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miércoles, 24 abril, 2024
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Muere tras ataque con ácido, campesino zacatecano que reclamaba pago del programa Bracero

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Por: ALMA RÍOS •

  • El hombre de 84 años arribó el 20 de marzo a la Ciudad de México; intentaron robarlo
  • Residía en Chichimequillas, comunidad que se encuentra a poco más de 30 kilómetros de distancia de la cabecera municipal de Fresnillo

Veinte años de lucha por obtener el dinero del fondo de ahorro derivado del programa Bracero acordado entre los gobiernos de Estados Unidos y México entre 1942 y 1964, que el Estado mexicano ha hecho perdedizos transexenalmente, terminaron de manera trágica para David Moreno Ibarra.

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El campesino de 84 años arribó el pasado 20 de marzo a la Ciudad de México junto con alrededor de 200 ex braceros procedentes de Zacatecas, a la que deseaba fuera la última manifestación por este reclamo, la Jornada Nacional del Movimiento de Ex Braceros y FAC; su esperanza estaba puesta en el relevo del gobierno federal ahora encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

“Él tenía su Sagrado Corazón, a todas horas se levantaba, se persignaba, y cuando él se fue dijo, Padre santísimo, que esta sea la última marcha para que nos den nuestro dinerito. Fue lo último que él me dijo, pídele a Dios vieja que ya esta marcha sea la última para que nos den nuestros centavitos para componer nuestra casa, ¡Mira tu cocina cómo la tienes!”.

Al momento en que gobernaba Amalia García la entidad, y Felipe Calderón el país, fue que David Moreno inició como otros zacatecanos implicados en el programa Bracero el reclamo de los recursos del Fondo de Ahorro Campesino que ha estimado el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM en un monto global de 5 billones 90 mil 231 millones 275 mil 310 pesos que al ser divididos en el número de contratos registrados arroja por cada jornalero mexicano, un millón 96 mil pesos.

Esta cifra no está reclamándose pero sí se ha propuesto como base para una negociación de modo de solucionar este problema histórico, precisó Efraín Arteaga Domínguez, dirigente en la entidad de Ex Braceros en Lucha AC, organización inscrita en el denominado Movimiento Unificado de Ex Braceros.

Para David Moreno Ibarra la movilización del 20 de marzo pasado sí fue la última, porque perdió la vida al ser víctima de un ataque con ácido, perpetrado con el objetivo de robarlo.

El botín que pudo obtener el o los atacantes a cambio de una vida de trabajo y lucha firme y convencida, siempre echada hacia adelante según refieren sus hijos y esposa, fue ínfimo; los delincuentes incluso desdeñaron llevarse consigo su teléfono celular pues no les resultó atractivo.

Las llamadas perdidas que reclamaban saber de él desde Chichimequillas, Fresnillo, fueron el medio para que un agente de policía informara a sus familiares sobre el atentado.

David Moreno fue trasladado al hospital Rubén Leñero desde algún punto en cercanías a la oficina de la Secretaría de Gobernación (Segob) donde alrededor de las 3:30 de la tarde se realizaba la manifestación pública de los ex braceros.

Su ausencia no fue detectada inmediatamente por el contingente del que se separó, suponen sus deudos, buscando conseguir un baño, pues su diabetes le implicaba la necesidad de orinar continuamente.

Tras el ataque murió finalmente el pasado lunes primero de abril a las 8:05 de la mañana por complicaciones derivadas de la diabetes que padecía y el daño que sufrieron órganos vitales al aspirar por vías respiratorias aéreas la sustancia, que también lastimó la piel de su rostro.

David Moreno trabajó varios periodos por contratos en los Estados Unidos, el último a finales de los años 50 del siglo pasado cuando regresó a Chichimequillas, comunidad que se encuentra a poco más de 30 kilómetros de distancia de la cabecera municipal de Fresnillo, a vivir de la siembra de frijol y maíz, luego de enterarse de que iba a nacer su primogénita, María Luisa, que hoy suma 62 años de edad.

Logró formar una familia que mantuvo por 68 años de la mano de su esposa María Concepción, con la que tuvo nueve hijos, y de la que derivan decenas de nietos.

La casa que lograron construir paulatinamente, cuarto por cuarto de adobe, el primero, lugar de los más añejos recuerdos y que en este momento luce abierto al sol sin el techo de lámina que otros espacios tienen, lo albergó por última vez este miércoles.

El señor David mantenía la ilusión de poder arreglar el hogar que compartía actualmente con su esposa, su hijo y nuera, y los hijos de estos, con el dinero de sus ahorros como ex bracero, por eso los reclamaba, quería además, renovar el viejo tractor con el que araba sus tierras ejidales.

Ayer la conversación sobre sus motivaciones, anhelos y esperanzas todavía vivas en las palabras de sus deudos, se realizó en parte frente a una cruz de cal que marca su ausencia, custodiada por cuatro cirios y coronada con su fotografía expuesta al amparo de un crucifijo.

Su familia ha decidido no reclamar justicia por su muerte, no ésta que conocen y que implica tener recursos económicos para alcanzarla, tiempo y paciencia para enfrentar burocracia, desinterés, ineptitud y hasta indiferencia.

“Si una investigación que le manden a uno que vaya uno a ver, que vaya a un citatorio, uno que a veces no tiene ni con qué moverse a Fresnillo, anda uno agarrando un ride (…) mis hermanos y yo pues se lo dejamos a Dios”, dice José Luis Moreno Hernández; lo escuchan en silencio Carlos, David y María Luisa.

Esta última agrega, “el consuelo que tenemos es que por medio de su celular supimos dónde quedó, nos lo trajimos, lo tenemos con nosotros…y pues Dios nuestro señor es muy grande y espero que lo que le hicieron a mi padre lo paguen ellos; no van a tener su conciencia tranquila”.

La señora Consuelo interviene para agradecer “de todo corazón a todos que me han apoyado, principalmente su viaje de allá para acá, ¿con qué nosotros…con qué se mueven mis hijos si no tenemos ni qué agarrar?”.

Tuvo incluso problemas para cobrar la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores de la que depende, derivados de la muerte de su esposo. Luego del asalto violento la organización a la que pertenecía David Moreno, le ofreció respaldo y acompañamiento a la familia.

En esta ocasión él fue el único integrante de Ex Braceros en Lucha procedente de Chichimequillas que participó en la marcha nacional. No quiso que le acompañara su esposa a la que siempre llevaba consigo para evitarle fatigas, ya que la manifestación estaba prevista para mantener un plantón durante un día más que no ocurrió porque el contingente fue atendido y ofrecido un acuerdo que les fue suficiente para retirarse del lugar.

Sus hijos lo recuerdan como un padre ejemplar para todos con un pensamiento “que era todo el tiempo seguir adelante, adelante, adelante…nada para atrás”.

“Tenía la esperanza de que se iba a arreglar eso”, dice José Luis.

-“¿Oiga papá, pues sí será?”.

-“Se va a hacer algún día, se va a hacer”, recuerda su respuesta.

-“Así que todo el tiempo para adelante, para adelante”.

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