11.9 C
Zacatecas
viernes, 29 marzo, 2024
spot_img

Estrategia Nacional de Lectura: apuntes para un debate

Más Leídas

- Publicidad -

Por: EDUARDO CAMPECH MIRANDA* •

La Gualdra 370 / Promoción de la lectura

- Publicidad -

 

 

La presentación de la Estrategia Nacional de Lectura hace una semana causó un revuelo momentáneo en Twitter. Fue tendencia sólo el domingo en que la dieron a conocer. No obstante, para quienes de alguna u otra manera estamos involucrados directamente en ese rubro nos es un tema de gran interés. También es probable que en próximos días se difunda algún documento oficial que permita analizar con más elementos la estrategia, la cual según se entiende, se inserta en un plan (también habría que saber cuál es). No obstante, a partir de los discursos en Mocorito me permito realizar algunas reflexiones.

Se menciona como primer eje (Formativo) el que involucrará a escuelas y bibliotecas primordialmente. Ambas instituciones han operado programas de lectura desde hace muchos años. La ventaja que observo es que podrán articularse los esfuerzos y podría erradicarse esa dinámica semejante a aquel ejemplo que usaban en la primaria para explicarnos los vectores: dos asnos jalando para direcciones distintas. Hacia la década de los ochenta del siglo XX las bibliotecas públicas superaban con creces, en riqueza bibliográfica, a las escuelas. En los noventa y la primera década del siglo XXI la dinámica ser revirtió. Pero a pesar de tener libros atractivos, en sus momentos, los indicadores de lectura seguían igual.

Además de la articulación mencionada arriba, la infraestructura permite abarcar todo el país. Sin embargo, tampoco hay que perder de vista que un gran porcentaje del personal bibliotecario y docente percibe la lectura como un castigo, un acto inútil, una penitencia susceptible de ser considerada como un décimo círculo infernal. Ese padecimiento lo transmiten a sus asistentes o alumnado. En más de una ocasión he compartido en este espacio anécdotas con docentes que no leen, prácticas terroristas que vacunan contra la lectura de manera eficaz. Y sin embargo, sus intenciones eran buenas.

Los siguientes casos son de la entidad zacatecana, pero no son endémicos: Impartiendo el módulo I del Diplomado de Profesionalización de Mediadores de Lectura, había una asistente que alardeaba de gran experiencia en la formación de lectores. Algunas ocasiones la emoción le desbordaba rozando la arrogancia hacia sus compañeros. Al momento de reflexionar acerca de nuestras lecturas, sigilosamente pidió hablar conmigo en privado. Le di el espacio y ahí, titubeante, me confesó que no había leído un solo libro en su vida. A pesar de tener bajo su custodia el acervo del Programa Nacional Salas de Lectura (PNSL) y en el mismo estar el libro El ladrón de gallinas (el cual no tiene palabras, sólo imágenes), no lo había leído.

Algo similar sucedió en una biblioteca pública. Al entrevistarme con el personal que realiza las actividades permanentes de fomento a la lectura, a la par de las quejas en torno al poco apoyo recibido por las autoridades, fundamentaban que su trabajo era menospreciado e invisible. Una habló de que el otro tenía que poner “de su bolsa” para adquirir el material del taller de pintura; el otro subrayaba las habilidades para el tejido de la otra. ¿Y los libros?, pregunté. No usamos libros, respondió tajante.

Finalmente, el caso de la escuela. Van dos por el mismo párrafo: al llegar por parte de un programa operado desde la Biblioteca Central a una escuela, el director nos conduce al aula de sexto grado. En cuanto ingresamos el maestro se levanta y dice al grupo: “Ahí los dejo con estas personas, a mí no me gusta leer, al rato regreso”. El profesor regresó, pero sólo para interrumpir sistemáticamente la actividad. De acuerdo al programa los chicos deberían leer, ¿lo harían? Tiempo después acudí a un jardín de niños a narrar cuentos. De pronto me quedé sólo con trescientos pequeñitos entre tres y cinco años de edad. Providencialmente apareció un adulto en aquel mar infantil. Me solicitó que bajara el volumen del equipo de sonido porque las maestras estaban en un desayuno y no podían platicar.

