■ En los jóvenes de cada generación hay un remanente de dignidad, dijo
Abel García Guízar, docente de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), afirmó que la nostalgia sobre el movimiento estudiantil de 1968 y el suceso del 2 de octubre de ese año permite rescatar la memoria histórica y ayudan como revulsivo para la indignación en el contexto actual.
Señaló que el corporativismo es un elemento esencial en un Estado fascista, tal como se organizó el Estado mexicano posrevolucionario, cuando el presidente de la República durante mucho tiempo fungió como el símbolo de esa estructura.
Gustavo Díaz Ordaz, indicó, fue en sí mismo un Estado, porque de él dependía el control del poder Legislativo y Judicial, así como la alta administración federal, los gobernadores y todos los legisladores.
“Desde ese punto de vista, bienvenido el 2 de octubre siempre que nos lance la indignación en los tiempos modernos. No es el mismo país que en 1968 el que tenemos, pero algunos problemas hacen que la dignidad se enfrente al poder”, expresó.
García Guízar recordó que Díaz Ordaz, en su informe de 1969, se regodeó como responsable moral y político de lo ocurrido el 2 de octubre y todos los diputados lo celebraron. Sin embargo, ahora se recuerda ese momento como “una semilla que hizo germinar un sentido de democracia en años posteriores”.
En 1968, indicó, se inventaron delitos específicos contra la organización como fue la disolución social, cuya eliminación del Código Penal fue una de las demandas del movimiento estudiantil.
“Entre los jóvenes de cada generación existe un remanente siempre de dignidad, y rebeldía, y por eso todavía no están lastrados por los intereses creados y son capaces de expresar sus puntos de vista, pero en aquél año se enfrentaron a un muro infranqueable que no estuvo dispuesto ni siquiera a negociar uno solo de los puntos del pliego petitorio que ni siquiera eran revolucionarios”, explicó.
Al respecto, dijo que las demandas de ese movimiento referían a un sentido democrático y eran propuestas absolutamente aceptables en cualquier país civilizado, pero en respuesta Díaz Ordaz prefirió “verter la sangre y no dar un solo paso atrás en su orgullo y ejercicio del poder”.
En la actualidad, García Guízar destacó el resurgimiento del movimiento del Instituto Politécnico Nacional (IPN), puesto que ello significa que en el ánimo de ,os jóvenes existe el remanente y la energía para organizarse ante cualquier problema, además que se justifica porque son precisamente los jóvenes los que tienen menos esperanza en un país agotado por políticas económicas neoliberales.
Asimismo, puntualizó que el autoritarismo del Estado se refleja en la actualidad en numerosos casos, como la agresión a estudiantes de la Normal Rural de Atotzinapa, o la represión de que fue objeto la población de San Salvador Atenco en 2006, por instrucción del entonces gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto.
En el caso de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, expuso la posibilidad de algún tipo de complicidad entre las corporaciones policiacas municipales y el crimen organizado, lo que refleja la el carácter fascista del Estado. Mientras tanto, el hecho que el secretario de gobernación haya ofrecido una solución en 30 minutos a los alumnos del IPN, es sólo el rostro político que se muestra mientras ocurren ejecuciones por parte de los aparatos de poder.