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viernes, 29 marzo, 2024
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Alcalde de la capital, a favor de modificar el nombre de la colonia Díaz Ordaz

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Por: ALMA RÍOS •

“Se ha quitado un poco el miedo y las telarañas del cerebro”, opina habitante de este sector

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Hay que imaginar, invita la profesora jubilada Delia García Arellano al ejercicio mental, “todo lo que tenemos en nuestra cabeza y en nuestro entorno, en nuestra forma de ser; lo que implica todo lo que se te ha impuesto y que tú no cuestionaste durante mucho tiempo. Entonces, por eso es tan importante ahora la iniciativa de este grupo, porque sí te da la oportunidad de expresarte a cualquier nivel y está bien. Porque ni siquiera eso tenías, no tenías esa lucidez de poder estar consciente de que sí puedes hablar, sí puedes decir, sí puedes cuestionar”.

Se refiere la vecina de la colonia Díaz Ordaz a la iniciativa que otros vecinos y ciudadanos promueven en redes sociales para consultar a la población acerca de cambiar el nombre a este asentamiento humano de la capital del estado, lanzada en el 50 aniversario de la conmemoración de la Matanza de Tlatelolco.

García Arellano ha sido vecina de la colonia Díaz Ordaz durante 25 años en dos domicilios distintos. Pero también fue en esta zona donde trabajó los últimos 15 años activos hasta su jubilación, justo en el Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”.

Su reflexión sobre el tema del cambio de nombre promovido por la iniciativa ciudadana “No Más Díaz Ordaz” agrega que una retrospectiva al momento histórico en que se integró a la colonia.

“En aquellos tiempos ni siquiera me daba cuenta del nombre de Gustavo Díaz Ordaz, pero ahora creo que tenemos la responsabilidad de fijarnos en todo lo que hacemos y decimos. Y tomar esa responsabilidad que no tuvimos antes por miedo, por ignorancia”.

Así considera al actual como un momento de “muchísima reflexión” acerca de los muchos que murieron y siguen muriendo en el país a partir de 1968, “toda esa avalancha de crímenes que se vinieron después”.

No salirse del cuadrito
Delia García Arellano considera que fungió de manera importante el sistema educativo para modificar el pensamiento tanto de maestros como de alumnos “porque ya estaba todo programado, ya estaba todo escrito para nosotros, éramos nada más autómatas recibiendo órdenes”.

En su opinión el Partido Revolucionario Institucional (PRI) “se encargó muy bien de lavar el cerebro tanto de nosotros como de los niños con los programas, y no tuvimos otra opción más que callar”.

No obstante, piensa que era una responsabilidad del magisterio que debió haber asumido mucho antes, no solo la de quejarse de que el gobierno hizo esto o lo otro, sino que “tenía que caber algo de prudencia, de lógica, de cómo nos estaban enredando de tal magnitud que no podías zafarte, que no podías decir nada”.

García Arellano recuerda cómo sin tener formación política se daba cuenta como maestra que no tenía ninguna autoridad para decidir sobre los programas educativos.

“No tenías ninguna opción”, y cuando los cuestionaba, el solo hecho de hacerlo le implicaba que le etiquetaran el calificativo de “rojilla”.

“¡Ah, no. Es que tú eres rojilla! Yo que ni siquiera tenía claro que era rojillo. Pero te señalaban como tal” por querer “salirte de cuadrito”.

Procedente de una familia de maestros, expone que su quehacer en ese marco de restricción institucional era “trabajar nada más, o sea, pero no cuestionas”.

“Pero yo creo que sí teníamos que haber tenido esa responsabilidad de apoyar, de hablar, de decir en la forma en que tú quisieras: educando, cantando o escribiendo como lo hicieron muchos”.

Delia considera que si antes sólo algunos retaban a la disciplina vertical impuesta por el sistema, “ahora ha sido masivo el despertar con el pronunciamiento del gane de Andrés Manuel López Obrador”.

En su opinión, se han despertado conciencias y “se ha quitado un poco el miedo y las telarañas del cerebro…que bien trabajaron ¿eh? durante 70 o más años”, pero si se logra hacer lo que se ha planteado para el pueblo mexicano considera, “yo pienso que va a ser un triunfo y un gozo, porque la verdad es que yo ahorita estoy siempre como si estuviera de luto; en duelo”.

Habla la profesora de la violencia que diariamente se traga a hombres, mujeres, jóvenes y niños en Zacatecas y en el país.

“Entonces como que vuelve y nunca se acaba ese dolor y esa tristeza. Y esa falta de querer salir a la calle y gritar y decir, ¿cómo es posible que no hayamos hecho nada en este tiempo a partir del 68?”.

Su consideración a que justo la iniciativa “No Más Díaz Ordaz” no proviene del gobierno ni de partido político alguno sino de un grupo de personas que coinciden en una visión que condena la violencia de Estado, y por otro lado revindica el derecho de la población a apropiarse de sus espacios públicos, a autonombrarlos y así autodefinirse, fue referir que la mentalidad que se ha tenido durante muchos años “es de que siempre todo lo van a hacer en nombre de nosotros pero a nosotros no nos preguntan nada”.

“En ningún momento te van a preguntar, vamos a ponerle el nombre a esta calle, vamos a ver qué tipo de trabajo hizo esta persona para ponerle el nombre. Simplemente, aquí se llama Díaz Ordaz”.

Así, quien desde hace años vive allí o quien llega a un espacio rentado o compra el propio en la zona, acepta “todo lo que le den, porque así te formaron, porque así te hicieron creer, que todo lo que te dan es porque ellos ya lo tienen establecido”.

