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jueves, 28 marzo, 2024
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Parte de la economía de EEUU se sostiene con el narco y la inseguridad en México

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

No he podido arribar al papel que cumple la célula básica de la sociedad, la familia, en materia de inseguridad en el México de hoy. Un trabajo en proceso. Pero quiero insistir en que el problema de la inseguridad no puede comprenderse ni resolverse, si no lo vemos y tratamos como totalidad estructurada del capitalismo de nuestros días.

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No es la captura, encarcelamiento ni el abatimiento de los grandes capos, lo que dará una solución definitiva. Personajes como El Chapo Guzmán, Caro Quintero o García Luna sólo son piezas de un sistema económico internacional que se funda en las actividades ilícitas que he venido explicando. Es como pensar que sin los capitalistas mexicanos Salinas Pliego, Claudio X. González, Carlos Slim, y otros, se acabaría con nuestro sistema económico. Igual de erróneo es suponer que el proceso actual de transformación dependa solo de nuestro presidente López Obrador.

La inseguridad es expresión del modo concreto en el funcionar de un sistema económico ilegal, que se desdobla en político, judicial, ideológico y publicitario. Esos capitalistas ocupan una estructura de matones y estos son arropados armamentista, financiera, política y judicialmente y también por los monopolios de la comunicación que se benefician de ello.

Eso no exime de su responsabilidad a los gobiernos de los estados, municipios, al poder ejecutivo, legislativo y judicial, ni siquiera al trabajo que debe hacerse en el seno familiar. Pero tampoco exenta a Estados Unidos, donde protegen a quienes se benefician de la economía de los giros negros. El fenómeno es un sistema que tiene que tratarse como tal, como totalidad estructurada y concreta.

Leo diariamente opiniones certeras, pero parciales. Y otras francamente autoritarias, discriminatorias o que se enfocan más a la propaganda política, donde lo que importa no es contribuir a la solución de un problema de todos, sino a exhibir al movimiento transformador que hoy gobierna y a hacer todo porque tal respuesta no exista. Tergiversan, distorsionan, descontextualizan, culpan y mienten. Vaya honradez que se cargan. Eso debiera ser suficiente para darles la espalda.

En México tenemos una oposición corrupta, involucrada, parasitaria y de aridez programática. Su fuerte ha sido oponerse a todo, a inventar falsedades y culpar a otros de los males que engendraron. Viven de acusaciones falsas: nos gobierna “un loco”, un “mesías”, un autoritario y “dictador”, ha destrozado la economía y a la democracia. Eso conlleva al debate irracional y “de locura” contra la mayoría que decidió el cambio y se sostiene en él, insinuando, y otras afirmando, que seguimos a un “loco”, implica que también lo estamos. Evaden la responsabilidad de mostrar su proyecto de nación que, a la vez, es causa de muchos de los actuales males.

Al hablar de inseguridad ocultan que los priístas Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, formaban a la delincuencia organizada. Como García Luna que, de niño maltratado y en pobreza extrema, lo reclutaron, lo hicieron delincuente de robos domiciliarios y a los 17 años ya era millonario. Después él creó a la Familia Michoacana y al Cártel Jalisco Nueva Generación. Posteriormente le dieron carrera universitaria, sin dejar de delinquir, y posteriormente Ernesto Zedillo llegó a utilizarlo para asesinar (datos recabados del colega periodista Francisco Cruz, expuestos en el programa de Sabina Berman).

Lo anterior evidencia que García Luna nunca ha sido una criatura solitaria, así como tampoco lo es Caro Quintero, El Chapo Guzmán, Cabeza de Vaca, Felipe Calderón y muchos otros. Ellos son engranes de una estructura que tiene sus pares en Estados Unidos. Todos ellos, y cientos de miles de mexicanos más, engrosan las filas de la economía de las actividades ilícitas.

Según datos del periodista Epigmenio Ibarra, en el programa de Ciro Gómez Leyva, en el período del 2016 al 2021, la Agencia de Armas, Tabaco, Alcohol y Explosivos de los Estados Unidos detectó el ingreso a México de 146 mil armas de grueso calibre, de las que sólo se han decomisado 36 mil; esto representa el 24.65 por ciento, falta recuperar el 75.35 por ciento del total enviadas, en ese lapso, de EEUU.

Coincidiendo con resultados que aquí hemos expuesto, Epigmenio sostiene que Estados Unidos es el mercado de drogas más grande del mundo y sus gobiernos no hacen nada por combatir esa actividad ilícita.

Según sus datos, en lo que va del gobierno de AMLO, se han asestado golpes al narco con decomisos que superan al billón de pesos mexicanos. Si esta acción coincide, de alguna forma, con el decomiso de armas, pudiéramos suponer que eso apenas representa el 24.65 por ciento del total de recursos manejados, faltaría arrebatarles los otros 75.35 por ciento del valor (3/4 partes). ¿De dónde se obtiene ese poderío económico y también las armas?

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