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jueves, 28 marzo, 2024
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‘La Jornada Zacatecas’ está de luto

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Por: La Jornada Zacatecas •

Autora: Jhoanna Miriam Neri Díaz
Residencia: Ixtapaluca, Estado de México, México

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Trabajaban los empleados de Jornada Zacatecas;
tanto carga de trabajo resultaba en muchas muecas.
Dieron por fin las doce de la noche
y todos los empleados se marcharon en sus coches.

Lupita, la de recursos humanos, iba llegando a su hogar;
se quita lo zapatos y escucha a alguien cantar.
¿De dónde viene el sonido?, piensa Lupita Aguilar.
Despacio camina hacia el baño y con la Muerte se ha de encontrar

Pepe, de contabilidad, maneja por la ciudad;
desesperado está, pues ya quiere a su casa llegar.
El tráfico es infernal, no logra avanzar y decide un atajo tomar;
desconcertado, mira el GPS, no sabe a dónde fue a parar.

Se baja del coche temblando de horror.
Está tan obscuro y hace un frío abrasador.
-Esto me pasa por andar buscando atajos -dice para sí mismo.
Quiere volver a su coche para ir a su destino.

Alguien se acerca por el callejón;
las piernas le tiemblan y ahora le duele un tendón.
-¡Por favor, no me hagas daño! -grita con inmenso pavor.
-Tranquilo que soy la Parca, conmigo estarás mejor.

En la colonia de Los Olivos, Martha, la recepcionista, está por llegar;
muere de hambre y ya quiere cenar.
Recuerda que en su casa sólo hay lo mismo de ayer,
no se le antoja para nada y decide mejor pararse a comer.

En el puesto de los tacos, don Chuy ya se está durmiendo.
-Deme dos de tripa -lo despierta esta Martita.
-Enseguida, mi güerita, ¿los va a querer con todo o nomás la carne solita?

Marta termina de comer y se dirige a su casa.
Cuando se dispone a abrir la puerta ve pasar una gran rata.
Salta de miedo y no puede evitar gritar.
Los vecinos se quejan haciéndola callar.

Levanta las llaves que del susto se le han caído.
Cuando se reincorpora siente a alguien y se le aceleran los latidos.
Muy despacio da la vuelta y salta del miedo.
La Muerte ha venido por ella para llevarla al cementerio

Así, la Muerte fue recogiendo a todos los colaboradores de La Jornada.
Había sido una noche tan larga que se encontraba cansada.
-Esto sí que es desquitar las horas de trabajo,
-no como estos mortales que siempre se están quejando.

Al día siguiente, en La Jornada, algo muy extraño sucedió.
Estaba todo tan solo, pues nadie se presentó.
La Parca se los había llevado a todos la noche anterior.
¿Ahora qué pasaría con el mejor periódico de la nación?

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