Se refiere a “cadenas de acuerdos” cupulares desde las que se han impuesto históricamente en el país “quién va a quedar como Presidente, quien será tesorero, quién estará en la Comisión de agua. Todo, todo, todo está establecido”.

Todo lo decidía el partido que estaba en el poder, “todo, ¿eh?, economía, educación, religión”, enlista.

En este momento histórico en México, caben todos los cuestionamientos a lo establecido, a todas las imposiciones.

“¿Por qué no?, como ciudadano tú trabajas, tú pagas tus impuestos (…) pero como nos fracturaron, nuestra mente está fracturada. En ese sentido no había manera de que pudieras siquiera analizar ese nombre”.

La maestra observa con beneplácito que la iniciativa de retirar el nombre de Gustavo Díaz Ordaz no es un fenómeno local ni individual sino una necesidad social en este momento.

“En la mañana –del 3 de octubre- vi en las noticias” que lo habían retirado de instalaciones del metro en la Ciudad de México, “a mí me parece excelente”. Y agrega que el hecho de que se retire no implica que “se va a olvidar la traición y la injusticia”.

Pero analiza que dejara de percibirse también para los ajenos, que había en este país una gran afecto por Gustavo Díaz Ordaz, ya que se le han destinado numerosas placas conmemorativas, y su nombre aparece en muchos espacios públicos.

“¡Ay miren, este hasta tiene su placa conmemorativa. Cómo lo quieren los mexicanos”. Invita nuevamente a reflexionar cuantas calles, escuelas, hospitales, monumentos, llevan su nombre.

“Yo no sé. Pero si hubiera un registro, sería vergonzoso. Entonces esta iniciativa me parece magnifica para poder expresar…y yo estoy muy de acuerdo en que sí, ojalá y un día pudiéramos quitar el nombre a esta colonia, sería un orgullo para mí ya no tener que tener este nombre aquí”.

Que se la ciudadanía
quien decida: UMH
Interrogado sobre la posibilidad de un cambio de nombre desde la iniciativa ciudadana a la colonia Díaz Ordaz, el presidente municipal de Zacatecas, Ulises Mejía Haro, manifestó, “aquí lo fundamental es que la gente se organice (…) nosotros como autoridad, nosotros como responsables, la única finalidad que tenemos es facilitar las peticiones de la ciudadanía. Si la ciudadanía así lo decide y está dispuesta a transitar al cambio de nombre de la colonia lo que tenemos es que convertirnos nosotros en los gestores de los ciudadanos para que eso se concrete”.

El alcalde de la capital se expuso a favor del cambio de nombre e incluso propuso que podría llamarse “colonia de la Paz”, o en el caso del segmento de periférico, Paseo de la Paz”, pero que la nomenclatura se dejaría finalmente a la decisión de la ciudadanía.

En su opinión la modificación para la colonia y paseo Díaz Ordaz, y otras calles con nomenclaturas como Marcelino García Barragán, Alfonso Corona del Rosal o Luis Echeverría Álvarez, también funcionarios del gabinete del expresidente mexicano cuestionados por su participación en desapariciones forzadas, tortura y asesinatos, no deben ser sólo de nombre.

“Sería más de la idea de que fuera un cambio integral, no solo de nombre sino de rostro, que se dignificaran esas áreas”.

Dijo que tiene previsto gestionar recursos ante la Federación para mejorar el Paseo Díaz Ordaz, y otras 150 calles y vialidades del municipio, con mezcla asfáltica, concreto hidráulico y adoquín, entre las que podrían estar algunas ubicadas en la colonia de mismo nombre.

“Entonces a mí me gustaría ir viendo toda esta iniciativa ciudadana, para no solamente cambiarle el nombre sino cambiarle también el rostro”.

Observó sobre la preocupación de los vecinos de que un cambio así les genere problemas con su domiciliación particular o comercial, que el Ayuntamiento puede hacer convenios con la CFE, la Secretaría de Hacienda, la Jiapaz, y el Instituto Nacional Electoral, “para que todo lo que diga Díaz Ordaz, no sé, se llame “De la paz”.

Mejía Haro comentó que desde hace años, vecinos habían manifestado ya su interés de hacer esta modificación, pero también durante la campaña proselitista que finalmente lo llevo a la alcaldía, recibió peticiones en este sentido por quienes viven en la Díaz Ordaz, sobre todo, de comerciantes del lugar, mismas que se incrementaron en el contexto de la conmemoración de la Matanza de Tlatelolco el pasado 2 de octubre, mediante mensajes inbox.

Sobre el procedimiento legal a seguir dijo que el primer paso es hacer la solicitud a los a los comités de participación ciudadana, quienes a su vez lo informarían al Ayuntamiento para que este lo ponga a consideración del Cabildo.

“Es un tema fundamental, por eso primero yo insisto que los comités de participación ciudadana se organicen, hagan la solicitud allí y ya entran las diferentes instancias. Ya podemos hacer los foros –ciudadanos-” en los que también participen como se expuso el Inegi, INE la Secretaría General de Gobierno del estado, la Dirección jurídica del municipio, “para ver todas las implicaciones que se tendrían”.

El funcionario comentó respecto de la posibilidad de una modificación normativa para el caso de integrar la voluntad de la población para nombrar nuevos fraccionamientos, que usualmente es el mismo desarrollador de vivienda quien decide cómo se llaman, pero sería una buena medida, inclusive un atractivo para la propia sociedad “y un valor agregado para el que vaya a vivir ahí consensarlo”.

“Mi colonia se llama fulanito y yo participé en el nombre, entonces agarras identidad. Sería una muy buena iniciativa donde los desarrolladores consensuaran con aquellos que ya están interesados en la compra de los lotes o ya compraron algunos”.

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