Desde que se fundó el Colegio Seminario de San Luis Gonzaga, con las gestiones que se hicieron para el caso, a partir de 1754 y hasta 1767, en que fueron expulsados sus fundadores, los Jesuitas, en este establecimiento, como parte de su método y plan de estudios, se enseñaba la gramática en los niveles de mínimos y menores. También se enseñaban y reafirmaban las primeras letras.
Dos años antes de que se conociera el informe que el ayuntamiento de Zacatecas hizo llegar a don Manuel Antonio Flores, el Regente presidente de la Real Audiencia de Guadalajara había procedido a revisar el expediente que le encomendó la Real Junta Superior de Aplicaciones, en relación con el establecimiento formal del Colegio Seminario de San Luis Gonzaga, según lo dispuso en el auto del 12 de agosto de 1785. Terminada su revisión, el titular de la Audiencia de Guadalajara se dirigió al comisionado para Zacatecas, don Pedro Morando, a fin de que procediera según lo acordado por la Junta de Temporalidades, a entregar el Colegio al Ayuntamiento de esa ciudad. Previó a la entrega, Morando envió, el 23 de febrero de 1786, un despacho, por medio del cual, se otorgaban los títulos de los maestros que estarían al frente de las escuelas de primeras letras.
En otro despacho anexo al anterior, el regente solicitaba al ayuntamiento zacatecano le hiciera llegar un informe sobre la liquidación del Colegio y la copia de las constituciones con las que se había regido hasta entonces, y las adecuaciones, que en lo sucesivo, se tenía pensado hacer. Entre otras disposiciones que contenía el documento, menciona la aplicación de exámenes de oposición para ocupar las cátedras de gramática y retórica, así como los requisitos requeridos para los cargos de maestros de las dos escuelas de primeras letras. Planteles que se fundarían en la ciudad con los fondos del Colegio. Al respecto, la autoridad en cuestión dispuso: “… y que proponga dos maestros de primeras letras, previo el examen de los opositores conforme lo prevenido por la Junta Superior, para expedir a los interesados sus respectivos nombramientos” (1). De ahí por qué el nombramiento de Gerónimo Ramírez y Mariano Fernández, como los primeros maestros de las escuelas sobre los que hicimos referencia en una entrega anterior, hayan tenido un carácter provisional, hasta en tanto no se efectuaran los concursos por oposición para asignar las plazas respectivas definitivas.
Sobre estas dos escuelas, las de las plazas del Pirame y la de Villarreal, existe constancia documental sobre su permanencia en el año de 1817, según la nómina de pago del Colegio San Luis Gonzaga, en la que aparecen como maestros don José Mariano de Hoyos y don Miguel Ángel de Arias, ambos con un sueldo de 38 pesos mensuales (2). Para el año de 1826, mantenían sus puertas abiertas al momento en que se creó la Escuela Normal Lancasteriana con el nombre de la Constitución. En este último año, ambas escuelas se anexaron a la Normal, pasando a ser sus alumnos integrantes de las primeras generaciones formadas con el sistema de enseñanza mutua o método lancasteriano.
Desde la apertura del Colegio San Luis Gonzaga, con sus dos establecimientos para niños hasta el año de 1814, cuando se elabora el Proyecto o Plan para el arreglo de las escuelas, en acatamiento al Proyecto sobre el arreglo general de la enseñanza pública que presentó a las Cortes de Cádiz, la Comisión de instrucción Pública, el 7 de marzo de del mismo año (3), no se conoce de la existencia de muchas escuelas de primeras letras que hubiera en el territorio de la entonces provincia de Zacatecas.
Referencias:
1 AHEZ. Fondo Ayuntamiento, Serie Enseñanza, “Nombramiento de preceptores para el establecimiento del Colegio de San Luis Gonzaga”, caja 1, f.2. 1786.
2 ARHZ, “Duodécimo cuaderno de cuentas del Colegio del Colegio Seminario de San Luis Gonzaga”, caja 17, 1817.
3 Este proyecto con más detalle y se hace un análisis del mismo en el Capítulo III de esta obra.
