció y fue defendido por Fray Bartolomé de las Casas, en una defensa célebre, donde se argumentó el derecho de los pueblos esclavizados a defenderse por la guerra y, con eso, la escuela salmantina puso los antecedentes de lo que luego (en la entrada de la modernidad) fueron los derechos humanos y el derecho legítimo a la rebelión.
Así las cosas, Tenamaxtle significa un Espartaco libertador de pueblos, encarna el legítimo derecho a rebelarse contra la opresión, tanto con la defensa armada, como con el Derecho y la ley; la lucha legítima de los pueblos por ser libres y la alianza de los guerreros con los intelectuales comprometidos con la emancipación. Ante las circunstancias actuales donde la opresión de los pueblos originarios continúa, el símbolo de Tenamaxtle sigue vivo. Y ese símbolo es zacatecano.