Afortunadamente estas experiencias no son generalizadas, desafortunadamente sí creo que son constantes. De ahí, por un lado, el acierto de denominar el primer eje (y tenerlo como tal), formativo. Los lectores nos formamos. Muchos de nosotros no requerimos de un mediador, pero también hay que decir

que no fuimos tan expuestos a formatos audiovisuales como los son las generaciones jóvenes. Aquí otro punto a favor de lo que ha expresado Taibo II: la edición de obras ilustradas en el formato de historietas.

Por otro lado parece inconsistente que teniendo a las bibliotecas públicas como espacio para articular la Estrategia se prescinda de la experiencia arrojada por el trabajo en la Biblioteca Vasconcelos. No hay duda que en los últimos años ha sido referente nacional, e internacional, en torno al funcionamiento y servicio ideal que debe brindar un recinto como éste.

Retomando los ejes, vayamos al segundo (Disponibilidad). No sólo se propone la edición de adaptaciones, se habla de ofrecer libros a bajo costo ($10 el ejemplar). Sin duda es una noticia bienvenida por los amantes de la lectura. Cierto, también lo he visto, que hay interés en la población por adquirir un libro pero la disyuntiva de leer y comer se inclina por el segundo verbo. No dudo que la experiencia de Taibo en el sector, aunado al talento y colaboración de personas cercanas a él, pueda producir ediciones atractivas y accesibles. Sin embargo, atendiendo a dos preguntas correspondientes al eje formativo “¿Quién y cómo se lee?”, cabría preguntarse si hay disposición de editar (o coeditar) los grandes éxitos del mercado, los cuales no siempre son de calidad, pero sí propician una dosis de fruición a sus fans.

El precio de los libros es un argumento constante que esgrimen quienes no leen para explicar su conducta lectora. Si bien es verdad que el libro es casi un producto de lujo para la mayoría de los hogares mexicanos, también es cierto que hay toda una conducta cultural que puede explicar el por qué, como nación, no leemos. Si volvemos a los comentarios en redes sociales, nos percataremos que quienes celebramos la medida… somos lectores.

Los primeros títulos que serán obsequiados, no hay que perder de vista, tienen una orientación nacionalista-revolucionaria. Algunas voces lo cuestionan, pero ¿cuál literatura está exenta de ideología? Lo lamentable sería que se omitieran otras visiones del mundo, otras posturas políticas, otras formas de vivir y concebir la realidad. Porque esas virtudes que ofrece la lectura enumeradas en Sinaloa se vendrían abajo. Es necesaria la diversidad para comparar y ponderar.

Finalmente, el tercer eje (Informativo) tiene como plataforma los medios de comunicación parece tomado (espero que mejorado y enriquecido) de las campañas publicitarias del Consejo Coordinador Empresarial. Ojalá y quienes participen, si es el esquema que aludo, sean personajes líderes de opinión y lectores. Ejercicios exitosos los hay: en España cantantes como Sabina y Serrat comparten poemas; en México, José Gordon hizo unas cápsulas fabulosas. “Imaginantes”.

Me quedo con muchas dudas (no tanto por escepticismo como por falta de información), pero hay un par que hacen ruido en mi cabeza en tanto no aparecieron en los discursos (dicen que lo que no se nombra no existe): el PNSL y la capacitación. Ambos tópicos brillan por su ausencia. Si bien no se ha dicho que desaparezcan, tampoco se ha expresado lo contrario. Salas de Lectura cuenta con la participación de ciudanía de todos los estados del país. Hay un cuarto de siglo de experiencia, es un programa plural, incluyente, diverso, ciudadano. También es perfectible (en próximas colaboraciones ahondaré en el punto). Ojalá y su ausencia sea una omisión y no una decisión. (Para quien no lo conozca, invito vean el video en https://youtu.be/c5A8r-1NxAE). Respecto a la capacitación y formación, la mejor opinión la tienen quienes han recibido alguna, ¿les sirvió para su vida personal o profesional?, ¿les abrió otras posibilidades?, ¿fue útil?, ¿ha sido suficiente? Llevemos a la práctica, el debate, la discusión, el análisis, el debate, las propuestas derivadas de la Estrategia. Comentemos. Al fin somos lectores y todo lo anterior es propiciado por la lectura.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -